Gerard Butler: "He seguido rodando despu¨¦s de atropellarme un coche"
Mide 1,88, habla a gritos y durante nuestra cita pide un chulet¨®n. Hablamos con el rostro que encarna el l¨ªo de ser hombre hoy El actor escoc¨¦s es imagen de la fragancia Boss Bottled y estrena dos pel¨ªculas
Cu¨¢nto m¨¢s avanza el siglo XXI, m¨¢s voces se suman a la idea de que la masculinidad no existe, que es solo un nombre empleado a lo largo de los siglos para justificar comportamientos realmente aleatorios. El actor Gerard Butler (Escocia, 1969) s¨ª existe. Mide metro ochenta y ocho, tiene extremidades que parecen de ternera, una presencia perceptible hasta por quien se encuentra de espaldas a ¨¦l y una voz, pr¨¢cticamente todo gru?ido, que le sale desde lo m¨¢s abisal del torso. Precisamente con esa voz alcanz¨® la inmortalidad hace nueve a?os al pronunciar una de las frases m¨¢s repetidas del cine moderno. En 300, la fantas¨ªa ¨¦pica sobre la batalla de Term¨®pilas, su personaje, Le¨®nidas, arenga a las tropas bramando: ¡°?Esto es Esparta!¡±, y Butler asegura que casi una d¨¦cada despu¨¦s a¨²n es lo que oye susurrar a la gente cuando le ven por la calle. Hace escasos minutos, sin embargo, lo que ha hecho esa voz es pedir que le suban un chulet¨®n de ternera y una barrita de cereales a la habitaci¨®n del hotel madrile?o donde tiene lugar esta entrevista. El viernes 8 de abril estrena el thriller Objetivo: Londres.
Lo que nos define tampoco es tan estricto. Mi vida no es una ¨²nica profesi¨®n, porque he tenido varias, sino un viaje en el que ha habido de todo. Y as¨ª es la existencia de cualquier hombre. Una b¨²squeda continua de cosas que nos suenen a verdad
Pero ahora lleva un rato callado, con los ojos aguamarina clavados en el suelo, la media sonrisa de alguien que est¨¢ pensando dibujada en el rostro. Estaba contando todas las fechor¨ªas que comete su personaje, Set, la deidad de la fuerza bruta y lo incontenible, en su nueva pel¨ªcula, Dioses de Egipto (estreno en Espa?a en junio), y le ha asaltado la duda de si ha hecho de malo antes, en alguno de sus nueve a?os como actor en la primera l¨ªnea de Hollywood.
¡°?Eh, Alan! ???He hecho alguna vez de malo?!?¡±, vocea repentinamente, sin cambiar la postura, proyectando el grito al suelo con tanta fuerza que rebota y va directo a la habitaci¨®n contigua, en la que se encuentra su asistente.
¡°Estoy pensando¡¡±, se oye la tenue respuesta desde la otra estancia. ¡°Creo que no¡±.
¡°El Fantasma [de El fantasma de la ¨®pera, la adaptaci¨®n del musical que protagoniz¨® en 2004] supongo que era un poco malo¡±, recuenta en voz alta, con ese estilo tan despreocupado con el que habla, como de estar en una sobremesa que se ha prolongado un buen rato. ¡°Y en Un ciudadano ejemplar [un thriller en el que interpret¨® a un asesino en serie en 2009] desde luego¡¡±. Vuelve a quedarse absorto, d¨¢ndole vueltas a las 19 pel¨ªculas que ha rodado desde que alcanz¨® el estrellato. Ha hecho de padre de familia asustado y protector en thrillers de acci¨®n. Ha hecho de cerdo machista y de exnovio que finge no tener el coraz¨®n roto en comedias rom¨¢nticas. De agresivo comandante militar en batallas de ¨¦poca. De veterano que tiene que ense?ar a disc¨ªpulos m¨¢s j¨®venes en una cinta de deportes. De soltero carism¨¢tico que culpa al mundo de su incapacidad para madurar y de marido perfecto en diversos dramas.
Gerard Butler no sabe si ha encarnado a muchos malos, pero lo que es seguro es que ha encarnado a muchos hombres marcados por el hecho de ser hombres.
