Los siete hermanos que se criaron con 20.000 libros
Un arque¨®logo entre los guerreros de Xian, una paleoantrop¨®loga en el C¨¢ucaso, un pediatra en Kazajist¨¢n... Los Martin¨®n Torres despuntan tras crecer en una biblioteca
¡°Todas las personas mayores fueron primero ni?os, aunque pocas de ellas lo recuerdan¡±, proclama la primera p¨¢gina de El Principito. Su autor, el aviador franc¨¦s Antoine de Saint-Exup¨¦ry, puntualizaba que exist¨ªan excepciones a esta regla del olvido: adultos que recuerdan aquella ¨¦poca ¡ªsu infancia¡ª en la que en vez de un sombrero ve¨ªan una boa digiriendo un elefante. Los siete hermanos Martin¨®n Torres, nacidos por separado en Ourense entre 1971 y 1982, son de esas pocas ¡°personas mayores¡± que evocan su ni?ez v¨ªvidamente. Y su memoria se?ala hacia un mismo lugar m¨¢gico: la biblioteca de sus padres.
¡°Los siete hermanos crecimos con la naturalidad de que la biblioteca fuera la mayor habitaci¨®n de la casa. All¨ª hab¨ªa unos 20.000 libros, con dos o tres capas de vol¨²menes en cada estante¡±, rememora Marcos Martin¨®n Torres, de 38 a?os y catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa en el University College de Londres. De ni?o, viv¨ªa aventuras ¨¦picas sin alejarse de los anaqueles. Hoy, su vida transcurre entre los guerreros de terracota de Xian, en China, y las estatuas de oro precolombinas de los alrededores de Bogot¨¢, en Colombia. Su objetivo es identificar a los artistas individuales que parieron estas obras: sacar del anonimato a los picassos chinos y americanos.
La biblioteca era la mayor habitaci¨®n del piso de los Martin¨®n Torres en Ourense
Aquella biblioteca de un piso de Ourense repleta de epopeyas de papel se convirti¨® en una f¨¢brica de cerebros dedicados a la ciencia. Marcos, el arque¨®logo, es el quinto hermano, nacido en 1977. Mar¨ªa, de 1974, es investigadora en los yacimientos de Atapuerca (Burgos) y una de las principales expertas en evoluci¨®n humana del mundo. Federico, el hermano mayor, de 1971, es uno de los pediatras m¨¢s citados de Espa?a y una referencia en vacunaci¨®n infantil en Europa. Y, as¨ª, suma y sigue toda la familia.
¡°En mi casa hab¨ªa veneraci¨®n por los libros, como fuente de entretenimiento, de conocimiento, de consuelo¡±, recuerda Mar¨ªa Martin¨®n Torres, cuyos estudios de f¨®siles asi¨¢ticos est¨¢n reescribiendo la prehistoria del ser humano. Hace unos meses, anunci¨® el hallazgo de los restos de 47 personas en la cueva de Fuyan, en el sur de China. Eran Homo sapiens fallecidos hace m¨¢s de 80.000 a?os y demostraban que nuestra especie estaba en Asia mucho antes de lo que se pensaba.
Mar¨ªa creci¨® fascinada por las aventuras de Sherlock Holmes y los libros de Julio Verne. Luego, su propia vida se convirti¨® en ocasiones en una odisea. En 2007, la paleoantrop¨®loga se encontraba en Tiflis (Georgia), estudiando f¨®siles humanos de 1,8 millones de a?os hallados en el C¨¢ucaso, cuando los aviones rusos comenzaron a bombardear la capital georgiana. La investigadora logr¨® huir en el ¨²ltimo avi¨®n que despeg¨® de la ciudad. Poco despu¨¦s, un misil convirti¨® en escombros una de las pistas del aeropuerto.
¡°Nuestros padres no nos dec¨ªan que fu¨¦ramos los mejores m¨¦dicos, sino que di¨¦ramos la mejor versi¨®n de nosotros mismos en lo que nos gustara. Todo el mundo es potencialmente bueno en algo y el quid es encontrar en qu¨¦¡±, explica Mar¨ªa. El lema familiar recuerda a otra de las frases m¨ªticas de El Principito: ¡°Se debe pedir a cada cual lo que est¨¢ a su alcance realizar¡±.
