El ministro estrella de Hollande, contra los suyos
Macron desoye las llamadas al orden mientras alimenta su propia carrera pol¨ªtica
Fran?ois Hollande medita estos d¨ªas c¨®mo ejercer su autoridad para parar los pies a su protegido ministro estrella, Emmanuel Macron, que ha decidido volar solo. No lleva 20 meses en el Ejecutivo ni es militante del gubernamental Partido Socialista, pero, a sus 38 a?os, el titular de Econom¨ªa y exasesor del El¨ªseo se ha lanzado a una carrera por libre basada en provocaciones a su mentor y a sus compa?eros de Gabinete, a quienes les est¨¢ ganando la partida con una sorprendente estrategia.
Acaba de lanzar su propia formaci¨®n pol¨ªtica ¡ªEn Marche!¡ª, con las siglas (EM) de su nombre y apellido. No se sabe si es una plataforma de apoyo al debilitado Hollande a un a?o de las presidenciales o si el germen de una lanzadera personal. Lo cierto es que la iniciativa ha provocado sendos pu?etazos en la mesa de Hollande y del primer ministro, Manuel Valls, a la zaga ahora en la pugna por la herencia de la desarbolada izquierda.
¡°Est¨¢ en mi equipo, bajo mi autoridad. (Macron) me debe todo¡±, ha dicho en p¨²blico el jefe del Estado, a modo de amenaza de dejarle caer. A su vez, Valls consideraba ¡°absurdo¡± que el socioliberal Macron dijera que la divisi¨®n entre izquierda y derecha est¨¢ superada.
Todo ha sido in¨²til. El electr¨®n libre Macron se ha prodigado en declaraciones contra los impuestos a las fortunas o las rebajas en la pol¨¦mica reforma laboral, ha posado con su esposa para Paris Match ¡ªaunque se arrepinti¨®¡ª y ha comentado que no tiene una lealtad perruna a Hollande por ser ministro.
Y lo peor para las celosas v¨ªctimas del joven exbanquero: los franceses, at¨®nitos ante esta guerra de familia, le prefieren como presidente antes que a Valls u Hollande, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas. Es el candidato mejor situado incluso entre socialistas y simpatizantes. Mientras, En Marche! dice haber logrado 15.000 adhesiones en su primera semana de vida.
Quiz¨¢s es tarde para ese gesto de autoridad de Hollande ante su crecido pupilo. O quiz¨¢s llegue a tiempo para ser visto como otra prueba de debilidad.
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