C¨®mo ser un nombre en Hollywood ¨C El negocio de representar la masculinidad en Hollywood no es tan lucrativo como puede parecer. La pantalla demanda arquetipos, y los arquetipos cambian con las modas, as¨ª que las trayectorias suelen ser cortas (en los ¨²ltimos 30 a?os hemos pasado del enigm¨¢tico exotismo de Rutger Hauer y la ciclada ingenuidad de Kurt Russell a la mirada amenazante de Ray Liotta y de ah¨ª a la juvenil alegr¨ªa de Josh Harnett). Y quienes aguantan en el tiempo pocas veces se pueden permitir cambios de registro en otros g¨¦neros (Sylvester Stallone, Sean Connery, Lee Marvin o John Wayne, por ejemplo). Butler es una rareza que est¨¢ logrando ambas cosas a la vez.
Su secreto fue adelantarse a la caducidad de la virilidad cl¨¢sica y ser de los primeros en dotar a sus personajes de una vulnerabilidad cada vez m¨¢s caracter¨ªstica. No recuerda el momento en el que se propuso hacerlo as¨ª, pero, a decir verdad, tampoco recuerda un momento en el que le gustasen los personajes sin dobleces. Ni siquiera postrado ante la televisi¨®n en Paisley, el pueblo de 80.000 habitantes en el sur de Escocia donde forj¨® su vocaci¨®n. ¡°De peque?o me identificaba con los personajes m¨¢s imperfectos. ¡®?Quiero ser ese Cazafantasmas y lanzar un rayo y hacer¡!¡±, recuerda, escenificando una ca¨ªda. ¡°Me gustaban Brando y, sobre todo, Paul Newman¡ Ese s¨ª que sab¨ªa hacer de h¨¦roe roto. De desastre que te encanta porque te identificas con sus imperfecciones, con su ego¨ªsmo y su estupidez¡±.
Beb¨ªa hasta atreverse a correr delante de los trenes. Hasta acabar las botellas y celebrarlo rompi¨¦ndolas contra su propia cabeza. Hasta amanecer con heridas en el cuerpo y sin un recuerdo en la mente. En una ocasi¨®n, se despert¨® en Par¨ªs. En otra, durante una estancia en Los ?ngeles, en prisi¨®n.
A ojos estadounidenses, Butler derrocha atavismo de Viejo Mundo: parece a la vez el padre y el marido del p¨²blico. Es mitad Brideshead y mitad Budweiser. Pero sobre todo es que, gracias a su f¨ªsico imponente, puede elegir papeles en los que potenciar su fragilidad sin que su presencia pierda poder¨ªo. ¡°Me gusta m¨¢s que haya grietas en el barniz del personaje, no s¨¦ si me entiendes, que, al menos, le preocupe algo, porque la vida es eso¡±, insiste. ¡°Nadie la tiene perfecta y todos estamos buscando la forma de hacer las cosas mejor¡±.
P. Pero, ?se siente c¨®modo con el sambenito de representante de la masculinidad?
R. Que si estoy¡ Jajajajajajaja. ?Sabes que soy embajador de la fragancia masculina de Hugo Boss? ?Y has visto que llevo un rato d¨¢ndote la matraca con la masculinidad? Algo c¨®modo tengo que sentirme con lo que finjo ser, ?no?
En julio de 2014, Hugo Boss anunci¨® que Butler prestar¨ªa su imagen a Boss Bottled, su fragancia para hombres. De ah¨ª sali¨® una campa?a, Man of today, que a¨²n sigue creciendo hoy, y que cog¨ªa la filosof¨ªa del actor y la aplicaba a todos los varones del planeta: la masculinidad, propon¨ªan, es m¨¢s cuesti¨®n de encanto que de m¨²sculos. ¡°Resulta divertido analizar qu¨¦ cosas le hacen a cada uno ser masculino¡±, sonr¨ªe. ¡°Lo que hay entre las virtudes y los defectos, ?sabes? Eso es lo que nos hace lo que somos¡¡±. Gui?a un ojo. ¡°No s¨¦ si lo que he dicho se puede llamar respuesta¡±.