El padre de los siete hermanos es Federico Martin¨®n S¨¢nchez, bibli¨®filo y jefe del departamento de Pediatr¨ªa del Hospital de Ourense hasta su reciente jubilaci¨®n. La madre es Georgina Torres, mel¨®mana y enfermera hasta que lo dej¨® para criar a sus hijos. ¡°Nuestros padres nunca nos dijeron lo que ten¨ªamos que hacer. Nos dieron los medios para tener curiosidad intelectual. Yo quise ser arque¨®logo desde muy peque?o, porque estaba expuesto al arte y a la historia sin salir de casa. Ni siquiera pas¨¦ por la fase de querer ser futbolista¡±, explica Marcos.
Las investigaciones del arque¨®logo, en ocasiones, han servido para reescribir los libros de historia que tanto le gustaba hojear de peque?o en la biblioteca de sus padres. Marcos dirigi¨® la tesis doctoral del primer proyecto arqueol¨®gico en Ruanda despu¨¦s del genocidio, que en 1994 dej¨® 800.000 muertos, muchos de ellos a machetazos en la cabeza. ¡°Los ruandeses cre¨ªan que su industria del hierro la hab¨ªan llevado los europeos. Nosotros demostramos que esas tecnolog¨ªas estaban all¨ª 2.000 a?os antes de que llegaran los europeos. Es un ejemplo de c¨®mo la arqueolog¨ªa puede solucionar una historia tergiversada¡±, aplaude Marcos.
El hermano mayor, Federico, s¨ª sigui¨® los pasos de su padre. Y los de su abuelo, Federico Martin¨®n Le¨®n, otro pediatra de Ourense. De ni?o, se sumerg¨ªa en los miles de art¨ªculos m¨¦dicos de la biblioteca, subrayados del primero al ¨²ltimo. ¡°A m¨ª me gustaba lo que hac¨ªan, pero nunca hubo presi¨®n para que me dedicara a la pediatr¨ªa¡±, afirma. El joven Federico Martin¨®n Torres, sin embargo, se licenci¨® con el premio nacional al mejor expediente acad¨¦mico. Hoy lidera el Grupo de Investigaci¨®n en Gen¨¦tica, Vacunas, Infecciones y Pediatr¨ªa (GENVIP), un equipo de una veintena de cient¨ªficos en Santiago de Compostela que lucha con nuevos enfoques contra enfermedades infantiles.
¡°En medicina, si no estudias est¨¢s abocado a la mediocridad. Pero, sobre todo, tus pacientes estar¨ªan abocados a la mediocridad de su m¨¦dico¡±, esgrime. Federico, colaborador de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud en brotes epid¨¦micos, fue testigo en las estepas de Kazajist¨¢n de los efectos letales del sarampi¨®n en personas no vacunadas. ¡°He visto a ni?os morir por enfermedades prevenibles con vacunas, as¨ª que no soporto ver aqu¨ª en Espa?a a energ¨²menos antivacunas sin base cient¨ªfica que no son conscientes del da?o que hacen¡±, lamenta.
Como Federico, la peque?a de los siete hermanos, Nazareth, de 33 a?os, tambi¨¦n es pediatra. Acaba de recibir el premio extraordinario de la Universidad de Salamanca por su tesis sobre las bases gen¨¦ticas de la enfermedad meningoc¨®cica, una infecci¨®n bacteriana de las membranas que rodean al cerebro. Si no se trata, como ocurre muchas veces en los pa¨ªses del ?frica subsahariana, el mal es mortal en el 50% de los casos. La enfermedad hace estragos a lo largo del llamado cintur¨®n de la meningitis, que recorre el continente africano de costa a costa, desde Senegal hasta Etiop¨ªa. En esa franja, los vientos polvorientos de la estaci¨®n seca se al¨ªan con el fr¨ªo nocturno para facilitar las infecciones bacterianas y se desencadenan epidemias, en ocasiones letales.
¡°Donde hay mayor incidencia es en el cintur¨®n de la meningitis, pero la enfermedad meningoc¨®cica tambi¨¦n es la primera causa de muerte por infecci¨®n en ni?os en los pa¨ªses desarrollados¡±, advierte Nazareth. Su investigaci¨®n se?ala a determinadas regiones de nuestros genes que influyen en que una persona muera por la infecci¨®n mientras que otra sale indemne. Ah¨ª pueden esconderse claves para salvar vidas.
