Todo lo que puede dar de s¨ª tu vagina
Acudimos al taller 'Mi vulva, mi vagina', en el que cinco mujeres se deciden a explorar en s¨ª mismas (y en el cuerpo de las dem¨¢s) la conexi¨®n perdida con sus genitales
Aunque lo m¨¢s sincero sea decir que estamos aqu¨ª para ver co?os, en realidad somos mujeres: nunca se trata solo de vaginas. En el estudio de Atocha de la sex¨®loga y matrona Anabel Carabantes ¨Calguien que trae beb¨¦s al mundo en sus casas y a quien en sus ratos libres se le ocurren brillantes chifladuras como esta¨C tiene lugar el taller Mi vulva, mi vagina ¨Cun t¨ªtulo de ecos parvularios, que da hasta ternurita y no hace presagiar lo que comprobaremos a continuaci¨®n: su verdadera raigambre expl¨ªcita y revolucionaria¨C, en el que cinco mujeres, armadas con un esp¨¦culo, un espejo y la linterna del m¨®vil, vamos a convertirnos en excavadoras de nuestras propias minas de oro y cobre, un tour que incluye tambi¨¦n exploraciones en las minas vecinas con guantes de l¨¢tex.
"En el grupo de WhatsApp que tenemos unas amigas propuse enviarnos un 'selfie' de las vaginas. Me llamaron guarra, bollera y se negaron en redondo"
Si no se trata solo de co?os, ?por qu¨¦ hemos venido? Una de nosotras responde que desde que se vio obligada a volver a casa de sus padres ha perdido toda conexi¨®n con lo de all¨¢ abajo. ?Hola? ?Hay alguien ah¨ª? ?Nadie? As¨ª que hoy espera que su co?o le conteste. Y eso ser¨¢ como volver a hablar consigo misma. Dos de las asistentes han venido porque parieron hace pocos meses y necesitan saber si se les ha quedado hecho un Cristo despu¨¦s de la hecatombe. Una de las compa?eras es otra partera, que debe haber visto unos mil co?os en su vida, pero que no ha visto hasta ahora el suyo con detenimiento. Y yo, que conozco perfectamente el m¨ªo y he visto unos cuantos ajenos, pero me interesa la idea de cambiar de contexto, que esto no sea ni una cita con el ginec¨®logo ni un encuentro sexual. Vernos los co?os como vernos las caras. Recuerdo que hace un tiempo, en el grupo de WhatsApp que tenemos con unas amigas, Pichonas Power (me matar¨¢n cuando lean esto), propuse enviarnos un selfie de nuestras vaginas, simplemente porque nunca hab¨ªa visto las vaginas de mis amigas y si¨¦ndolo hace tantos a?os era una omisi¨®n rid¨ªcula; lo hab¨ªa visto todo de ellas pero me faltaba una parte. Me llamaron guarra, bollera y se negaron en redondo.
Hoy tengo una segunda oportunidad para mostrarme y ver casi sin morbo, una tarde para el autodescubrimiento y para ver de qu¨¦ va eso de la autogesti¨®n ginecol¨®gica. Ahorrarse d¨ªas de visitas m¨¦dicas vale un Per¨². El primer paso: dibujar nuestra pelvis. A m¨ª me sale sin querer un Klimt despatarrado con bragas rojas, cuando Anabel irrumpe para explicarnos las maravillas de nuestra anatom¨ªa, que debemos investigar en parejas. Me toca con una de las reci¨¦n paridas. Aj¨¢, aqu¨ª est¨¢n los isquiones, este es el pubis ¨Ccasi te estoy tocando el cl¨ªtoris¨C y este el sacro. El camino hacia la vulva es progresivo pero se llega. Anabel ya est¨¢ sin bragas y todas la seguimos. Nos tumbamos en las colchonetas porque es hora de usar el esp¨¦culo, ese instrumento m¨¦dico dilatador y explorador de vaginas, material pl¨¢stico y descartable. Se mete y se abre dentro. Ya est¨¢. Annie Sprinkle estar¨ªa orgullosa.
"El camino hacia la vulva es progresivo pero se llega. Anabel ya est¨¢ sin bragas y todas la seguimos"
Mirar tu propia vagina, en toda su profundidad, tiene un efecto hipn¨®tico, como de puerta abierta a la octava dimensi¨®n por la que no sabes si entrar o salir. Aqu¨ª inicia un viaje de conocimiento hormonal y psicod¨¦lico sin retorno. Descubrimos que al fondo de todo, el cuello del ¨²tero tiene forma de sonrisa en una mujer que ha parido y forma de beso en una que no ha tenido hijos. Nos enteramos de que cada himen se rompe de manera distinta y yo recuerdo que mis restos postvirginales ¨Cllamados encantadoramente car¨²nculas mirtiformes¨C incluyen un aro de carne perfecto por el que tambi¨¦n puede introducirse un dedo anular y con el que he jugado muchas veces a "si te queda el anillo me caso contigo".
"Nos ponemos los guantes de l¨¢tex y penetramos a la compa?era. Y brotan las preguntas: ?Esto qu¨¦ es?"
Nos tomamos fotos con flash a lo loco. Aparece una almorrana en la foto. Ahora nos vamos a meter mano. Nos ponemos los guantes de l¨¢tex y penetramos a la compa?era, recorriendo cada detalle de su cavidad. Y brotan las preguntas: ?Esto qu¨¦ es? ?Esto es el ano palpado desde la vagina? ?Qu¨¦ tengo que tocar para que eyacule? ?Por qu¨¦ las pollas me duelen? ?Por qu¨¦ a veces lubrico transparente y otras blanco? ?Qu¨¦ es el elevador anal? ?C¨®mo no hacerme encima si estornudo? Anabel no tiene reparos en que le metamos el dedo a ella para aprender m¨¢s. Nuestras vaginas son finitas, su conocimiento es infinito.
La ¨²ltima lecci¨®n es sobre el cl¨ªtoris y Anabel me pide que modele con plastilina una vulva. Otra vez me falta tridimensionalidad. La maestra rehace mi obra para dar la mejor noticia del d¨ªa. Para quien no lo sepa: lo que conocemos como cl¨ªtoris solo es la punta del iceberg, el 90 por ciento de ¨¦l es interno y se extiende por toda la vagina hasta el ano, multiplicando en placer por mil. La compa?era de la vagina muda ¨Cque se ha prestado como conejilla de indias para esto del cl¨ªtoris¨C grita de emoci¨®n: s¨ª, la suya est¨¢ viva y ha dicho algo. Todas la o¨ªmos. Ahora tengo el m¨®vil lleno de fotos de vaginas parlantes.
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