Obama busca cerrar el pasado

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha elegido Argentina, precisamente el d¨ªa en que se cumpl¨ªan 40 a?os del inicio de una de las m¨¢s atroces dictaduras latinoamericanas, para romper con el pasado oscuro de su pa¨ªs y su relaci¨®n con aquellos golpes militares de tan infausto recuerdo. Obama no lleg¨® tan lejos como les hubiera gustado a las v¨ªctimas (no ha pedido perd¨®n por las operaciones de Henry Kissinger, la Escuela de las Am¨¦ricas y la Operaci¨®n C¨®ndor), pero s¨ª admiti¨® ¡°una deuda en el pasado¡±. Busca as¨ª una reconciliaci¨®n entre EE UU y Am¨¦rica Latina en una relaci¨®n muy conflictiva por el intervencionismo estadounidense.

Es un buen momento para una autocr¨ªtica, que deber¨ªa ser m¨¢s rotunda si se quieren romper la desconfianza y los viejos recelos de las v¨ªctimas de aquellas dictaduras. La ausencia en el acto de Obama de Estela de Carlotto, l¨ªder de las Abuelas de Plaza de Mayo, muestra que a¨²n queda un largo camino por recorrer. El paso que ha dado Obama, sin embargo, est¨¢ cargado de significaci¨®n ¡ª¡°las democracias deben tener el valor de reconocer cuando no se est¨¢ a la altura de la situaci¨®n¡±, dijo en Plaza de la Memoria¡ª y empezar¨¢ a adquirir una consistencia mayor ¡ªpor lo menos en el Cono Sur¡ª cuando se empiecen a abrir los archivos militares de esa ¨¦poca y puedan conocerse, con perspectiva suficiente, importantes detalles de cuanto ocurri¨® entonces.

El presidente de EE UU aprovech¨® para lanzar un mensaje de rotundo apoyo a Mauricio Macri, nuevo aliado clave de la regi¨®n. Con este viaje queda claro el giro de 180 grados que ha dado Argentina con respecto al viejo antiamericanismo. Macri debe resolver problemas muy graves que afectan a los argentinos, sobre todo la inflaci¨®n, que sufren m¨¢s los que menos tienen. Ese es su reto interno. Fuera, el respaldo internacional no puede ser m¨¢s claro. Ahora tiene que saber aprovecharlo.