En caso de accidente, valer lo mismo que un hombre

En caso de muerte o incapacidad por un accidente de tr¨¢fico, las iran¨ªes recib¨ªan hasta ahora solo la mitad de la indemnizaci¨®n que sus conciudadanos hombres. El trabajo silencioso de las activistas llev¨® el asunto al Parlamento y, tras su aprobaci¨®n, el Consejo de Guardianes (la c¨¢mara de 12 juristas que revisa toda la legislaci¨®n) ha dado su visto bueno a la llamada Ley de Seguros a Terceros, que acaba con esa injusticia, seg¨²n anunci¨® hace unos d¨ªas la televisi¨®n estatal.

En Ir¨¢n, la normativa de seguros se rige por el concepto cor¨¢nico de diyya, o compensaci¨®n, a menudo traducido como ¡°dinero de sangre¡± por referirse a la indemnizaci¨®n econ¨®mica que puede reclamar a su agresor quien haya sido v¨ªctima de da?os, o su familia en caso de muerte. Aunque el Cor¨¢n no especifica que tenga que ser inferior para las mujeres, la mayor¨ªa de las escuelas isl¨¢micas lo han aceptado as¨ª (e incluso en menor proporci¨®n para quienes no sean musulmanes).

Ese ¡°dinero de sangre¡± tambi¨¦n se aplica en los casos de agresi¨®n intencionada si la v¨ªctima o su familia aceptan la compensaci¨®n, algo que puede librar de la pena de muerte al responsable de un asesinato. Sin embargo, la nueva ley, que entrar¨¢ en vigor en los 15 d¨ªas siguientes a que el Consejo de Guardianes se la comunique al Gobierno, no se extiende a esos asuntos. Si una mujer sufre heridas, o muere, como resultado de un ataque criminal, su compensaci¨®n seguir¨¢ siendo la mitad que la atribuida a un var¨®n. Aun as¨ª, para las feministas iran¨ªes constituye un precedente en su lucha por la igualdad.

La indemnizaci¨®n habitual en caso de que se cause la muerte de un hombre, sea por accidente o de forma intencional, est¨¢ fijada en 1.500 millones de riales (unos 45.000 euros). El pago por da?os var¨ªa en funci¨®n de la gravedad de las heridas causadas. La Rep¨²blica Isl¨¢mica extendi¨® esa compensaci¨®n a los varones que no sean musulmanes en 1991, aunque sigue excluyendo a aquellos cuya religi¨®n no reconoce, como los bahais, o a los ateos.