Ahorrar en Latinoam¨¦rica: ?misi¨®n imposible?
El 40,6% de los adultos reservan algo de dinero para el futuro, pero pocos lo hacen formalmente
Reservar dinero para la jubilaci¨®n, para la educaci¨®n de los hijos o para comprar un autom¨®vil o una casa puede ser lo m¨¢s normal para cualquier ciudadano en Europa o Estados Unidos, pero si damos un vistazo en Am¨¦rica Latina, esta pr¨¢ctica est¨¢ reservada a unos pocos. En efecto, solo dos de cada cinco latinoamericanos ahorran y la mayor¨ªa lo hace en circuitos informales. ¡°Debajo del colch¨®n¡±, como la abuela.
Esta realidad, unida a que cerca del 40% de los habitantes de la regi¨®n se encuentra en situaci¨®n vulnerable, deber¨ªa generar gran preocupaci¨®n. Y la raz¨®n es simple: como estos ciudadanos no cuentan con los ahorros suficientes, tienen un alto riesgo de caer en la pobreza si enfrentan una adversidad econ¨®mica, como la p¨¦rdida de trabajo, el fallecimiento de un familiar o una emergencia m¨¦dica.
Los bajos ¨ªndices de ahorro en Latinoam¨¦rica reducen las aspiraciones de fortalecer a la creciente clase media y tambi¨¦n suponen un freno para la reducci¨®n de la pobreza porque impiden la acumulaci¨®n de activos, lo cual conduce a una mayor vulnerabilidad ante eventos adversos y a menores niveles de inversi¨®n.
?Pero por qu¨¦ se ahorra tan poco en Am¨¦rica Latina? En buena medida, por falta de educaci¨®n financiera. Aunque en los ¨²ltimos a?os se han registrado avances, en l¨ªneas generales los latinoamericanos deben mejorar las habilidades y actitudes para gestionar sus finanzas personales. Por ejemplo, experimentos realizados en varios pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina han demostrado que el uso de productos de ahorro programado y dirigidos hacia el logro de metas espec¨ªficas (educaci¨®n de los hijos, compra de un electrodom¨¦stico...), acompa?ados de programas de educaci¨®n financiera innovadores, no s¨®lo han generado incrementos importantes en los niveles de ahorro, sino que tambi¨¦n han propiciado mayores niveles de inversi¨®n en salud, educaci¨®n y bienes durables para las familias.
Un reciente informe elaborado por CAF ¡ªbanco de desarrollo de Am¨¦rica Latina¡ª, indica que los grupos poblacionales con menos capacidades financieras y de ahorro son: aquellos con un nivel educativo bajo; residentes en zonas rurales; los j¨®venes, y los adultos mayores. Por el contrario, las mujeres cabeza de familia y los hombres de entre 40 y 50 a?os ¡ªcon empleos formales¡ª son los m¨¢s h¨¢biles a nivel financiero.
Se calcula que si el acceso a los servicios financieros subiera un 10%, los pa¨ªses podr¨ªan reducir de forma significativa la desigualdad
Aunque el ahorro est¨¢ supeditado a los ingresos, tambi¨¦n es cierto que existen diversas herramientas financieras que permiten ahorrar peque?as cantidades de dinero mes a mes.
Las soluciones pasan por mejorar el acceso al sistema financiero para que los grupos con menos recursos dispongan de herramientas amigables que les permitan ahorrar. A su vez, la oferta de productos financieros tiene que adecuarse paulatinamente a las necesidades de los diferentes segmentos de la poblaci¨®n.
Est¨¢ comprobado que un mayor acceso al sistema financiero puede impulsar la creaci¨®n de empleo, incrementar las inversiones en educaci¨®n y ofrecer herramientas para que los m¨¢s pobres gestionen sus recursos de forma m¨¢s eficiente. Se calcula que si el acceso a los servicios financieros subiera un 10%, los pa¨ªses podr¨ªan reducir de forma significativa la desigualdad. Paralelamente, un aumento del 10% en el cr¨¦dito privado podr¨ªa reducir la pobreza hasta un 3%.
La importancia de tener una cuenta bancaria
De acuerdo al Global Findex ¡ªbase de datos que mide el progreso en materia de inclusi¨®n financiera¡ª de 2014, s¨®lo el 51% de la poblaci¨®n en Am¨¦rica Latina tiene una cuenta bancaria. En contraste, los pa¨ªses de altos ingresos de la OCDE tienen una tasa de bancarizaci¨®n del 94%. Adicionalmente, mientras el 41% de los latinoamericanos ahorra, esta proporci¨®n alcanza el 71% en los pa¨ªses de altos ingresos de la OCDE.
A nivel de pa¨ªses, en Brasil siete de cada diez personas tienen una cuenta bancaria; seis de cada diez en Chile y Venezuela; cuatro de cada diez en Panam¨¢, Bolivia y Guatemala, y tres de cada diez en M¨¦xico.
En cuanto al acceso a los servicios financieros en la regi¨®n, difieren en funci¨®n del g¨¦nero, el nivel educativo y la edad. S¨®lo el 35% de las mujeres de Am¨¦rica Latina tiene cuenta bancaria, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje asciende al 44%. En contraste, a nivel internacional, el 47% de las mujeres y el 55% de los hombres tienen cuenta en alg¨²n banco.
Por otra parte, aunque la brecha entre ricos y pobres en cuanto a titularidad de cuentas bancarias se redujo en los ¨²ltimos cinco a?os, siguen existiendo diferencias importantes. En el 40% de los hogares m¨¢s pobres de Am¨¦rica Latina, dos de cada cinco adultos tiene una cuenta, mientras que en el 60% de los hogares con mayores ingresos, tres de cada cinco adultos est¨¢n bancarizados.
Los datos con los que contamos actualmente ofrecen una radiograf¨ªa bastante detallada del estado de la inclusi¨®n financiera en Am¨¦rica Latina y constituyen una buena base para el dise?o de pol¨ªticas p¨²blicas que contribuyan a que cada vez m¨¢s latinoamericanos tengan un acceso adecuado a los servicios financieros. En todo caso, es claro el mensaje de que los nuevos programas de educaci¨®n financiera deber¨¢n atender las necesidades de los diferentes grupos sociales.
El conocimiento que los ciudadanos tienen tanto de las finanzas personales como de las m¨¢s generales es el reflejo del nivel de desarrollo de la sociedad. Por eso, para que Am¨¦rica Latina logre equipararse a las regiones m¨¢s avanzadas es preciso mejorar nuestra educaci¨®n financiera.
Juan Carlos Elorza es director de desarrollo productivo y finanzas de CAF (Banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina).
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