El neosultanismo se instala en Turqu¨ªa
El presidente Erdogan se muestra determinado a ejercer un poder absoluto, no limitado por la divisi¨®n de poderes ni por las cr¨ªticas de una prensa libre
El cese, disfrazado de dimisi¨®n, del primer ministro Ahmet Davotoglu marca un punto de inflexi¨®n definitivo en la evoluci¨®n del r¨¦gimen turco hacia una rigurosa autocracia. Davotoglu hab¨ªa sido consejero de Erdogan, su hombre de confianza, antes de ser designado por ¨¦l ministro de Asuntos Exteriores, y luego presidente del gobierno. Trat¨® de conjugar su lealtad plena a Erdogan con un m¨ªnimo respeto a la autonom¨ªa del cargo que le garantizaba la Constituci¨®n, e intent¨® que la reforma de la ley fundamental fuese establecida por consenso. Al ver como le eran negadas sus competencias, dimite dignamente. Erdogan no necesita ya consejeros, ni compa?eros de viaje como el expresidente Abdul¨¢ G¨¹hl. El 22 de mayo, una convenci¨®n extraordinaria del partido de gobierno, el AKP, ratificar¨¢ el pleno poder personal del presidente.
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Tres sucesos recientes, de muy diversa ¨ªndole y en apariencia alejados entre s¨ª, anticipaban los riesgos que hoy afronta la democracia en Turqu¨ªa. Solo resulta claro que el callej¨®n sin salida a que se dirige la pol¨ªtica turca tiene una causa principal: la resuelta intenci¨®n expresada por el hoy presidente, Tayyip Erdogan, de ejercer un poder absoluto, no limitado por la divisi¨®n de poderes ni por las cr¨ªticas de una prensa libre. Visto desde el exterior, el intento carece de sentido. Aunque la Constituci¨®n turca fija l¨ªmites a la actuaci¨®n presidencial, desde el d¨ªa de su elecci¨®n Erdogan los ha ignorado pura y simplemente, reduciendo al primer ministro Davotoglu a una subordinaci¨®n ilimitada. Erdogan aspira a m¨¢s, reforzando las facultades de su cargo, bien mediante una reforma constitucional parlamentaria, para lo cual le faltan algunos votos, bien mediante un refer¨¦ndum que se convocar¨ªa en noviembre, seg¨²n los rumores que circulan.
El primer suceso a a?adir, y el de mayor peso pol¨ªtico sin duda, fue el juicio por el Alto Tribunal contra dos periodistas de relieve, el redactor jefe y el corresponsal en Ankara del diario laico ?umhuriyet, acusados de publicar en 2014 una informaci¨®n que probaba el env¨ªo por Turqu¨ªa de armas a los islamistas radicales en Siria. El presunto delito de espionaje les puede acarrear sendas cadenas perpetuas, despu¨¦s de meses de detenci¨®n preventiva. Erdogan se constituye en parte civil de acusaci¨®n, y censura la puesta en libertad provisional de los acusados, as¨ª como la asistencia al juicio de diplom¨¢ticos, entre ellos el embajador de Alemania. Ni siquiera una leve alusi¨®n de Obama qued¨® sin respuesta. Erdogan es al¨¦rgico a la divisi¨®n de poderes y se revuelve toda cr¨ªtica.
El segundo suceso, menos comentado, fue el discurso pronunciado por Erdogan en la Escuela mililitar, en v¨ªsperas del viaje a Washington. Exalt¨® al Ej¨¦rcito, bajo el lema de ¡°una naci¨®n, una bandera, un Estado¡±, tanto para reforzar la moral ante el terrorismo kurdo, tragedia que le favorece, como para presentarse en calidad de cabeza indiscutible del mando, Comandante Supremo ejecutivo. Un Jefe en todos los ¨®rdenes de la vida turca. Algunos han comentado con iron¨ªa su pretensi¨®n de ser un nuevo Atat¨¹rk islamista, jugando con el famoso fotomontaje hiperb¨®lico de Dimitrov y G?ring, y tambi¨¦n con rumores de malestar en los cuarteles. De paso nuestro fiel aliado de la OTAN aprovech¨® para condenar ¡°la hipocres¨ªa de Occidente¡± sobre el terrorismo. Islamismo obliga.
Con Erdogan estamos en las ant¨ªpodas de Atat¨¹rk, lo cual no excluye su intenci¨®n de reemplazarle como Padre de la Patria
El tercero fue su declaraci¨®n de estar con Azerbeiyan ¡°hasta el final¡± tras el ataque azer¨ª en la l¨ªnea de alto el fuego con Nagorno-Karabaj, la Rep¨²blica-enclave donde los armenios mayoritarios proclamaron su independencia. Fiel a su pol¨ªtica discriminatoria, Turqu¨ªa cerr¨® en 1993 la frontera con Armenia. Ahora la tajante declaraci¨®n de ir ¡°hasta el final¡± con Bak¨² avala el ataque. Una intervenci¨®n indirecta. La sempiterna inquina contra Armenia no cesa.
Con Erdogan estamos en las ant¨ªpodas de Atat¨¹rk, lo cual no excluye su intenci¨®n de reemplazarle como Padre de la Patria. El islamismo es la idea de fondo, que inspira los sucesivos recortes sobre la sociedad laica, en todos los ¨®rdenes, desde la ense?anza a la subordinaci¨®n de la mujer en los t¨¦rminos tradicionales (veamos el filme Mustang), o la recuperaci¨®n isl¨¢mica de iglesias cristianas. Sus declaraciones en torno al D¨ªa de la Mujer fueron antol¨®gicas: igualdad, no, ¡°la esencia de la mujer es ser madre¡±. Es un islamismo ajustable con un nacionalismo erdoganiano, inspirado en Ziya G?kalp, ide¨®logo de los J¨®venes Turcos del 900, y con el sue?o de la grandeza otomana, que ¨¦l, Erdogan, en su condici¨®n de Jefe Supremo del pa¨ªs -?nuevo Sult¨¢n?- vendr¨ªa a encarnar. Tal es el personaje a quien, atenazados por sus intereses inmediatos, Estados Unidos y Europa refuerzan en su vuelo a la autocracia.
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