¡°Me gustar¨ªa que el pr¨®ximo en ser juzgado fuera George W. Bush¡±
El abogado de derechos humanos Reed Brody (HRW) ha sido clave en el enjuiciamiento del expresidente de Chad
La Contra nicarag¨¹ense, el general Pinochet, el s¨¢trapa haitiano Jean-Claude Duvalier, el ugand¨¦s Idi Amin, el et¨ªope Mengistu o las matanzas de T¨ªbet. El abogado Reed Brody (Nueva York, 1953) ha dedicado su vida a la defensa de las v¨ªctimas de violaciones de Derechos Humanos y a intentar llevar ante la Justicia a toda suerte de tiranos. Apodado el cazador de dictadores, ha sido pieza clave en el enjuiciamiento en Dakar del ex presidente de Chad, Hiss¨¨ne Habr¨¦, cuya sentencia se conocer¨¢ el pr¨®ximo 30 de mayo. Por primera vez en la historia, un dictador africano acusado de torturas, cr¨ªmenes de guerra y contra la Humanidad ha sido juzgado en aplicaci¨®n de la justicia universal gracias a la tenacidad y persistencia de sus v¨ªctimas. Desde 1999, Brody, consejero jur¨ªdico y portavoz de Human Rights Watch, trabaj¨® junto a ellas para que este juicio fuera posible. Ahora se plantea escribir un libro de todo ello.
¡°Ning¨²n tirano acepta con complacencia ser juzgado, Habr¨¦ ha intentado sabotear el proceso, pero nosotros nunca tuvimos miedo de la verdad¡±. En su opini¨®n, ¡°los cr¨ªmenes del r¨¦gimen est¨¢n muy documentados y as¨ª ha quedado claro en el juicio, tenemos miles de asesinatos y decenas de miles de encarcelamientos sin garant¨ªas¡±. El primer d¨ªa del proceso, el dictador, que se enfrenta a una posible condena a perpetuidad, trat¨® de presentarlo como una actuaci¨®n ¡°neocolonialista¡±, argumento repetido por quienes le defienden. Sin embargo, a juicio del abogado neoyorquino esto es "muy f¨¢cil de desmontar. Quienes lo han denunciado son chadianos, ellos fueron los arquitectos de este juicio, no el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni la Corte Penal Internacional. Ha habido un aplauso un¨¢nime a este juicio en el plano internacional¡±.
Tuvo que pasar un cuarto de siglo para que llegara este momento, pero Brody recibi¨® lecciones de superaci¨®n desde la infancia. Su padre, un jud¨ªo h¨²ngaro, pas¨® tres a?os en campos de trabajo alemanes. ¡°?l fue siempre muy discreto, solo me lo cont¨® al final de su vida y por mi insistencia, pero me impact¨® mucho. Fue de los pocos supervivientes de su campo y luego emigr¨® a EE. UU. sin un duro, trabajaba como obrero de d¨ªa y estudiaba por la noche. A los 57 a?os se doctor¨® en Lenguas y se convirti¨® en profesor universitario¡±.
En el Brooklyn de los a?os sesenta, donde casi todos eran negros o latinos, Brody era de los pocos ni?os de clase media. Y so?aba con ser abogado y con viajar. ¡°Quer¨ªa cambiar el mundo¡±. Tras graduarse con 23 a?os, se fue cinco meses a recorrer Sudam¨¦rica con el libro Las venas abiertas de Am¨¦rica Latina, de Eduardo Galeano, en la mochila. ¡°Por primera vez en mi vida me enfrent¨¦ a muchas realidades que no conoc¨ªa: Colombia, Ecuador, Per¨², Bolivia, Argentina, Chile. Recuerdo especialmente Potos¨ª, donde visit¨¦ las minas. Hac¨ªa un calor insoportable, la esperanza de vida all¨ª era de 39 a?os. Empec¨¦ a ver la relaci¨®n entre la prosperidad de mi pa¨ªs y la pobreza de los dem¨¢s. Y tambi¨¦n me tropec¨¦ con las dictaduras. En Argentina me quitaron el libro de Galeano en un control, pas¨¦ dos horas desnudo en el ba?o de la estaci¨®n de trenes de Rosario. Luego conoc¨ª la Chile de Pinochet, donde aprend¨ª espa?ol¡±.
Su primer empleo fue en la Fiscal¨ªa de Nueva York defendiendo a los consumidores, pero otras causas le reclamaban. A los 31 a?os escribi¨® un extenso informe en el que acreditaba las atrocidades cometidas por la Contra (movimiento armado opuesto al Gobierno sandinista) en Nicaragua, que provoc¨® que el Congreso de los EEUU cortara la financiaci¨®n a este grupo y que el mism¨ªsimo presidente de EEUU, Ronald Reagan, calificara a Brody de ¡°simpatizante sandinista¡±. ¡°Fue una experiencia de empoderamiento, de darme cuenta de que se pod¨ªa cambiar un poquito el rumbo de las cosas¡±, recuerda. Tras trabajar en la Comisi¨®n Internacional de Juristas defendiendo a abogados y jueces perseguidos por todo el mundo, su cruzada por los Derechos Humanos le llev¨® a El Salvador, Guatemala, T¨ªbet, Hait¨ª, Timor del Este o la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo.
