El camino despu¨¦s de la cumbre de Par¨ªs
Tres claves para convertir en realidad el nuevo acuerdo sobre el clima
La cumbre del clima de Par¨ªs (COP21) fue un ¨¦xito. Pero seg¨²n Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico (UNFCCC, por sus siglas en ingl¨¦s), esa fue la parte f¨¢cil. El 12 de diciembre de 2015, 195 Gobiernos adoptaron un¨¢nimemente un acuerdo hist¨®rico para limitar el calentamiento global a menos de dos grados cent¨ªgrados y hacer esfuerzos para mantenerse dentro del l¨ªmite de 1,5 grados por encima de los niveles de la ¨¦poca preindustrial. Estos objetivos se deber¨¢n cumplir mediante acciones nacionales voluntarias y aumentando el flujo de financiaci¨®n para el clima. El acuerdo tambi¨¦n incluye un mecanismo para incrementar la acci¨®n cada cinco a?os a partir de 2018 y no permite retrocesos.
Se han tardado 20 a?os en llegar a este acuerdo. Mientras tanto hemos seguido quemando combustibles f¨®siles, que hoy d¨ªa cubren el 81% de nuestros patrones de producci¨®n, consumo y transporte. Con el Protocolo de Kioto se intentaron reducir las emisiones mundiales. Sin embargo, hoy en d¨ªa, dos terceras partes de las procedentes de la quema de combustibles f¨®siles se originan en tan solo 10 pa¨ªses. ?nicamente cinco de ellos est¨¢n comprometidos con el protocolo. Los mayores responsables (China, India y Estados Unidos) no lo est¨¢n. La temperatura media mundial ya ha aumentado casi un grado cent¨ªgrado.
Si la COP21 ha sido la parte f¨¢cil, ?qu¨¦ obst¨¢culos tenemos que esperar? He aqu¨ª tres claves para entender mejor c¨®mo podemos convertir en realidad el Acuerdo de Par¨ªs. Esa es la parte dif¨ªcil todav¨ªa pendiente.
1. Las pol¨ªticas no deber¨ªan repetir los errores del pasado
Los pol¨ªticos no deber¨ªan caer en los mismos graves errores, especialmente en Estados Unidos. El presidente Clinton firm¨® el Protocolo de Kioto, pero el Congreso nunca lo ratific¨®. En 1997, la resoluci¨®n Byrd-Hagel del Senado dej¨® claro que Estados Unidos no ratificar¨ªa ning¨²n acuerdo sobre el clima que debilitase la competitividad econ¨®mica nacional y que no incluyese a todos los principales pa¨ªses en desarrollo (en aquel entonces, ante todo, a China). Despu¨¦s de que Estados Unidos optase por no ratificar el protocolo, una serie de grandes econom¨ªas, entre ellas Rusia, Canad¨¢ y Jap¨®n, lo abandonaron. Al final, Kioto solo inclu¨ªa a Europa y Nueva Zelanda (que representaban el 14% de las emisiones mundiales).
Para que el Acuerdo de Par¨ªs entre en vigor tienen que ratificarlo, aceptarlo, aprobarlo o adherirse a ¨¦l como m¨ªnimo 55 pa¨ªses responsables de al menos un 55% del total mundial de emisiones. Sin embargo, en Estados Unidos hay una clara divisi¨®n pol¨ªtica sobre la agenda de Obama en cuanto al clima y el Acuerdo de Par¨ªs. En las elecciones de mitad de mandato de noviembre de 2014, los republicanos obtuvieron el control del Senado, lo cual acrecent¨® su poder en los dos a?os finales de la presidencia de Obama, as¨ª como en los dos primeros de la siguiente.
El 9 de febrero de este a?o el Tribunal Supremo de Estados Unidos suspendi¨® temporalmente el Plan de Energ¨ªa Limpia de Obama para reducir las emisiones de carbono de las centrales el¨¦ctricas en un tercio de los niveles de 2005 de aqu¨ª a 2030. La producci¨®n de electricidad es la principal fuente de CO2 de Estados Unidos y, por lo tanto, ese plan es la pieza clave de la estrategia de Obama para el clima.
Cinco jueces republicanos votaron en contra, mientras que cuatro dem¨®cratas lo hicieron a favor. Puede que con ello hayan hecho algo m¨¢s que retrasar el programa de Obama en relaci¨®n con el clima. Si, al final, el plan se rechaza, podr¨ªa restar eficacia al hist¨®rico acuerdo de Par¨ªs.
