Usar el cuerpo para pedir la tierra
Los miembros del Movimiento de los 400 Pueblos de M¨¦xico protestan semidesnudos en su lucha campesina
Por las calles c¨¦ntricas de Xalapa y Ciudad de M¨¦xico, cada tanto puede escucharse a lo lejos aquello de "Mar¨ªa Teresa tiene ganas de cumbanchar. Cuando suena la orquesta empieza a revolear". Como en una furiosa parranda, los amplificadores de la banda en vivo escupen la m¨²sica contra la fachada del Ayuntamiento, de un banco, de la C¨¢mara de Diputados o, directamente en la intersecci¨®n de dos v¨ªas atestadas de autos y peatones. Si se logra seguir el llamado de la m¨²sica y superar el mar de gente que obstaculiza la mirada m¨®vil en mano, se les puede ver. Ellos van por las aceras, ellas, en fila, entre los carriles de la avenida por donde, aun con la velocidad aminorada, no dejan de transitar los coches. ¡°Que pena me dan esos pinches indios¡±, comenta una mujer mientras sostiene con fuerza la mano de un ni?o de unos siete a?os. El cr¨ªo se esfuerza por colar su mirada entre las piernas de los viandantes, intentando ver a los que bailan semidesnudos en la calle.
Sombreros jarochos de palma entrelazada, botas de cuero, zapatillas tenis, sandalias de pl¨¢stico, jeans cubriendo las piernas de ellas, fotos de un tal Yunes a manera de taparrabo sobre los calzoncillos de ellos. Unos y otros, con los torsos desnudos, bailar¨¢n durante dos horas seguidas frente a la miradas de disgusto, sorpresa, pudoroso apoyo o profundo desagrado de los que pasan por all¨ª.
¡°Somos millones de campesinos, pero en la cadena de la sociedad de nuestro pa¨ªs somos los ¨²ltimos. Somos los que no tenemos un sueldo fijo, no tenemos prestaciones, no tenemos seguro de vida, seguro social, no tenemos aguinaldo. El campesino no tiene nada m¨¢s que sus brazos", explica una de las que baila dejando al descubierto la evidencia de los a?os, de la vida en el campo, y de haber experimentado la maternidad varias veces. "Por eso luchamos, para dejar de ser jornaleros y poseer un pedazo de tierra", se?ala.
Este grupo de bailarines semidesnudos, encuerados, lo forman campesinos de diferentes regiones del Estado de Veracruz, sobre todo citricultores y ca?eros. Son el Movimiento de los 400 Pueblos, o lo que queda de ¨¦l. La corriente la formaron en los setenta en M¨¦xico numerosos peticionarios de tierra de Jalisco, Tabasco, Chiapas y Veracruz. Se agruparon y organizaron para presionar al Gobierno y conseguir que se formaran ejidos en sus territorios, para que los jornaleros pudieran tener sus propios terrenos. Ser¨ªa la forma de cumplir la promesa hecha por la Revoluci¨®n de conseguir justicia agraria y una redistribuci¨®n gratuita de tierra.
La corriente surgi¨® en los setenta para exigir que quienes trabajan la tierra pudieran ser propietarios de la misma
En 1974, Los 400 Pueblos recibieron, en una sola entrega, 10.000 hect¨¢reas, una enorme victoria que posibilit¨® la creaci¨®n de varias comunidades. Quince a?os despu¨¦s, en 1989, y tras una marcha de 17 d¨ªas a pie desde Poza Rica hasta Ciudad de M¨¦xico, el movimiento consigui¨® del presidente Salinas de Gortari un compromiso para dotarlos de otras 80.000 hect¨¢reas. Seg¨²n los voceros del movimiento, la promesa no se cumpli¨®. A ra¨ªz de aquello hubo muertos, heridos, tierra tomada de facto, cultivos arrasados, comunidades despojadas, rumores, muchos rumores y el encarcelamiento de mas de 500 activistas, de los cuales 103 resultaron condenados en juicios sumarios.