El camino hasta aqu¨ª ha sido de todo menos recto, pero hemos llegado ¨C Quiz¨¢ esta campechan¨ªa y este rechazo a impresionar le viene de que lleg¨® medio roto a Hollywood. En Escocia creci¨® con su madre y sus dos hermanos, mientras su padre viv¨ªa en Canad¨¢. S¨®lo le vio un par de veces antes de que muriera. Cuando se enter¨® del deceso, Butler estaba a punto de entrar en la facultad de Derecho de la Universidad de Glasgow. Entonces, bebi¨®. Pasaron los cursos y sigui¨® bebiendo. Beb¨ªa hasta atreverse a correr delante de los trenes. Hasta acabar las botellas y celebrarlo rompi¨¦ndolas contra su propia cabeza. Hasta amanecer con heridas en el cuerpo y sin un recuerdo en la mente. En una ocasi¨®n, se despert¨® en Par¨ªs. En otra, durante una estancia en Los ?ngeles, en prisi¨®n.
De peque?o me identificaba con los personajes m¨¢s imperfectos. ¡®?Quiero ser como ese Cazafantasmas!¡¯. Me gustaba Brando y Paul Newman, sobre todo. ?l s¨ª que sab¨ªa hacer de h¨¦roe roto. De desastre que te encanta porque no es perfecto
Y a¨²n as¨ª logr¨® quedar entre los primeros de su promoci¨®n (todav¨ªa no se lo explica), fue presidente de la Sociedad de Derecho de su universidad (esto tampoco) y consigui¨® un puesto en un bufete de abogados para el que se hab¨ªan presentado otros 200 candidatos (esto incluso menos: ten¨ªa tal resaca la ma?ana de la entrevista de trabajo que lleg¨® horas tarde, y, para cuando lo hizo, se hab¨ªa metido tantas ayudas en el cuerpo que no hab¨ªa quien le callara). Al poco, fue despedido.
Pero los mejores exbebedores no son los que cuentan las batallitas m¨¢s incre¨ªbles, sino los que extraen de su momento m¨¢s bajo lecciones m¨¢s cre¨ªbles. En el caso de Butler, fue entonces, con 25 a?os, humillado y con todas las oportunidades que le hab¨ªa dado la vida en llamas. Ah¨ª entendi¨® la importancia de la reinvenci¨®n. ¡°No tenemos una ¨²nica vocaci¨®n en esta vida. Lo que nos define tampoco es tan estricto¡±, razona hoy. ¡°Un hombre tiene que ser polifac¨¦tico y din¨¢mico. Debe buscar lo que cree que es verdad, sea eso lo que sea. Todo es un viaje, ?sabes? Y mi vida es como la de cualquiera: no s¨®lo se define por una ¨²nica profesi¨®n, es un viaje en el que ha cabido de todo¡±.
En medio de aquel descalabro, record¨® una representaci¨®n teatral de Trainspotting que hab¨ªa visto un poco antes en Glasgow y los sentimientos que le hab¨ªa despertado. Por un lado, el deseo de dedicarse a la actuaci¨®n; por otro, lo complicado que ser¨ªa empezar de cero a su edad. Pero, al final, el golpe que le supuso el despido no le dej¨® m¨¢s remedio que restarle importancia a esto ¨²ltimo. As¨ª que al d¨ªa siguiente se subi¨® a un tren y puso rumbo a Londres. Tres a?os despu¨¦s, ten¨ªa un papel en El ma?ana nunca muere, la pel¨ªcula de James Bond. Luego protagoniz¨® un Dr¨¢cula en Hollywood y, al poco, sali¨® en televisi¨®n como Atila el Huno en una miniserie que lo consagr¨® como mejor opci¨®n para interpretar a guerreros de ¨¦poca. Estaba a cinco a?os y un paso de 300.
Cuando los l¨ªmites f¨ªsicos son el punto de partida ¨C Entre bastidores fue adquiriendo otra fama. Seg¨²n pasaban los a?os, empezaron a acumularse las historias de c¨®mo se desviv¨ªa f¨ªsicamente en cada rodaje, c¨®mo se jugaba literalmente la vida en los planos m¨¢s complicados. En 2011, durante el rodaje de Persiguiendo Mavericks, una cinta de surferos, una ola le engull¨® y estuvo a punto de ahogarle. Tuvo que ser hospitalizado. Esta tendencia, no obstante, le parece una respuesta l¨®gica a sus despreocupados a?os de abogado: respond¨ªa a un fort¨ªsimo sentido de la responsabilidad, de no volver a defraudar. ¡°Un rodaje no es como un partido: si te lesionas nadie puede sustituirte. Como actor tienes a unas 300 personas pendientes de ti¡±, explica. ¡°Cada d¨ªa que no act¨²as, el estudio pierde medio mill¨®n o un mill¨®n de d¨®lares. Sobre ti recae una cantidad tremenda de esa responsabilidad. As¨ª que s¨ª, he seguido trabajando a¨²n despu¨¦s de que me atropellaran coches, de casi ahogarme, de que se me rompieran ligamentos, se me desgarrasen m¨²sculos, se me vieran huesos bajo la piel¡¡±.
