Europa en sus contradicciones
Los pa¨ªses del continente hacen frente a situaciones similares, en parte, a la d¨¦cada de los a?os treinta, aunque sin la gravedad de entonces. La econom¨ªa sigue primando en la construcci¨®n de una identidad com¨²n que tal vez no es tal
Recuerdo, a?os atr¨¢s, en el chiringuito de un hotel de Goa, la sorpresa de un hu¨¦sped al ver consumir la leche del coco mediante una pajita directamente de un coco verde. ¡°A los europeos ¡ªcoment¨® al camarero¡ª el coco nos gusta m¨¢s maduro¡±. A los europeos. No ¡°a los franceses¡±, obviamente su caso. O mejor, ¡°a mi familia¡±. O mejor a¨²n: ¡°a m¨ª¡±. No; su evidente militancia europe¨ªsta le llev¨® a atribuir a todos los europeos los mismos gustos.
Un voluntarismo similar al de quien considera como algo perfectamente homologable, no ya los individuos, sino cada uno de los pa¨ªses que se agrupan en la Uni¨®n Europea. De acuerdo con semejante esp¨ªritu, lo que empez¨® siendo una pragm¨¢tica Europa del carb¨®n y del acero, que agrupaba a unos pocos pa¨ªses de Europa occidental y que se ha convertido con el tiempo en una Uni¨®n Europea de 28 miembros, llegar¨¢ a ser alg¨²n d¨ªa una construcci¨®n equivalente a la de Estados Unidos de Norteam¨¦rica. S¨®lo que, ni Europa es Estados Unidos ni parece probable que acabe siendo algo similar alg¨²n d¨ªa. Y es que el ciudadano norteamericano, con independencia de que sea originario de tal o cual Estado, tiene muy claro ¡ªla mano sobre el coraz¨®n¡ª que ¨¦l es ante todo eso, un patriota norteamericano. Hubo una Guerra de Secesi¨®n, que enfrent¨® a los Estados del norte y los del sur, pero los diversos episodios de tal acontecimiento sirven hoy para acentuar a¨²n m¨¢s el orgullo de ser ciudadano norteamericano.
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?Sucede algo similar en Europa? Pues, no. Se ha conseguido llegar a considerar las guerras y alianzas que durante siglos y m¨¢s siglos han enfrentado a sus actuales Estados miembros como inevitables avatares de un pasado en com¨²n, es cierto. Y as¨ª mismo, que los t¨®picos y expresiones despectivos propios de cada pa¨ªs respecto a sus vecinos reaparezcan hoy asociados principalmente al f¨²tbol, al tenis y otros deportes. Pero, por lo dem¨¢s, franceses y alemanes, ingleses y espa?oles, suecos y griegos se siguen sintiendo fundamentalmente vinculados a su pa¨ªs de origen y consideran a Europa como poco m¨¢s que un club.
En l¨ªneas generales, lo que mejor ha funcionado de la Uni¨®n Europea ¡ªpor no decir lo ¨²nico¡ª ha sido cuanto se refiere a la actividad econ¨®mica. Sucede, no obstante, que su importancia en un mundo donde no ha dejado de crecer el papel de las econom¨ªas emergentes, por una parte, y donde, pese a todo ¡ªcomo bien lo demuestra el origen de la presente crisis¡ª, su epicentro hay que seguir situ¨¢ndolo en Wall Street, la capacidad europea de tomar decisiones, de proteger y acrecentar una actividad econ¨®mica propia, es cada vez menor. Y quien dice la econom¨ªa dice la pol¨ªtica, vinculadas como suelen estar las decisiones que se toman en uno y otro ¨¢mbito. Con una particularidad: lo que interesa a un pa¨ªs determinado no tiene por qu¨¦ interesar a otro u otros miembros de la Uni¨®n Europea. M¨¢s a¨²n: los intereses del todo y de una cualquiera de sus partes pueden ser ¡ªy con frecuencia lo son¡ª claramente contrapuestos.