Sin el Plan de Energ¨ªa Limpia, Estados Unidos no estar¨¢ en condiciones de alcanzar la meta fijada en Par¨ªs de reducir sus emisiones de carbono entre un 26 y un 28% con respecto a los niveles de 2005 de aqu¨ª a 2025. Este compromiso se plante¨® asumiendo que el plan se aplicar¨ªa en su totalidad.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos est¨¢n a la vuelta de la esquina. Es posible que el cambio clim¨¢tico acabe formando parte de la lista de temas que pueden dividir al electorado estadounidense. Trump, actual favorito de la carrera republicana, ha dicho que el discurso del presidente Obama en la cumbre del clima de Par¨ªs del pasado diciembre hab¨ªa sido una de las declaraciones m¨¢s est¨²pidas que hab¨ªa o¨ªdo nunca. Cruz, otro de los competidores republicanos, ha prometido retirarse del Acuerdo de Par¨ªs si es elegido presidente.
Los costes de financiaci¨®n de los proyectos suelen ser m¨¢s altos que en las econom¨ªas desarrolladas
Desde Kioto, los ciudadanos estadounidenses han tomado cada vez m¨¢s conciencia del cambio clim¨¢tico y de sus efectos adversos. El n¨²mero de los que lo niegan ha descendido considerablemente, pero todav¨ªa quedan algunos. No obstante, en m¨¢s de 20 a?os de pol¨ªticas sobre el clima hemos aprendido que no debemos dar nada por sentado. Las pol¨ªticas nacionales siempre pueden interferir en el r¨¦gimen clim¨¢tico mundial, especialmente en Estados Unidos.
Pero esta vez, si realmente nos preocupa el cambio clim¨¢tico, las cosas tienen que ser diferentes que en Kioto. Nos quedan 21 a?os de nuestro presupuesto de carbono para limitar el calentamiento global a menos de dos grados en comparaci¨®n con los niveles preindustriales. Y, si queremos quedarnos por debajo de 1,5 grados, tenemos todav¨ªa menos tiempo.
2 Tenemos que garantizar la coherencia ente las acciones clim¨¢ticas nacionales
El Acuerdo de Par¨ªs se construy¨® en torno a las denominadas Contribuciones Previstas Determinadas en el ?mbito Nacional (INDC, por sus siglas en ingl¨¦s), en las que los pa¨ªses expon¨ªan las acciones nacionales que ten¨ªan la intenci¨®n de emprender para luchar contra el cambio clim¨¢tico. Los compromisos de los pa¨ªses presentados hasta la fecha abarcan el 98% de las actuales emisiones mundiales.
Las INDC se expresaron en t¨¦rminos muy dispares en los distintos lugares del mundo. Muchos Gobiernos encomendaron a empresas consultoras la preparaci¨®n de sus contribuciones, que a menudo se basan en supuestos distintos y en estrategias nacionales diferentes. En vez de basarse en proyectos coherentes, los Gobiernos definieron sus compromisos individuales, lo cual dio como resultado una gran variedad de INDC (con fechas de referencia, objetivos relacionados con los gases de efecto invernadero, metas de intensidad y objetivos no relacionados con los gases de efecto invernadero, como las metas en materia de energ¨ªa renovable).
Los pa¨ªses deben tener en cuenta su potencial de reducci¨®n de emisiones a largo plazo m¨¢s que sus necesidades a corto plazo
En el marco del Acuerdo de Par¨ªs, las INDC se convertir¨¢n en una especie de planes clim¨¢ticos nacionales. Es urgente garantizar que las acciones de cada pa¨ªs son l¨®gicas y guardan coherencia unas con otras. Debemos desarrollar y utilizar medidas comunes, anteproyectos con una amplia aceptaci¨®n y sistemas reforzados de intercambio de informaci¨®n. Todav¨ªa queda un largo camino por recorrer a este respecto, pero deber¨ªamos hacerlo como muy tarde en 2018, fecha en la que se convocar¨¢ a los pa¨ªses para revisar e incrementar su acci¨®n.
Un punto importante es que el an¨¢lisis del efecto agregado de los compromisos nacionales apunta a un aumento global de la temperatura de 2,7 grados cent¨ªgrados, lo cual presiona a los Gobiernos para que consideren c¨®mo elevar el list¨®n de su ambici¨®n. Para que esto ocurra, los pa¨ªses deber¨ªan poner en pr¨¢ctica acciones que tengan en cuenta su potencial de reducci¨®n de emisiones a largo plazo m¨¢s que sus necesidades a corto plazo. Aunque los or¨ªgenes de las emisiones de gases de efecto invernadero pueden variar de un pa¨ªs a otro, hay tendencias predecibles asociadas a condiciones tales como el estadio de desarrollo econ¨®mico, la dependencia de las importaciones de energ¨ªa, el tama?o de la poblaci¨®n y los cambios en el estilo de vida de los ciudadanos.