Sin embargo, la detenci¨®n de Augusto Pinochet en 1998 a instancias del juez espa?ol Baltasar Garz¨®n lo cambi¨® todo, de hecho el caso Habr¨¦ es heredero directo del caso Pinochet. ¡°Cuando a finales de los noventa los lores brit¨¢nicos dijeron que un dictador pod¨ªa ser juzgado en cualquier lugar del mundo por violaciones de los Derechos Humanos hubo una especie de efervescencia en el mundo de la justicia internacional para llevar ante los tribunales a quienes parec¨ªa que estaban lejos del alcance de la Ley. Pod¨ªamos so?ar¡±. Para ese entonces, el abogado neoyorquino trabajaba ya para Human Rights Watch y las organizaciones internacionales de Derechos Humanos empezaron a buscar otros Pinochet.
El problema es que no todos los dictadores ni gobernantes del mundo que han cometido cr¨ªmenes de guerra se sentar¨¢n en el banquillo. ¡°Personalmente me gustar¨ªa que el pr¨®ximo Habr¨¦ fuera George W. Bush, que se le juzgara por las torturas, las prisiones secretas, Guant¨¢namo. Aunque a¨²n estamos muy lejos de que existan las condiciones pol¨ªticas para ello, lo cierto es que no se ha dicho la ¨²ltima palabra, de hecho Bush ha dejado de viajar¡±.
Brody insiste en que deben crearse las condiciones pol¨ªticas. ¡°En el momento en que Pinochet fue detenido en Londres coincid¨ªan factores pol¨ªticos. En Reino Unido acababa de ser elegido el laborista Tony Blair, que estaba empezando su viaje hacia el centro pero pod¨ªa ofrecer a Pinochet a sus bases; y en la sociedad espa?ola hab¨ªa un enorme apoyo a este proceso por toda la conciencia que existe sobre las dictaduras latinoamericanas. Cada vez que el Gobierno de Aznar intentaba interferir en la demanda presentada por el juez Garz¨®n, las asociaciones de Derechos Humanos y los medios de comunicaci¨®n montaban un gran revuelo", resume.
Tras la detenci¨®n de Pinochet fuimos contactados por Delphine Djiraibe, de la Asociaci¨®n de Derechos Humanos de Chad e iniciamos la investigaci¨®n sobre Habr¨¦. Pero no fue el ¨²nico caso. Recuerdo que el ex dictador et¨ªope Mengistu, que viv¨ªa en Zimbabue, viaj¨® a Sud¨¢frica por un tema de salud y aprovechamos para poner una demanda en este pa¨ªs, pero no prosper¨®. Igual ocurri¨® con Izzat Al Duri, el brazo derecho de Sadam Hussein, quien viaj¨® a Viena por cuestiones de salud en 1999 pero el Gobierno de Austria le permiti¨® salir del pa¨ªs. Hubo varios intentos. Lo que a m¨ª me interes¨® de Habr¨¦ es que se hab¨ªa refugiado en Senegal. Con el caso Pinochet se critic¨® que siempre son los pa¨ªses europeos los que juzgan a los dictadores del Tercer Mundo. Pues en este caso nos hemos salido de este paradigma. Senegal era un pa¨ªs a la vanguardia de la defensa de los Derechos Humanos, uno de los primeros en ratificar el tratado contra la tortura, etc, si Senegal juzgaba a Habr¨¦ la justicia universal ser¨ªa realmente justicia universal¡±.
Otro ejemplo de que algo podr¨ªa fallar en la justicia internacional es que hasta ahora la Corte Penal Internacional, en cuya creaci¨®n particip¨® el propio Brody, s¨®lo ha abierto procesos contra africanos, lo que ha generado un enorme recelo en el continente hasta el punto de que algunos jefes de Estado han amagado con abandonar el Estatuto de Roma. ¡°Pero eso no es un problema de la CPI¡±, argumenta Brody, ¡°sino del Consejo de Seguridad de la ONU que le facilita los casos de Sud¨¢n y Libia, pero no los de Chechenia, T¨ªbet o Guant¨¢namo. El problema es que Rusia, EEUU y China, que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad pero no firmantes del Tratado de Roma, pueden vetar cualquier intento de juzgar a sus presidentes o a los de aquellos pa¨ªses a los que ellos protegen. Es evidente que las cosas tienen que cambiar¡±.
Para Reed Brody es clave que los estados garanticen la aplicaci¨®n de la justicia universal, por eso fue una enorme decepci¨®n que?Espa?a reformara la Ley para introducir limitaciones en este principio el pasado 2014. ¡°Lo fue para todo el mundo. Espa?a era el templo de los Derechos Humanos, el ¨²ltimo recurso al que pod¨ªan acudir los guatemaltecos, los presos de Guant¨¢namo, los tibetanos. Hay tanta miseria en el mundo que cuando hay un pa¨ªs que ofrece posibilidades de justicia, todos quieren ir ah¨ª y al final el barco se hunde. La soluci¨®n ser¨ªa que todos los pa¨ªses ofrezcan un mejor nivel de protecci¨®n de los Derechos Humanos¡±.
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