En efecto: ?qu¨¦ molestos son los jarrones chinos!
La visita de Viktor Orb¨¢n a Helmut Kohl refuerza el frente contra la inmigraci¨®n
Felipe Gonz¨¢lez o Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no son los ¨²nicos jarrones chinos que pueden estorbar a sus sucesores cuando dejan el poder. Acabamos de tener la prueba de que la met¨¢fora popularizada en su d¨ªa por el expresidente socialista espa?ol no conoce fronteras. Que se lo digan a Helmut Kohl, excanciller de Alemania, art¨ªfice de la reunificaci¨®n de su pa¨ªs y gran protagonista ¡ªjunto con Fran?ois Mitterrand y Jacques Delors¡ª de una etapa importante en el desarrollo de Europa.
Ausente durante muchos a?os del primer plano de la vida p¨²blica ¡ªsufri¨® un accidente cerebral en 2008 y desde entonces apenas puede hablar¡ª, Kohl se ha dejado visitar por Viktor Orb¨¢n, uno de los dirigentes menos frecuentables de la UE y conductor, desde su puesto de primer ministro h¨²ngaro, de una pol¨ªtica de rigores fronterizos y de erizado de alambradas contra la inmigraci¨®n. No hay duda alguna de que Orb¨¢n es el principal opositor internacional a la acogida de inmigrantes intentada por Angela Merkel. Y aunque nada preciso se ha dicho sobre el encuentro de Orb¨¢n y Kohl, es evidente que representa un estorbo para la actual canciller en medio de las cr¨ªticas que recibe por su pol¨ªtica migratoria.
La audacia de Merkel sorprendi¨® a propios y extra?os cuando decidi¨®, en el verano pasado, no devolver a los refugiados sirios a los pa¨ªses de la UE por los que hab¨ªan entrado y abrir las puertas de Alemania a los inmigrantes bloqueados en Hungr¨ªa. Fueron los tiempos en que se vio a nutridos grupos de alemanes recibiendo con flores a los refugiados, y en que se organizaron m¨²ltiples centros de acogida. Las tornas han cambiado: ahora le preguntan a la canciller si la econom¨ªa de Alemania tiene capacidad para acoger realmente a un mill¨®n de inmigrantes. Desde que se produjeron las violaciones colectivas de mujeres por hombres de origen extranjero, en la Nochevieja pasada, el pa¨ªs se ha dividido sobre la cuesti¨®n migratoria. Y ahora ya cuenta con su propio partido xen¨®fobo, todav¨ªa peque?o en comparaci¨®n con las potentes extremas derechas de Francia, Reino Unido u Holanda, pero suficiente como para evocar una amenaza a la estabilidad de un sistema pol¨ªtico como el alem¨¢n, que parec¨ªa muy consolidado.
Kohl pasa por ser el mentor de Angela Merkel. Pero sus relaciones no son las mejores desde que, a finales de los a?os noventa, cuando ella era secretaria general de su partido (la CDU) critic¨® al patr¨®n tras el descubrimiento de irregularidades en la financiaci¨®n del partido que compromet¨ªan a Kohl y otras figuras. El excanciller, en una biograf¨ªa no autorizada, se ha referido a ella como a una ¡°chiquilla¡± al hablar de sus or¨ªgenes pol¨ªticos. Merkel reh¨²ye la cr¨ªtica al antiguo jefe, pero es humano que ya no sepa qu¨¦ hacer con el jarr¨®n chino del apartamento. Lo grave es que estas facturas pol¨ªticas se pongan al cobro sobre el fondo de las desgracias y la desesperaci¨®n de los que huyen de las guerras de Oriente Pr¨®ximo, y que se ven tratados como si fueran hordas lanzadas a carcomer a Europa.
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