La confusa doble naturaleza de Hezbol¨¢
La milicia-partido juega muy diferentes papeles en la sociedad libanesa
Desde este mes, Hezbol¨¢ ya no es solo considerado grupo terrorista por EE?UU ¡ªy su brazo armado por Europa¡ª, sino que tambi¨¦n lo es en 20 de los 22 pa¨ªses ¨¢rabes. As¨ª se ha anotado Riad un tanto en su guerra fr¨ªa con Teher¨¢n. Hace unos d¨ªas hac¨ªan sus maletas las primeras docenas de chi¨ªes libaneses expulsados del Golfo. Hassan Nasral¨¢ pasa a encabezar la lista de los indeseados. Un rev¨¦s que censura su creciente expansionismo militar fuera de su frontera sur con Israel, para luchar en Siria junto a Bachar el Asad. Parad¨®jicamente, su injerencia ha convertido a los chi¨ªes en objetivo prioritario de los ataques terroristas de Al Qaeda y del ISIS en su propio feudo liban¨¦s.
Terrorista para muchos, Hezbol¨¢ sigue siendo un actor clave en la pol¨ªtica libanesa. ?Qui¨¦n es Hezbol¨¢? La respuesta lleg¨® para numerosos conciudadanos el 12 de julio de 2006. Esa ma?ana, centenares de panaderos, banqueros y dependientes desaparecieron de sus puestos para reaparecer, 33 d¨ªas despu¨¦s, al finalizar la guerra contra Israel, como si de una gripe aviar colectiva se tratara. Estado dentro del Estado, la milicia-partido cuenta con 27 esca?os parlamentarios, cinco ministerios, una amplia red de servicios sociales, una rama medi¨¢tica, 40.000 milicianos mejor armados que el propio Ej¨¦rcito liban¨¦s y hasta su propio museo de guerra. Cada a?o recibe un cheque iran¨ª por valor de 100 millones de euros, a lo que se suman las donaciones de una creciente di¨¢spora chi¨ª en ?frica. La guerra siria ha provocado una metamorfosis que confunde a los propios libaneses. Los cristianos que arremetieron contra las armas de Hezbol¨¢, hoy se consuelan de tenerlas en su frontera frenando a un ISIS ¨¢vido por contagiar la guerra siria al L¨ªbano.
A caballo entre un brazo pol¨ªtico regido por las din¨¢micas internas, pero presa de una rama militar deudora de Siria e Ir¨¢n, Hezbol¨¢ sufre las dolencias de una entidad bipolar. Una dolencia que arrastra desde sus inicios, cuando los comunistas comulgaron con Al¨¢ luchando codo a codo con los milicianos del Partido de Dios.
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