?Socorro, mi beb¨¦ me agobia!
Mamitis: sentimiento de apego exagerado de los peques a partir de un a?ito de edad
Esto que voy a decir puede sonar a muy mala madre, pero los beb¨¦s, a veces, agobian. Y mucho. No me refiero al agobio de los primeros d¨ªas en casa, ni siquiera de los primeros meses, cuando no sabes muy bien qu¨¦ hacer con ese cachito de carne tan mono cuando llora, que tambi¨¦n. Me refiero m¨¢s bien a lo que se suele conocer como "mamitis", o apego, para algunos excesivo, a la madre.
As¨ª lo explica una lectora, Ver¨®nica, que nos escribe al blog:
Se me ha ocurrido un tema que quiz¨¢ no hab¨¦is tratado y que en general no veo que se trate con demasiada asiduidad en los espacios dedicados a la crianza infantil: la mamitis, ese sentimiento de apego exagerado de los peques a partir de 1 a?ito de edad. Yo lo estoy sufriendo en mis propias carnes con mi segundo peque y est¨¢ empezando a preocuparme. Y no s¨¦ muy bien c¨®mo abordarlo porque con el primero no me pas¨® jam¨¢s.
?Alguna vez te has sentido perseguida por una peque?ina que se empe?a en ir contigo hasta al ba?o? ?Que s¨®lo quiere que la vistas t¨² o le cambies el pa?al? ?Que se te agarra de la pierna y te dice, haciendo pucheros, "mami, no te vayas", cuando vas a salir de casa? Eso es la mamitis. Cuando es leve, hace cierta gracia, incluso te llena de orgullo y te permite alguna sonrisita a tu pareja en plan "me prefiere a m¨ª". Pero cuando es aguda, estresa, cansa y te hace sentir culpable por irte.
"Es normal que siempre quieran estar con su madre, porque la conexi¨®n emocional, sobre todo durante los dos primeros a?os de vida, es muy intensa", me explica M¨®nica Serrano, psic¨®loga infantil responsable de la web psicologiaycrianza.com y experta de la Pedagog¨ªa Blanca. Serrano huye de la connotaci¨®n negativa con la que muchas veces se emplea la palabra "mamitis", y recalca que es un comportamiento absolutamente natural en la primera infancia.
Hablamos de mamitis porque generalmente, la madre suele ser la figura de apego principal del beb¨¦. "Pero un ni?o que no tuviera disponible a su madre" -f¨ªsica o emocionalmente- "desarrollar¨ªa ese v¨ªnculo con otra persona". Es decir, que podr¨ªa tener papitis, abuelitis, cuidadoritis...
La mamitis se expresa en lo que se conoce como angustia o ansiedad de separaci¨®n, que suele iniciarse a los ocho meses, y se prolonga, aproximadamente, hasta los dos a?os. Empieza a esa edad, explica Serrano, porque es cuando el v¨ªnculo afectivo est¨¢ ya m¨¢s consolidado, el beb¨¦ es m¨¢s consciente de lo que sucede a su alrededor, y por tanto, de la ausencia de su persona de referencia, y ha desarrollado la comunicaci¨®n necesaria como para reclamar.
La psic¨®loga intenta que perdamos ese miedo a que, un ni?o con mamitis, ser¨¢ dependiente incluso de adulto. Ya sab¨¦is, los t¨®picos del hombre que vuelve a casa de mam¨¢ a que le haga la comida y la colada (aunque eso es m¨¢s bien "morritis"), o que hace lo que su madre le diga por encima de la pareja, hasta el punto de que la Iglesia lo considera ahora causa para declarar nulo un matrimonio. Seg¨²n Serrano, "el ni?o al que se responde a esta demanda, que est¨¢ atendido emocionalmente, va a adquirir seguridad en s¨ª mismo y en el mundo que le rodea, y eso le va a permitir, cuando est¨¦ preparado, ser independiente y aut¨®nomo". ?Y cu¨¢ndo estar¨¢ preparado? "Cuando tenga las habilidades f¨ªsicas y emocionales para ser independiente".