Si te lesionas en un rodaje nadie va a sustituirte. He seguido rodando despu¨¦s de que me atropellara un coche o de que se me rompieran ligamentos. Es fant¨¢stico. Te sientes como un atleta. Te has dejado sangre, sudor y l¨¢grimas. Has trabajado de verdad
Pero la gracia de la responsabilidad es precisamente esa: le da sentido al sufrimiento. ¡°Hace nada estaba terminando el rodaje de Objetivo: Londres¡±, un thriller de acci¨®n donde retoma al agente del servicio secreto que ya interpret¨® en Objetivo: la Casa Blanca. ¡°Mi ¨²ltimo d¨ªa trabajamos 22 horas. Una tras otra, sin parar. Completamos todos los planos que se hab¨ªan quedado sin rodar¡ Y todos eran de acci¨®n. Hacia el final de la jornada no pod¨ªa andar. Ten¨ªan que ayudarme. Y a¨²n me quedaban dos planos: uno en el que trepaba por un andamio y luego otro corriendo. Me dol¨ªa la cadera, me dol¨ªa la espalda, me dol¨ªan los pies¡±.
¡°Si Boss me patrocina es porque en mi vida ha habido vulnerabilidad, ¨¦xito y determinaci¨®n¡±, sentencia Butler. Esto le convierte en Man of today, el hombre de hoy que reh¨²ye de t¨®picos y usa Boss Bottled, una fragancia con base amaderada y notas de manzana y vainilla.
Entonces sonr¨ªe, sacudiendo la cabeza: ¡°Y fue fant¨¢stico. Te sientes como un atleta, como que has trabajado de verdad, que te has dejado sangre, sudor y l¨¢grimas y¡¡±. Para acabar la frase, Gerard Butler ruge. Literalmente. Abre la boca en un cuadrado perfecto y derrama un rugido visceral, animal, casi elocuente. El grito de guerra de alguien con tanta fuerza bruta en las tripas que casi acaba con ¨¦l mismo. Alguien que ha sabido dominar esa fuerza, no escud¨¢ndose en ella, sino poni¨¦ndola al servicio de un fin. D¨¢ndole un valor. Convirtiendo lo que fue una limitaci¨®n en un punto de partida. Nadie sabe qu¨¦ es exactamente la masculinidad, y probablemente ni siquiera exista, pero de hacerlo, ser¨ªa bonito que sonase como el rugido de satisfacci¨®n de Gerard Butler.
Lo que est¨¢ por delante ¨C Tras el rodaje de Objetivo: Londres, Butler se fue directo a Alemania a recuperar la salud en manos del mismo m¨¦dico que cuida de la selecci¨®n de f¨²tbol de aquel pa¨ªs. Sabe que, con 46 a?os, se le est¨¢ pasando la vez. Por eso insiste en disfrutar momentos como este. ¡°Yo s¨¦ que no hay nada sutil en m¨ª. Pero estos meses, en una pel¨ªcula [Objetivo: Londres] quiero salvar el mundo y en la otra [Dioses de Egipto] quiero acabar con ¨¦l¡±, se relame. ¡°El dios que interpreto en esta ¨²ltima le roba el reino a su hermano durante la coronaci¨®n y empieza una guerra con el resto de los dioses para, a ver c¨®mo te explico esto, acabar con la creaci¨®n tal y como siempre ha sido en el Antiguo Egipto. Es una idea divertid¨ªsima¡±. Quiz¨¢ pueda empezar una nueva ¨¦poca siendo el malo de la pel¨ªcula. ¡°Pues¡ Espera, ?yo he hecho de malo antes?¡±.
Realizaci¨®n: Nono Vazquez. Maquillaje y peluquer¨ªa: Piti Pastor. Asistentes de fotograf¨ªa: Carlos Givaja y Laura Jim¨¦nez. Asistente de estilismo: Cristina Malcorra. Producci¨®n: Mayca M¨¢rquez.
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