Lo que mejor ha funcionado de la UE ha sido cuanto se refiere a la actividad econ¨®mica
As¨ª, razones fundamentalmente econ¨®micas pueden llevar a determinados pa¨ªses europeos a apuntarse como algo inevitable a iniciativas pol¨ªticas y militares propiciadas por los intereses norteamericanos. Por poner un ejemplo, el respaldo de Inglaterra y Francia a la promoci¨®n estadounidense de las llamadas primaveras ¨¢rabes, cuyo resultado no ha sido otro que el de sustituir reg¨ªmenes m¨¢s o menos autoritarios por un caos protagonizado por rebeldes yihadistas o fundamentalistas en un contexto de violencia y destrucci¨®n. ?Motivos de fondo? Salvaguardar la estabilidad de determinados pa¨ªses productores de petr¨®leo a la par que negocios m¨¢s puntuales, como la venta de armas o, a m¨¢s largo plazo, la reconstrucci¨®n de lo destruido.
Todo ello, a partir de un planteamiento tan falso como indefendible: considerar las diversas dictaduras o dictablandas demolidas en el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo un insulto a la democracia y pasar por alto que el colmo del totalitarismo fundamentalista es el que representan los reg¨ªmenes de sus aliados de la pen¨ªnsula ar¨¢biga y del Golfo. Y cuando en la prensa internacional se filtra alguna noticia relativa a los castigos impuestos en tales pa¨ªses ¡ªazotes y otros suplicios, crucifixiones¡ª a conductas que para nosotros nada tienen de delictivas, los mandatarios occidentales miran para otro lado. De ah¨ª el acierto de Obama en su acercamiento a Ir¨¢n, un pa¨ªs en plena evoluci¨®n de sentido contrario, hacia la democracia. Y de ah¨ª tambi¨¦n la reacci¨®n saud¨ª, tanto por esa deriva democr¨¢tica como por ser Ir¨¢n un importante productor de petr¨®leo.
Muchos se sienten vinculados a su pa¨ªs de origen y consideran a Europa un club
El respaldo de Europa a esas primaveras ¨¢rabes, a los enfrentamientos armados y la destrucci¨®n generalizada, le pasa ahora las cuentas en forma de una avalancha de refugiados. ?Una avalancha provocada? Porque lo sospechoso es que se haya producido ahora y de golpe, que esos refugiados hayan tardado tantos a?os en iniciarla. En fin: el caso es que Europa se encuentra ante una situaci¨®n inasumible y que esa situaci¨®n la est¨¢ empujando a intervenir en el conflicto y a entenderse con quienes hasta ahora eran considerados sus enemigos. Cambios de actitud que nada van a resolver a corto plazo, como tampoco van a evitar que los pa¨ªses europeos m¨¢s directamente afectados se sientan invadidos y se acrecienten las reacciones violentas y xen¨®fobas.
Una situaci¨®n que a¨²n podr¨ªa empeorar por la confluencia de dos nuevos factores: el enfriamiento de las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saud¨ª ¡ªsolapado por el reciente viaje de Obama a Riad¡ª y la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre la Comunidad Europea y Norteam¨¦rica. Esto es: el posible estallido de un conflicto equivalente a las primaveras ¨¢rabes en la pen¨ªnsula ar¨¢biga y los pa¨ªses del Golfo, protagonizado ahora por grupos de corte yihadista que no se conforman con las subvenciones que recibe, por una parte, y, por otra, la repercusi¨®n de esa crisis en la econom¨ªa europea, habida cuenta de que Estados Unidos se autoabastece de petr¨®leo y Europa, no.
En un contexto dominado por las dificultades de todo tipo que se abaten sobre la sociedad, consecuencia directa de la crisis financiera iniciada en 2008, que poco tiene que envidiar a la de 1929, nada tiene de extra?o que el panorama actual sea muy similar al que imperaba en la Europa de los a?os treinta. Similar, pero sin la gravedad de entonces. M¨¢s bien una parodia de todo aquello. Por ahora. Y por suerte.
Luis Goytisolo es escritor.
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