Y al contrario, un ni?o al que no se atienda cuando lo reclama, al que se le deje llorar, aunque sea con la mejor intenci¨®n, "ser¨¢ m¨¢s inseguro, y probablemente le costar¨¢ m¨¢s esa independencia". Otro riesgo, seg¨²n la experta, es que sufran lo que se llama "indefensi¨®n adquirida", es decir, que asuma que haga lo que haga, no tiene capacidad de producir cambios en su ambiente, que est¨¢ indefenso ante los acontecimientos. "Esto puede asociarse a algunos rasgos de la personalidad como la percepci¨®n de autoeficacia, la autoestima o el locus de control". ?El qu¨¦? El locus de control, me explica Serrano, es el rasgo mediante el cual atribuimos causas a lo que nos sucede. Las personas que tienen el locus de control externo son las que piensan que lo que les sucede no depende de ellos, sino de la suerte, de lo que hagan otras personas, de la crisis, etc¨¦tera, y que ellos pueden hacer poco para cambiarlo. Mientras que las que lo tienen interno son las que creen que sus decisiones, acciones y actitudes pueden cambiar las cosas.
Por tanto, el primer consejo de Serrano ante un beb¨¦ en plena mamitis es "entender que cuando nos reclama, tiene un motivo para ello, nos necesita y debemos responder emocionalmente sin miedo". Lo que estamos haciendo es "darle alas para que cuando est¨¦ preparado pueda ser independiente".
La psic¨®loga es cr¨ªtica con la sociedad occidental actual, que impone unas necesidades -trabajar, estar guapa, salir- que a menudo no encajan con la maternidad y que fuerzan la separaci¨®n temprana y antinatural de la madre y el beb¨¦. Esto ha generado "que se sobrevalore la independencia temprana, dejando de lado muchas veces las necesidades reales del beb¨¦ y el respeto a su ritmo evolutivo". Y a la vez, se mira de forma negativa la dependencia del beb¨¦ respecto de la madre y de la madre del beb¨¦, as¨ª como a las madres que est¨¢n muy disponibles para el ni?o.
Pero como es aqu¨ª donde vivimos y estas son las circunstancias que tenemos, Serrano recomienda llegar a un equilibrio. Para ello, hay que buscar c¨®mo ofrecer al ni?o el mejor cuidador que pueda suplirnos en el ¨¢mbito afectivo durante nuestra ausencia, que depender¨¢ de cada familia: la abuela, una cuidadora, o la guarder¨ªa. Despu¨¦s, en el momento de dejarle, es importante consolarle y explicarle, de forma tranquila y con afecto, que nos tenemos que ir, pero que volveremos en un rato. "Es dif¨ªcil para ellos, porque no tienen ese concepto temporal de cu¨¢nto tiempo te vas, solo saben que te vas".
La experta me pone un s¨ªmil muy bueno para entender esto que nos ha pasado a todos: irnos con el coraz¨®n encogido mientras nuestro peque?¨ªn llora como si le fuera la vida en ello, y que nos cuenten despu¨¦s que en cuanto se ha cerrado la puerta, se ha quedado tan tranquilo y se ha puesto a jugar. No nos toma el pelo, ni nos hace chantaje emocional. "Es que yo lloro en el aeropuerto cuando se va mi hermana para un largo viaje, pero no me tiro tres d¨ªas llorando", afirma. "El momento de la separaci¨®n f¨ªsica es duro, tiene una carga emocional intensa, pero luego nos adaptamos y nos distraemos. Y al ni?o le pasa lo mismo".
Serrano asegura que es totalmente normal que las madres se agobien en este periodo. "Atender f¨ªsica y emocionalmente a un ni?o peque?o no es tarea f¨¢cil. Puede llegar a ser muy desbordante, la madre necesita mucho apoyo, y creo que tenemos muy poco". Apoyo de la pareja, de otras mujeres, que pueden ser la madre, una amiga, un grupo de madres... Lo importante, dice, es tener "personas que te sostienen emocionalmente, con quien te puedas desahogar, que te contengan para que no explotes. Porque t¨² das apoyo emocional a tu beb¨¦, pero ?qui¨¦n te apoya a ti?".
Para sobrellevar esta fase, dice, "es muy liberador tener presente que son unos a?os, que se pasan. Llegar¨¢ el momento en que nos digan que prefieren irse a dormir a casa de unos amigos. A veces perdemos la perspectiva de que es algo transitorio".
Todo esto que explica Serrano lo he vivido en carne propia, sobre todo con Natalia (casi cinco a?os) y Elisa (dos a?os y medio). David tuvo bastante menos mamitis, ya que depende del car¨¢cter de cada ni?o, aunque tambi¨¦n de las experiencias que ha vivido. Elisa est¨¢ saliendo de ella. Lo vi totalmente claro la semana pasada, cuando estaba a punto de salir de casa para ir a clase de pilates, y me despidi¨® en la puerta con un beso y un "adi¨®s, mam¨¢, que te lo pases bien". Todo llega.
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