El hombre y la tecnolog¨ªa
EL mito de Prometeo o el de Ad¨¢n y Eva, castigados por robar el fuego de los dioses o por comer del ¨¢rbol de la sabidur¨ªa, nos alecciona en contra de la ciencia y el af¨¢n de conocimiento. El miedo a la ciencia siempre ha estado presente de una forma u otra en la sociedad. La obra de fil¨®sofos como Paul Feyerabend, o g¨¦neros como el terror o la ciencia-ficci¨®n con obras como Frankenstein,?y su pertinente subt¨ªtulo (el moderno Prometeo),?parecen destinados a coger el testigo de la religi¨®n y que no olvidemos el at¨¢vico miedo al conocimiento. Curiosamente, para transmitir este mensaje se utiliza ciencia, ya que mucha gente lee filosof¨ªa en un e-book?y puede ver la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la novela de Mary W. Shelley en un tel¨¦fono m¨®vil. Un leitmotiv?dentro del g¨¦nero es que la tecnolog¨ªa se rebele y que nuestra obra acabe domin¨¢ndonos o causando nuestra extinci¨®n. En ese caso no estar¨ªa a nuestro servicio, sino nosotros al suyo. As¨ª, el mito jud¨ªo del Golem habla de un sirviente que se escapa del control de su amo, y toda la serie de pel¨ªculas de Terminator?se basa en un futuro en el cual el sistema de inteligencia artificial Skynet pretende exterminar a la raza humana utilizando a las m¨¢quinas.
?Somos esclavos de la tecnolog¨ªa? Creo que es bastante evidente que, al contrario, la tecnolog¨ªa nos hace la vida m¨¢s f¨¢cil. Por nada del mundo me gustar¨ªa vivir en una de las pocas sociedades pretecnol¨®gicas de cazadores-recolectores que quedan, como los hadzas de Tanzania o las tribus no contactadas del Amazonas. Una vida muy natural, pero muy poco sana, con una mortalidad elevada por circunstancias como partos o heridas que en las sociedades tecnol¨®gicas no revisten peligro. Prefiero tener un tel¨¦fono m¨®vil y una ambulancia cerca si alguna vez sufro alg¨²n percance. Creo que la mejor forma de darnos cuenta de que la tecnolog¨ªa est¨¢ al servicio del hombre es considerar que siempre se ha desarrollado en funci¨®n de las ideas del hombre y para buscar su comodidad, y nunca el hombre se ha tenido que amoldar a la tecnolog¨ªa.
De hecho, cuando a la larga se ha visto que algunos conceptos eran equivocados, se ha desarrollado tecnolog¨ªa en funci¨®n del error. Un ejemplo: en la antig¨¹edad se pensaba que el ¨²tero de la mujer era un ¨®rgano m¨®vil que solo se fijaba durante el embarazo, de forma que cuando se acercaba demasiado a la cabeza pod¨ªa producir un estado alterado al que se llamaba histeria (por ¨²tero en lat¨ªn).
Por suerte, gracias a gente como Vesalio, que empez¨® a estudiar anatom¨ªa haciendo disecciones de cad¨¢veres, aprendimos a localizar los ¨®rganos y confirmamos que ninguno deambulaba por el cuerpo. En el siglo XIX ya sab¨ªan que el ¨²tero estaba fijo, pero los m¨¦dicos ante cualquier tipo de conducta extra?a o fuera de lo habitual en una mujer diagnosticaban histeria. Hab¨ªa varios tratamientos, pero uno de los m¨¢s efectivos era un masaje de ¨²tero, que llevaba a un estado conocido como ¡°paroxismo hist¨¦rico¡±, despu¨¦s del cual la paciente entraba en una fase de profunda relajaci¨®n, ?lo han pillado? En este contexto se desarrollaron toda una serie de artilugios y aparatos de uso m¨¦dico para facilitar que la mujer consiguiera llegar al estado de paroxismo hist¨¦rico, que hoy llamamos orgasmo. La histeria hace tiempo que est¨¢ descatalogada como enfermedad mental y, concomitantemente, toda esa tecnolog¨ªa ya no es de uso m¨¦dico. No obstante, la ciencia tiene utilidad, y de la misma forma que los tel¨¦fonos m¨®viles que originalmente eran para comunicarse hoy tienen infinidad de aplicaciones, los artilugios desarrollados para facilitar el paroxismo hist¨¦rico ahora son de uso recreativo. Tambi¨¦n hay tecnolog¨ªa en un sex shop?y siempre para mejorar (o alegrar) la vida de la gente.
La m¨¢quina a nuestro servicio
?Somos esclavos de la tecnolog¨ªa o est¨¢n los avances a nuestro servicio? Podemos quejarnos de que cada vez somos m¨¢s dependientes, pero esto no es m¨¢s que un reflejo de c¨®mo nos ha facilitado la vida. ?Cu¨¢nta gente dec¨ªa hace a?os que nunca tendr¨ªa m¨®vil y le acaba de enviar un whatsapp? Lo mismo podr¨ªa decirse de Internet: hab¨ªa quien afirmaba que nunca se conectar¨ªa porque era propiedad del Ej¨¦rcito americano. Pero ?cu¨¢ntas cosas hacemos al cabo del d¨ªa en la Red? Quiz¨¢s ahora tenemos m¨¢s posibilidades porque la tecnolog¨ªa est¨¢ a nuestro servicio y no al rev¨¦s./
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