La segunda hermana Martin¨®n Torres, Georgina, nacida en 1972, es geriatra en el Hospital General Universitario de Ciudad Real y miembro de la red Cochrane, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que agrupa a m¨¢s de 37.000 investigadores de 130 pa¨ªses para producir informaci¨®n sanitaria cre¨ªble y libre de patrocinios comerciales. Georgina tambi¨¦n defender¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas su tesis doctoral, dedicada a la vejez en la obra pict¨®rica de Vel¨¢zquez. ¡°Lo elegimos porque es el mejor retratista de todos los tiempos¡±, explica Georgina. Habla en plural porque su director de tesis es su propio padre, ¡°un m¨¦dico humanista total¡±, en sus palabras.
Con ojos de geriatra, Georgina ha analizado cuadros de Vel¨¢zquez como Vieja friendo huevos o Cristo en casa de Marta y Mar¨ªa, ambos pintados alrededor de 1618 y presuntamente con la misma modelo: la suegra de Vel¨¢zquez. ¡°En los cuadros de Felipe IV se aprecia muy bien su proceso de envejecimiento. Se deprimi¨® por el ocaso del imperio espa?ol y Vel¨¢zquez lo reflej¨® en sus cuadros¡±, detalla Georgina, que ha escrito su tesis en sus ratos libres y, c¨®mo no, en la biblioteca de sus padres.
Mateo, el hermano de 1975, es inform¨¢tico y trabaja como gestor en una empresa de alimentaci¨®n en Santiago de Compostela. Y Lucas, de 1980, ha salido el hermano m¨¢s de letras. Es periodista: director general de comunicaci¨®n de la Xunta de Galicia. Con 27 a?os, Lucas ya escrib¨ªa los discursos de Alberto N¨²?ez Feij¨®o, hoy presidente gallego. La prensa local le compar¨® con Jon Favreau, el joven que escrib¨ªa los discursos de Barack Obama. El ¨¦xito de los siete hermanos no se debe solo a aquella biblioteca, seg¨²n bromea Federico: ¡°Tener una familia numerosa te aviva. Porque sabes que si quieres repetir postre tienes que ser m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s vivo que tus seis hermanos¡±.
Desde el domingo 10, con EL PA?S y 'Materia',? llega la Biblioteca 'Descubrir la ciencia', una colecci¨®n en la que encontrar¨¢s las grandes ideas de la ciencia como nunca te las hab¨ªan explicado.
Letras, ciencias y momias de ni?os incas
¡°La biblioteca de mis padres era un sitio c¨¢lido, lleno de libros, donde todos los hermanos quer¨ªamos estar, aunque fuera para leer un cuento¡±, recuerda el pediatra Federico, el mayor de los siete Martin¨®n Torres. Entre los m¨¢s de 20.000 vol¨²menes de su biblioteca se encontraban incunables, obras m¨¦dicas y primeras ediciones de grandes cl¨¢sicos. Letras y ciencias entreveradas en pilas de libros que llegaban hasta el techo. ¡°Aprendimos la permeabilidad entre las diferentes ramas del conocimiento¡±, apunta Marcos, el hermano arque¨®logo en el University College de Londres. ¡°Si cog¨ªas de un estante un libro de medicina del siglo XVII, aprend¨ªas medicina, pero tambi¨¦n historia y arte¡±, explica.
Ese mestizaje de conocimientos se nota en el trabajo diario de los siete hermanos. Por ejemplo, en el de Federico. De vez en cuando cuelga la bata de pediatra del Hospital Cl¨ªnico Universitario de Santiago de Compostela y se atreve con pacientes ins¨®litos, como la momia de un ni?o de 7 a?os asesinado por los incas hacia el a?o 1500. El ADN del chico, sacrificado a los dioses a 5.300 metros de altura en el Aconcagua, confirm¨® que los primeros americanos llegaron al continente hace unos 15.000 a?os. El estudio del equipo de Federico, publicado en noviembre en la revista Scientific Reports, fue la primera vez que se le¨ªa el genoma mitocondrial entero de una momia americana. "Desde ni?os hemos visto a nuestros padres leer y estudiar m¨¢s all¨¢ de su jornada laboral. Nos dieron el ejemplo a seguir, la inspiraci¨®n y los medios necesarios: los libros", sostiene.
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