Revuelta en la isla del gas
El archipi¨¦lago tunecino de Kerkennah exige a la empresa Petrofac que invierta en la zona
Los protagonistas de la ¨²ltima revuelta en la efervescente T¨²nez evocan conflictos habituales en otras latitudes: una multinacional brit¨¢nica de la energ¨ªa, los ind¨®mitos vecinos de una isla id¨ªlica, un Gobierno incompetente y decenas de polic¨ªas antidisturbios. Pero el guion de esta rebeli¨®n en el archipi¨¦lago de Kerkennah, habitado por 15.000 personas y situado a unos 20 kil¨®metros de la ciudad mediterr¨¢nea de Sfax, contiene elementos originales.
Al rebufo de los vientos revolucionarios de la primavera ¨¢rabe, los habitantes de la principal isla de Kerkennah, cuna del sindicalismo tunecino, bloquearon durante semanas los accesos a las instalaciones de la compa?¨ªa Petrofac, que explota un yacimiento de gas. Empoderados por la ca¨ªda del corrupto r¨¦gimen de Ben Al¨ª, los vecinos forzaron a la empresa a dedicar una parte mayor de sus ingresos al desarrollo de la zona. Era el precio a pagar en aras de la paz social.
Gracias a un acuerdo tripartito entre vecinos, Petrofac y el Gobierno provincial se cre¨® un ¡°programa de trabajo medioambiental¡±, financiado por la compa?¨ªa, del que se beneficiaron m¨¢s de 250 j¨®venes desempleados. A pesar de su nombre, la finalidad del proyecto no era realmente de tipo ecol¨®gico. Los beneficiarios pasaron a cobrar un subsidio mensual de entre 135 y 225 euros a cambio de incorporarse a diversas entidades p¨²blicas: la delegaci¨®n provincial, correos, el hospital, etc¨¦tera.
Sin embargo, el acuerdo era informal, y ninguno de ellos lleg¨® a firmar un contrato laboral y, por lo tanto, quedaron excluidos de la cobertura de la seguridad social. Despu¨¦s de que el Estado incumpliera repetidamente sus promesas de regularizar la situaci¨®n de los j¨®venes subempleados, a mediados de enero los habitantes de Kerkennah iniciaron un cerco de las instalaciones de Petrofac con el fin de paralizar sus actividades.
En lugar de recurrir al di¨¢logo para resolver su en¨¦sima crisis social, el pasado 4 de abril, el Gobierno envi¨® a centenares de agentes de polic¨ªa a desalojar a los manifestantes. La noche termin¨® en una batalla campal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.