3. Tenemos que vincular a los inversores con las oportunidades de un modelo de bajas emisiones de carbono en las econom¨ªas en r¨¢pido desarrollo
Para 2035, las econom¨ªas en r¨¢pido desarrollo ser¨¢n responsables por s¨ª solas de la totalidad del aumento de las emisiones globales (con un porcentaje del 29%). Se trata de un grupo relativamente reducido de menos de 20 pa¨ªses tanto grandes (China o India) como peque?os (Marruecos o Chile).
Para controlar y reducir eficazmente las emisiones mundiales, tenemos que vincular a los inversores con las oportunidades de un modelo de bajas emisiones de carbono en las econom¨ªas en r¨¢pido desarrollo. Las energ¨ªas renovables y las tecnolog¨ªas energ¨¦ticamente eficientes poseen el mayor potencial de reducci¨®n de emisiones. Las energ¨ªas renovables permiten descarbonizar el sector el¨¦ctrico, responsable de la mayor parte de las emisiones de los pa¨ªses emergentes. Por su parte, las tecnolog¨ªas energ¨¦ticamente eficientes ofrecen la posibilidad de reducir la cantidad de energ¨ªa necesaria para suministrar productos y servicios. Estas tecnolog¨ªas tambi¨¦n tienen un enorme potencial en cuanto a creaci¨®n de puestos de trabajo.
Sin embargo, en este grupo de pa¨ªses, los altos riesgos asociados a los obst¨¢culos t¨¦cnicos, normativos y financieros ejercen un efecto disuasorio sobre las inversiones vinculadas a emisiones bajas de carbono. En consecuencia, los costes de financiaci¨®n de los proyectos suelen ser m¨¢s altos que en las econom¨ªas desarrolladas. Por eso necesitamos pol¨ªticas eficaces capaces de reducir los riesgos y fomentar las inversiones en iniciativas de bajas emisiones de carbono en los pa¨ªses emergentes.
India, la econom¨ªa que m¨¢s r¨¢pidamente crece del mundo, es uno de los casos m¨¢s elocuentes. Se prev¨¦ que en 2022 superar¨¢ a China y se convertir¨¢ en el pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta. De los 1.300 millones de personas que viven sin acceso a la electricidad, una cuarta parte reside en la India rural. Mediante el desarrollo de las energ¨ªas renovables, y especialmente de la solar, el Gobierno de Modi quiere ampliar el acceso a la electricidad y satisfacer la cada vez mayor demanda de energ¨ªa el¨¦ctrica de la ciudadan¨ªa. En pocos a?os, India ha instalado cinco gigavatios de potencia. Actualmente, Modi est¨¢ implementando nuevas pol¨ªticas con un ambicioso objetivo de despliegue de 100 gigavatios para 2022, m¨¢s del doble de la capacidad solar actual de China y Alemania, los dos pa¨ªses l¨ªderes en este tipo de energ¨ªa.
Los Gobiernos deben ser constantes en sus pol¨ªticas de bajas emisiones de carbono. Siempre que un nuevo gobierno da un giro pol¨ªtico, los inversores se marchan a otro sitio
En la cumbre COP21, los presidentes Modi y Hollande presentaron una Alianza Solar Internacional de m¨¢s de 120 pa¨ªses. India est¨¢ realizando una inversi¨®n inicial de 30 millones de d¨®lares para instalar la sede central de la alianza en Gurgaon, en el estado de Haryana. El objetivo final es reunir 400 millones de d¨®lares.
Para las econom¨ªas en r¨¢pido desarrollo, los planes clim¨¢ticos nacionales, junto con las asociaciones p¨²blicas-privadas, en el marco del Acuerdo de Par¨ªs, representan importantes oportunidades de atraer inversiones en proyectos con bajas emisiones de carbono. Si los Gobiernos muestran un compromiso real y la capacidad institucional de transformar las pol¨ªticas en proyectos, los inversores acudir¨¢n a ellos.
Asimismo, los Gobiernos deben ser constantes en sus pol¨ªticas de bajas emisiones de carbono. Siempre que un nuevo gobierno da un giro pol¨ªtico, los inversores se marchan a otro sitio (y, normalmente, no vuelven) porque pierden confianza. Al final, los inversores necesitan saber con certeza cu¨¢les son las reglas, sobre todo en los pa¨ªses en r¨¢pido desarrollo.
Luigi Carafa es investigador del CIDOB (Barcelona Center for International Affairs) y coorganizador de Barcelona Climate Futures, un nuevo foro de di¨¢logo para identificar los principales desaf¨ªos y soluciones aplicables en el marco del Acuerdo de Par¨ªs.
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