Cinco minutos de gloria... en medio de las tragedias
Uno de los rehenes del avi¨®n de EgyptAir secuestrado posa sonriente con el supuesto terrorista
La imagen de un joven demasiado sonriente para la escena que estaba protagonizando coloniz¨® el martes las portadas de la prensa brit¨¢nica y generosos espacios en medios de todo el mundo. El brit¨¢nico Ben Innes, de 26 a?os, consigui¨® sus cinco minutos de gloria posando complacido junto a Seif Edin Mustaf¨¢, que unas horas antes hab¨ªa mantenido en vilo a las autoridades al secuestrar el avi¨®n en el que viajaba y desviarlo hacia Chipre. La foto, en la que puede verse al secuestrador con un supuesto cintur¨®n explosivo, muestra la facilidad con la que, incluso en un contexto de amenaza e incertidumbre, la mayor de las banalidades puede convertirse en un fen¨®meno viral.
Cuando la ma?ana del martes se supo que un avi¨®n de EgyptAir que cubr¨ªa el trayecto entre Alejandr¨ªa y El Cairo hab¨ªa sido secuestrado con 56 personas a bordo, nos preparamos para lo peor. En nuestra retina estaban a¨²n recientes las terribles im¨¢genes del atentado yihadista que acababa de dejar 32 muertos en el aeropuerto y el metro de Bruselas y el recuerdo no menos vivo del avi¨®n ruso derribado en octubre con sus 224 pasajeros sobre el monte Sina¨ª. El suceso hac¨ªa presagiar un nuevo episodio terrorista. La locura yihadista nos golpea con tanta frecuencia que seguir los informativos se ha convertido en una especie de torbellino emocional. Sabemos que la amenaza puede estar agazapada en cualquier parte. El terrorismo yihadista ha introducido la novedad de que todos somos posibles objetivos simplemente por el hecho de estar ah¨ª, y eso nos hace sentirnos vulnerables. Por eso cuando se supo que el secuestrador no era un terrorista, sino una persona desequilibrada, y que finalmente se hab¨ªa entregado sin que los siete rehenes que reten¨ªa sufrieran da?o alguno, el episodio cambi¨® r¨¢pidamente de registro y se convirti¨® en una fuente de memes, entre los que la foto de Ben Innes brill¨® con intensidad.
La cuesti¨®n es, ?en qu¨¦ estaba pensando el osado pasajero cuando le propuso al secuestrador hacerse esa foto? Ante la pol¨¦mica suscitada, Innes ha dicho que lo ¨²nico que pretend¨ªa era acercarse lo suficiente para poder comprobar si el explosivo era verdadero o falso. Pero ese prop¨®sito resulta poco cre¨ªble. Tal pretensi¨®n no concuerda ni con la expresi¨®n de su cara ni con la evoluci¨®n de los acontecimientos. Tampoco con la explotaci¨®n que de la imagen ha hecho ¨¦l mismo en las redes. Y adem¨¢s, no fue el ¨²nico. Tambi¨¦n una azafata se hizo una foto con el secuestrador. Desde luego no es esa la conducta que se espera de alguien que, por la l¨®gica de la situaci¨®n, deber¨ªa pensar que puede morir en el instante siguiente. Y ah¨ª est¨¢ el pat¨¦tico nudo de esta historia, fiel reflejo del tipo del mundo en el que vivimos. Todo puede cambiar de significado en un instante. Como en la pel¨ªcula de Woody Allen, Match Point, depende de hacia qu¨¦ lado caiga el anillo o la moneda. Afortunadamente para Ben Innes, lo que ha ocupado las portadas que le han hecho famoso por un instante no es su cuerpo destrozado, sino su hiriente frivolidad. Otros no han tenido tanta suerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.