Lo viejo y lo nuevo en el nuevo urbanismo barcelon¨¦s
Barcelona ha sido protagonista de una paradoja. Por una parte, su imagen de modernidad urban¨ªstica y arquitect¨®nica ha sido considerada ejemplar y adoptada por decenas de ciudades del mundo, que se han querido mirar en ella como en un espejo de lo deseable. Pero, por la otra, ese espejo ha resultado ser un espejismo tras el cual lo que hab¨ªa eran abusos inmobiliarios, especulaci¨®n urban¨ªstica y planes de transformaci¨®n que eran en realidad puro urbanicidio. De un lado, lo que exhib¨ªan las revistas especializadas, los libros de regalo oficiales, los spots publicitarios y los prospectos tur¨ªsticos. Del otro, la desigualdad social, la expulsi¨®n de vecinos, la destrucci¨®n de barrios enteros, la colonizaci¨®n tur¨ªstica..., pero tambi¨¦n una agitaci¨®n social que no se ha detenido en las ¨²ltimas d¨¦cadas y que, convertida en opci¨®n pol¨ªtica, ha conquistado el poder municipal en las ¨²ltimas elecciones locales, en mayo de 2015.
En efecto, Barcelona ¡ªcomo ha ocurrido en otras grandes ciudades espa?olas, incluyendo Madrid¡ª ha conocido la toma democr¨¢tica de su Ayuntamiento por quienes hab¨ªan estado impugnado pol¨ªticas urban¨ªsticas que, en el caso de la capital catalana, eran consideradas universalmente como patr¨®n a imitar. Hoy, el "modelo Barcelona" est¨¢ en manos de quienes m¨¢s lo combatieron: movimientos sociales agrupados bajo la marca electoral BCNCom¨² y activistas que son quienes ahora conforman el gobierno de la ciudad, con Ada Colau ¡ªla cabeza visible que hab¨ªa sido de la lucha por el derecho a una vivienda digna¡ª como alcaldesa.
A un a?o casi de su toma de posesi¨®n, el nuevo Ayuntamiento ha prodigado proclamaciones que anuncian una nueva orientaci¨®n en materia urban¨ªstica, determinada por valores incontestables: democracia, sostenibilidad, participaci¨®n, transparencia, equidad... Las concreciones que confirmar¨ªan ese nuevo tono no pueden ser m¨¢s que indiciarias por el momento y casi en forma de proclamaci¨®n de intenciones: freno a la turistizaci¨®n de la ciudad, moratoria a la construcci¨®n de nuevos hoteles, desactivaci¨®n de los proyectos anteriores m¨¢s agresivos, defensa del patrimonio, recuperaci¨®n de lugares p¨²blicos privatizados, planes de revitalizaci¨®n de las zonas m¨¢s depauperadas de la ciudad, est¨ªmulo a la vivienda social. Hasta ahora, por tanto, lo nuevo en el nuevo urbanismo barcelon¨¦s son sus intenciones.
Pero, no nos enga?emos. Es dif¨ªcil aplicar valores de gobernanza igualitaria en una sociedad que es cualquier cosa menos igualitaria. Se sabe que en una sociedad capitalista, se quiera o no, es el mercado el que tiene la ¨²ltima palabra. Tambi¨¦n en Barcelona. Y as¨ª, el nuevo Ayuntamiento ha acabado acogiendo algo tan detestado por los movimientos sociales como el Mobile World Congress; se ha tenido que enfrentar con luchas sindicales poni¨¦ndose del lado de la patronal; ha aplicado normativas "c¨ªvicas" que hab¨ªa prometido derogar, como la que persegu¨ªa a los trabajadores informales en la calle... En urbanismo ha admitido un buen n¨²mero de proyectos de hoteles de lujo que pensaba abortar; planes de "rehabilitaci¨®n" ¡ªl¨¦ase gentrificaci¨®n¡ª como el de Vallcarca se han reiniciado; el proyecto de desolaci¨®n de parte del Bon Pastor contin¨²a en marcha; se ha entregado a multinacionales la ampliaci¨®n de la red de tranv¨ªas; el horizonte de una "nueva centralidad" para la zona del Bes¨°s huele a recuperaci¨®n del horizonte de "metropolizar" lo que queda del litoral barcelon¨¦s por convertir en negocio.
Por otro lado, un elemento no menos inquietante es lo que parece una desactivaci¨®n de aquellas mismas organizaciones sociales que hasta ahora hab¨ªan protagonizado las luchas contra las pol¨ªticas municipales, muchos de cuyos cuadros han pasado a incorporarse de un modo u otro a esa Administraci¨®n contra la que tanto hab¨ªan bregado.
Pero eso no es todo lo que de viejo se puede reconocer en el nuevo urbanismo barcelon¨¦s. Un factor m¨¢s de intranquilidad es la presencia en ese movimiento de supuesta renovaci¨®n municipal de responsables directos de ese mismo modelo de ciudad que se promete desarmar. Es cierto que el gobierno inmediatamente anterior a la victoria de BCNCom¨² era conservador, pero se olvida que la entrega de Barcelona a la codicia neoliberal empez¨® mucho antes y no fue cosa de una derecha ¨¢vida por convertirse en instrumento de la compra-venta de ciudades. Al contrario, fue la izquierda oficial ¡ªsocialistas (PSC) y ecosocialistas (ICV-EUiA), sobre todo¡ª la que ejecut¨® esa tarea entre 1979 y 2011, con hitos tan representativos de la concepci¨®n de la ciudad en clave mercantil como fueron las Olimpiadas de 1992 y el desgraciado F¨°rum de les Cultures de 2004.
Pues bien: es esa misma izquierda que invent¨® y promocion¨® mundialmente el "modelo Barcelona" la que encontramos formando parte org¨¢nica del proyecto Ada Colau desde el principio, antes incluso de su formalizaci¨®n como oferta electoral. En efecto, fueron determinadas organizaciones e instituciones vinculadas a ICV-EUiA las que estuvieron tras todo el proceso de constituci¨®n de BCNCom¨² y fueron te¨®ricos y dise?adores del "modelo Barcelona" quienes la dotaron de su ideolog¨ªa, que se presenta a s¨ª misma como "ni de derechas, ni de izquierdas", sino "ciudadanista". Y fue de la mano de ICV-EUiA que se obtuvo tanto financiaci¨®n como espacios publicitarios para la campa?a electoral que llev¨® a BCNCom¨² al poder.
En este momento, necesidades pol¨ªticas de BCNCom¨² hacen inminente un acuerdo de gobierno con el partido socialista, el PSC, con lo cual nos encontrar¨ªamos con la confirmaci¨®n de lo que algunos ya percib¨ªan como una aut¨¦ntica restauraci¨®n "maragalliana", en referencia a Pasqual Maragall, de quien la actual alcaldesa se ha reconocido admiradora y que gobern¨® la ciudad entre 1982 y 1997, el periodo considerado como "dorado" por el nuevo municipalismo barcelon¨¦s, pero que es aquel en que empezaron los desmanes urban¨ªsticos que ha provocado la actual depredaci¨®n capitalista de la ciudad.
El futuro inmediato nos dir¨¢ cu¨¢l es el papel que, queri¨¦ndolo o sin querer, ha asumido el nuevo gobierno municipal, si el de llevar a cabo un urbanismo al servicio de los urbanizados y no a su costa, como hasta ahora, o si se convertir¨¢ en un recurso que permita regresar a aquellos que en realidad nunca se han ido.
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