¡°Se nos acus¨® de abigeato [hurto de ganado], y s¨ª, nos comimos muchas vacas; de invasi¨®n de tierras, s¨ª, tomamos muchas tierras; de robo de frutas tambi¨¦n, dicen hasta que me rob¨¦ un cami¨®n de naranjas. Me quer¨ªan echar hasta homicidio, pero los muertos eran nuestros, c¨®mo nos iban a acusar de eso¡± recuerda C¨¦sar del ?ngel, el pol¨¦mico l¨ªder del Movimiento.
Tras esta cadena de eventos, los fines del grupo cambiaron. La suya dej¨® de ser una lucha por la tierra y pas¨® a ser otra por la libertad de los compa?eros. El nombre de Miguel ?ngel Yunes, ese cuyo rostro impreso adorna la bailarina pelvis de los encuerados, aparece en esta etapa de la historia del Movimiento de los 400 Pueblos. Seg¨²n los activistas, ¨¦l y otros pol¨ªticos y gobernantes de Veracruz como Dante Delgado y Chirinos Calero, citan, fueron los encargados de la represi¨®n, los encarcelamientos y la utilizaci¨®n de variedad de recursos para mantener a los presos tras las rejas.
¡°Yunes es un represor, una persona que ha hecho su dinero a base de chingar al pueblo y puede darse el lujo de gozar de la impunidad¡±, acusa, en una retah¨ªla de insultos, una de las encueradas, quien recuerda que el actual diputado federal del PAN por el Estado de Veracruz, est¨¢ siendo investigado por ejercicio indebido del servicio p¨²blico y enriquecimiento il¨ªcito. Desde entonces y hasta hoy, los campesinos se encueran y bailan ya no para conseguir tierras, sino para exigir que se investigue y aplique justicia a esos, que seg¨²n ellos los reprimieron y saquearon.
El cuerpo como elemento t¨¢ctico
¡®Encuerarse¡¯ es una forma de distinguirse de otros movimientos y llamar la atenci¨®n sobre sus peticiones
En el 2002 iniciaron una huelga de hambre. Cuando completaban ya 15 d¨ªas consumiendo solo agua de manzanilla con miel, unos estaban tendidos frente a la C¨¢mara de diputados y otros frente a la C¨¢mara de senadores exigiendo que se revisaran todas las acciones y violaciones de garant¨ªas sufridas por el Movimiento desde 1992. Frente al desinter¨¦s del Gobierno de Vicente Fox y los medios de comunicaci¨®n, decidieron desnudarse completamente, primero los hombres y luego las mujeres, en medio del asombro general.
¡°Del primero de septiembre del 2014 al 29 de agosto del 2015, se registraron en el Distrito Federal 7.696 movilizaciones, entre marchas, bloqueos y protestas¡±, dicen los datos de la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica del Distrito Federal. Y los n¨²meros son parecidos a lo largo de los a?os. Por eso puede concluirse que manifestarse en la v¨ªa p¨²blica en esa ciudad es ser uno entre millones. ¡°Somos muy pocos, vestidos nos perder¨ªamos entre las dem¨¢s marchas. Por eso somos necios, somos los encuerados¡±, dice Alfonsina Sandoval, de la Asamblea de Mujeres del Movimiento de Los 400 Pueblos.
Aquella primera vez, seg¨²n los manifestantes, funcion¨®. Fox llam¨® de madrugada y acord¨® con el movimiento la entrega de 2.000 hect¨¢reas, se levant¨® la huelga de hambre y, hombres y mujeres se vistieron para retornar a Veracruz.
Aunque hist¨®ricamente hay numerosos ejemplos de casos de uso del cuerpo en acciones de desobediencia civil y denuncia, lo que parece haber aprendido el Movimiento de los 400 Pueblos, es una forma particular de darle un uso t¨¢ctico al propio f¨ªsico. Se puede equiparar a las rondas de las madres de desaparecidos en Argentina, a las sentadas masivas de Gandhi, los flash mobs, los cacerolazos y tantas otras. Se trata de protestas performance, de acciones corporales y est¨¦ticas usadas estrat¨¦gicamente para conseguir alguna incidencia pol¨ªtica.
