Europa, unida contra el desaf¨ªo terrorista
El brutal atentado yihadista de Bruselas exige una respuesta com¨²n de la UE
El autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s) volvi¨® ayer a asestar un dur¨ªsimo golpe en el mismo coraz¨®n de Europa. El doble atentado yihadista perpetrado en Bruselas, que ha causado al menos 30 muertos y decenas de heridos, no supone un atentado m¨¢s en una de las capitales europeas (como los de Par¨ªs, Londres o Madrid), sino un aut¨¦ntico desaf¨ªo a las instituciones de la Uni¨®n Europea y, por lo tanto, a todos sus ciudadanos que pueden ser v¨ªctimas de la violencia en cualquier momento.
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Este reto exige una respuesta com¨²n de todos los Estados miembros que incluya medidas de car¨¢cter pol¨ªtico, militar, policial y de inteligencia. Si el viejo continente quiere ganar la guerra al terrorismo yihadista debe superar las actuaciones nacionales y poner en marcha un aut¨¦ntico plan europeo que haga frente al mayor desaf¨ªo ¡ªjunto al de la inmigraci¨®n¡ª que tiene por delante. No hay que olvidar, adem¨¢s, que los refugiados que llegan a Europa huyen de los mismos terroristas que atacan nuestras ciudades.
En noviembre pasado, tras la matanza de Par¨ªs, el Gobierno franc¨¦s renunci¨® a solicitar la activaci¨®n de la cl¨¢usula de solidaridad prevista en el art¨ªculo 222 del Tratado de la UE, que hubiera implicado una respuesta colectiva y coordinada por parte de la Uni¨®n. Por el contrario, prefiri¨® actuar en solitario, ampar¨¢ndose en el art¨ªculo 42, que situaba la respuesta en el plano intergubernamental y fuera de las instituciones europeas.
Cuatro meses despu¨¦s esa decisi¨®n se ha demostrado err¨®nea, teniendo en cuenta que es probable que los terroristas que actuaron en Bruselas formaron en parte de los mismos comandos que asesinaron en Par¨ªs. Ni uno ni otro atentado buscaban atacar a una ciudad o a un pa¨ªs, sino a un grupo de Estados que han creado un modelo de civilizaci¨®n libre, pr¨®spero, solidario y tolerante con todas las culturas.
No estamos hablando de lobos solitarios ni de grupos marginales, sino de j¨®venes europeos radicalizados que odian ese modelo y est¨¢n dispuestos a matar y morir en una guerra sin cuartel. Son comandos bien organizados, con apoyos locales y formaci¨®n en la guerra en Siria o en algunos pa¨ªses de ?frica.
La inseguridad, la crisis de asilo y refugio y el auge populista pueden destruir el esp¨ªritu europeo
Europa se enfrenta a un desaf¨ªo enorme y muy delicado, al que los Estados miembros no se pueden enfrentar de forma individual. Es necesario abordarlo en com¨²n para evitar que los errores claros en la inteligencia de determinados pa¨ªses permitan nuevos atentados de este tipo.
La respuesta exige, en primer lugar, un gran acuerdo pol¨ªtico de las instituciones y de todos los pa¨ªses para actuar de forma coordinada. Hace tiempo que la UE no tiene fronteras internas (aunque en los ¨²ltimos meses se hayan cerrado por la crisis de los refugiados) y es imprescindible buscar respuestas europeas, porque la inseguridad terrorista, combinada con la crisis de asilo y refugio ¡ªy el auge de los populismos¡ª, puede llevarse por delante el esp¨ªritu que hizo grande a Europa.
El desaf¨ªo requiere tambi¨¦n medidas comunes en el terreno militar, policial y de inteligencia. Hay que actuar militarmente contra el ISIS, cuando y como se pueda (y con el apoyo de las otras potencias mundiales y de los pa¨ªses ¨¢rabes afectados), y policialmente contra los comandos que esperan su momento para matar. Pero, sobre todo, hay que perfeccionar los sistemas de inteligencia y definir las reglas del juego en la UE para investigar a los miles de ciudadanos potencialmente peligrosos: sin violar el principio de presunci¨®n de inocencia, pero sin pecar de inocentes y atarnos las manos a la espalda cuando toda Europa se enfrenta a una amenaza clara y rotunda.
Gracias al proyecto europeo de integraci¨®n, varias generaciones de ciudadanos no han conocido la guerra. Pero s¨ª han conocido y sufrido el terrorismo, y van a tener que vivir bajo su terrible amenaza durante mucho tiempo. Es el signo de nuestra era. No se trata de abrir un debate nominalista sobre si estamos en guerra o no: lo importante es tener claro que ante un nuevo modelo de terrorismo, salvaje y e indiscriminado, no son suficientes las viejas respuestas militares ni policiales.
En Espa?a, la pr¨¢ctica totalidad de los partidos ha sabido responder con unidad, dejando a un lado las luchas ideol¨®gicas o preelectorales, en l¨ªnea con los acuerdos contra el terrorismo yihadista firmados en los ¨²ltimos meses. Podemos est¨¢ al margen de ese gran pacto y deber¨ªa darse cuenta de que de nada sirven los mensajes de solidaridad cuando se mantiene como mero observador en una lucha en la que hay que comprometerse.
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