Emma y Adriana
Esas ganas horribles de que le vaya mal a la gente a la que todo parece irle bien, forman parte de la condici¨®n humana
Hace seis a?os, en los festivales de cine de Melilla y Ja¨¦n, pas¨¦ varios d¨ªas con Emma Su¨¢rez y Adriana Ugarte. No se conoc¨ªan pero el flechazo fue inmediato. En Ja¨¦n, una ma?ana de domingo, Adriana se sinti¨® muy d¨¦bil. Avisamos a una ambulancia y Emma nos acompa?¨®. Pasamos 10 horas en la cl¨ªnica. Los primeros an¨¢lisis sal¨ªan confusos y los m¨¦dicos quer¨ªan asegurarse. Emma retras¨® su viaje de vuelta y se mostr¨® deliciosa con su amiga reci¨¦n hecha: la mim¨®, habl¨® con su madre para tranquilizarla y espant¨® a los curiosos que se acercaban a retratarse con La se?ora, el personaje que hab¨ªa popularizado a Adriana. Al final de la tarde, nos comunicaron que s¨®lo se trataba de una gastroenteritis. Salimos de all¨ª con un gran alivio y con la sensaci¨®n de que los hospitales unen para siempre. Al despedirnos, Emma, tocada, me dijo: ¡°Adri me tiene para lo que quiera¡±.
Emma y Adriana apenas volvieron a coincidir hasta que Almod¨®var las eligi¨® para interpretar, qu¨¦ cosas, a la misma mujer. Pero aquel cari?o de sala de espera no se hab¨ªa roto. El otro d¨ªa, trascendi¨® un roce entre ellas en plena promoci¨®n de Julieta. Muchos se frotaron las manos y explotaron el incidente con el ruido previsible; una pelea de las dos estrellas del momento, qu¨¦ m¨¢s se puede pedir. Ambas han subrayado su mutua adoraci¨®n y que, a menudo, se discute con los que m¨¢s quieres. Pero la aclaraci¨®n carec¨ªa de pegada comercial y la sombra del desencuentro se mantiene. Esas ganas horribles de que le vaya mal a la gente a la que todo parece irle bien, forman parte de la condici¨®n humana. Pero qu¨¦ l¨¢stima.
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