Por un lado, ¡°encuerarse¡± es una forma de atraer la atenci¨®n de los depositarios de sus demandas y los medios de comunicaci¨®n usando a su favor los prejuicios de una sociedad que no deja de ser conservadora en referencia al cuerpo. Por otro, se trata de un mecanismo que por s¨ª mismo parece empoderar a quienes lo utilizan. Y es que el grupo se desnuda parcial o totalmente ¡ª"depende de que tan cabr¨®n est¨¦ la cosa"¡ª con un orgullo por sus or¨ªgenes, por sus cuerpos y por sus demandas que ellos mismos dicen no haber experimentado antes de la represi¨®n.
Los rumores
De los campesinos de Los 400 Pueblos se dicen muchas cosas, y buena parte de ellas suelen estar relacionadas con las estructuras de poder y con C¨¦sar del ?ngel, su controvertido l¨ªder. O asesor pol¨ªtico, como se describe a s¨ª mismo: ¡°[Mi trabajo] es dar asesoramiento a una comunidad sobre los recursos legales que tiene y las garant¨ªas para obtener un acceso a la educaci¨®n, a la justicia, a los recursos, a las tierras¡±, argumenta.
A causa de Del ?ngel, de su carrera pol¨ªtica con el PRI (el Partido Revolucionario Institucional del actual presidente, Enrique Pe?a Nieto) y de su relaci¨®n con la masacre en la Uni¨®n Regional De productores de Copra en 1967 en Acapulco, el movimiento es acusado de ser el grupo de choque y desprestigio del PRI. Se les imputa el despojo de tierras y acciones malintencionadas contra la facci¨®n del movimiento que se separ¨®. Tambi¨¦n se dice que sus miembros reciben un pago por participar en las movilizaciones, aunque ellos aseguran que est¨¢n all¨ª por su propia cuenta y con sus propios medios.
Los dem¨¢s cargos contra el Movimiento tienen que ver con la ausencia de pudor de sus militantes:a lteraci¨®n de la calma, afrenta a las buenas costumbres, corrupci¨®n de menores. Se les llama indecentes e indecorosos. Se les tacha de feos.
Pero ellos parecen tener claro qui¨¦nes son. ¡°Somos gentes que valoran la tierra, que sabemos vivir de ella, que cultivamos para nosotros y para los dem¨¢s. Si toda la gente dejara de ser campesino, ?de d¨®nde llegar¨ªa el alimento a los rascacielos?", se pregunta Alfonsina Sandoval haciendo girar su sombrero entre las manos justo antes de cal¨¢rselo con seguridad. "En el movimiento todav¨ªa luchamos por permanecer en el campo, porque no nos gane la ciudad", a?ade.
Los senos de todos los tama?os se bambolean mientras ellas bailan con un gesto severo. No quieren que piensen que es fr¨ªvolo lo que hacen, pero en el fondo, dicen ellas, se divierten tanto o m¨¢s que ellos. Ellos a ratos r¨ªen, cantan, conversan. Unos cuantos incluso se dejan seducir por el juego de una viandante, que en un arrebato aprovecha el alboroto para encuerarse tambi¨¦n y frotarse contra ellos y contra los autos. ¡°Nos desnudamos, y bailamos, porque la gente de Veracruz es alegre, tampoco vamos a estarnos manifestando as¨ª como si estuvi¨¦ramos agonizando", apunta Sandoval.
Y ellas siguen moviendo la cadera, ellos siguen un paso adelante, uno atr¨¢s. Otro paseante tambi¨¦n mueve los pies y hace que la imagen en la pantalla de su m¨®vil d¨¦ saltitos con ¨¦l. Aquella mujer mira con desagrado, frunce la boca y sigue de largo rumiando alguna queja. El polic¨ªa mira sin mirar. La otra se?ora r¨ªe ruidosamente. Y "Mar¨ªa Teresa tiene ganas de cumbanchar. Cuando suena la orquesta empieza a revolear".
Tras dos horas de baile se apaga la m¨²sica, las mujeres se retiran de los espacios que separan los carriles y los hombres empiezan a sacar la ropa de sus morrales y a vestirse con prisa. Ya vestidos, los encuerados desaparecen entre la multitud. Son otros m¨¢s entre los muchos que caminan, son cualquiera, no son nadie.
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