Para¨ªsos o vertederos
La alternativa que propuso Baltasar Garz¨®n arruina los efectos beat¨ªficos del t¨¦rmino y marca una perspectiva diferente
Baltasar Garz¨®n lo plante¨® el viernes 22 de abril en Hoy por hoy, ante Pepa Bueno: No deber¨ªamos decir ¡°para¨ªsos fiscales¡± sino ¡°vertederos sociales¡±. Me gust¨® que alguien expusiera en la radio alguna idea sobre la importancia de las palabras, y que la directora y sus contertulios la acogieran con inter¨¦s.
La voz ¡°para¨ªso¡± no tiene rival a la hora de dar idea sobre algo maravilloso, id¨ªlico, de ensue?o. Y por eso ha logrado el respaldo del uso (y del Diccionario) como designaci¨®n de los pa¨ªses que aplican la relajaci¨®n tributaria para atraer capitales. Si a cualquiera de nosotros nos da por idear un para¨ªso, desde luego que no se nos ocurre poner en ¨¦l a inspectores de Hacienda.
Ahora bien, el t¨¦rmino representa un hecho a todas luces negativo (el fraude fiscal) mediante la palabra m¨¢s positiva. De ese modo, el vocablo ¡°para¨ªso¡± queda asociado a pa¨ªses insolidarios que protegen fondos ilegales o cuando menos de dudoso gusto.
La expresi¨®n ¡°para¨ªso fiscal¡± parece proceder de un error de traducci¨®n. El sintagma ¡°tax haven¡± fue confundido con ¡°tax heaven¡±, lo que transmut¨® el refugio (haven) en para¨ªso (heaven), y por eso se traslad¨® al franc¨¦s como ¡°paradis fiscaux¡± (para¨ªsos fiscales), de donde lo sacamos nosotros.
La primera menci¨®n de ¡°para¨ªso fiscal¡± en el corpus de la Academia se halla en unas palabras del consejero vasco Mario Fern¨¢ndez en EL PA?S del 10 de octubre de 1980 (en las que negaba que esa comunidad aspirase a tal condici¨®n), pero el banco de datos de este diario la muestra mucho antes: el 29 de marzo de 1977¡ ?y aplicada a Canarias!: ¡°Una Administraci¨®n pacatamente centralista y socialmente miope¡±, dec¨ªa el reportaje, "ha reducido aquellas islas a un mero para¨ªso fiscal para extra?os¡±.
El Diccionario incorpor¨® la expresi¨®n ¡°para¨ªso fiscal¡± en 2001: ¡°Pa¨ªs o territorio donde la ausencia o parvedad de impuestos y controles financieros aplicables a los extranjeros residentes constituye un eficaz incentivo para atraer capitales del exterior¡±.
La alternativa que propuso Garz¨®n arruina, pues, esos efectos beat¨ªficos de la palabra ¡°para¨ªso¡± y marca una perspectiva diferente. En efecto, si all¨¢ va el dinero sucio llamemos al recipiente como se merece.
Quiz¨¢ no funcione tan bien el adjetivo ¡°sociales¡± como el sustantivo ¡°vertederos¡± (podr¨ªamos optar por ¡°vertederos opacos¡±, ¡°basureros de divisas¡± o ¡°basurales monetarios¡±). No obstante, se mejora la designaci¨®n y puede aplicarse a las llamadas ¡°empresas offshore¡±: es decir, las empresas vertedero.
La expresi¨®n ¡°para¨ªso fiscal¡± acabar¨¢ impregn¨¢ndose alg¨²n d¨ªa con la inmundicia de su contexto, porque la eficacia de los eufemismos tiene un tiempo limitado; pero mientras tanto la fragancia que despide sigue ocultando el insistente hedor de todo aquello que se corrompe.
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