No es tarde para el PSOE
La socialdemocracia europea busca su espacio: Italia mira hacia el centro y Reino Unido gira a la izquierda. A Pedro S¨¢nchez, sin embargo, el espacio se le achica por el empuje de Ciudadanos y Podemos. Debe de hallar una posici¨®n mixta y evolutiva
La crisis ha tra¨ªdo a la socialdemocracia a un cruce de caminos en el que se juega su futuro. Las viejas respuestas aparecen agotadas, y la gran pregunta se abre ante sus l¨ªderes: ?es hora de volver a conectar con sus ra¨ªces de izquierda, o mejor consolidar el viaje hacia el centro? Mientras deciden, la base se deshace. En la ¨²ltima d¨¦cada, los partidos socialdem¨®cratas europeos han perdido uno de cada cuatro votos. En el mismo periodo, el PSOE se ha dejado la mitad, pasando de un 44% en 2008 al actual 22%. Parece evidente que el centro-izquierda se ha perdido, y necesita encontrar un nuevo camino.
Es una b¨²squeda hecha de varias disyuntivas. La primera es evidente: ?debe el pa¨ªs abrirse al mundo o, por contra, es m¨¢s conveniente protegerse de las influencias ajenas, quedarse en casa? Este dilema tiene dos vertientes: una m¨¢s econ¨®mica (abrir o cerrar mercados, sectores comerciales, proteger o dejar volar libres las propias industrias) y otra social y cultural, con los flujos migratorios como m¨¢xima expresi¨®n. El tercer eje es el del papel del Estado frente a las desigualdades: cu¨¢nto recaudar, cu¨¢nto gastar y, sobre todo, en qui¨¦n gastar.
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Hasta hace unos a?os, la familia socialdem¨®crata pod¨ªa mantener una posici¨®n m¨¢s o menos com¨²n frente a estas tres cuestiones: apertura cauta de mercados y fronteras, acompa?ada de redistribuci¨®n favorable a los asalariados, tratados como un conjunto m¨¢s o menos homog¨¦neo. Pero el equilibrio se ha roto. La apertura de mercados y fronteras tiene efectos opuestos entre los trabajadores: beneficia a quienes est¨¢n preparados para competir y tienen preferencias personales por el multiculturalismo; perjudica a aquellos que no disponen de los recursos para lidiar con la globalizaci¨®n. Como consecuencia, las prioridades redistributivas tambi¨¦n son diferentes.
En Espa?a, la integraci¨®n econ¨®mica consisti¨® en una burbuja de cr¨¦dito descomunal que trasladamos a un modelo de crecimiento basado en el consumo interno, consolidando la segmentaci¨®n entre trabajadores cualificados y no cualificados, estables y precarios, que no fue visible hasta que no se cerr¨® el grifo de las finanzas. El frenazo cogi¨® al PSOE a contrapi¨¦, sin acceso a mecanismos de redistribuci¨®n para amortiguar el golpe de los (ahora) perdedores de la burbuja. Y, por tanto, sin respuestas.
Otros partidos europeos s¨ª han movido ficha. El Partido Democr¨¢tico (PD) italiano, por ejemplo, se ha decidido por la opci¨®n centrista, liberal: s¨ª a la apertura econ¨®mica y social, no al proteccionismo, y cambio en el modelo redistributivo hacia la igualdad de oportunidades. Es una opci¨®n que busca su base en un nuevo acuerdo entre ganadores potenciales de la globalizaci¨®n, sean trabajadores cualificados, profesionales liberales o empresarios. La alternativa de contraste la encontramos en el Reino Unido, donde el nuevo liderazgo laborista apuesta por un giro a la izquierda basado en un proteccionismo econ¨®mico que no se desprende del aperturismo social, y un modelo redistributivo basado en quitar a los ganadores para darle a los perdedores para igualar en resultados.
Es due?o del futuro quien maneja los matices, quien sabe construir sobre la complejidad
Por desgracia para el PSOE, estos dos caminos le est¨¢n vedados en nuestro pa¨ªs: Ciudadanos est¨¢ construyendo la coalici¨®n liberal, mientras que Podemos hace lo propio con el proteccionismo de izquierdas. La situaci¨®n era bien distinta para Matteo Renzi, quien vio c¨®mo el centro quedaba libre ante la debacle de Berlusconi y su Forza Italia. Mientras, el Movimento 5 Estrellas se presenta como la postura opuesta al PD, haciendo las veces de nueva oposici¨®n. Jeremy Corbyn, por su lado, ten¨ªa la opci¨®n de recorrer terreno hacia la izquierda del laborismo. Decisiones que pueden ser cuestionadas electoralmente, pero que desde luego suponen respuestas ideol¨®gicas claras al contexto actual.
Para Pedro S¨¢nchez, por contra, el espacio no hace sino achicarse. M¨¢s todav¨ªa en el contexto actual de negociaci¨®n e incertidumbre. En cierto modo, lo que est¨¢ intentando hacer el PSOE es poner de acuerdo a sus propios herederos, que no solo est¨¢n profundamente enfrentados entre ellos en los ejes fundamentales de redistribuci¨®n y apertura de mercados, sino que adem¨¢s no tienen muchos incentivos para llegar a un acuerdo porque esperan poder seguir robando apoyos al viejo socialismo. A ello se a?ade las divisiones particulares de nuestro pa¨ªs: la l¨ªnea roja nacionalista por el lado de Podemos, y la imposibilidad de llegar a un acuerdo con un PP (como s¨ª hizo el PD de Renzi con el Nuevo Centroderecha escindido de la formaci¨®n de Berlusconi) manchado por la corrupci¨®n y demasiado escorado al conservadurismo cl¨¢sico: redistribuci¨®n escasa y centrada en las clases medias, mercados solo moderadamente abiertos, cerraz¨®n social y cultural.
No es ¨¦sta una situaci¨®n pasajera, que se resolver¨¢ con un pacto o con la convocatoria de nuevas elecciones. La fragmentaci¨®n parlamentaria refleja una divisi¨®n real de posiciones entre los votantes. Mientras el PSOE dudaba hacia d¨®nde dirigirse una parte de su base se desperdig¨® en dos direcciones distintas. Ahora, ?qu¨¦ espacio le queda? De momento, el de aquellos que en el pasado salieron ganando con sus pol¨ªticas, y ahora tienen demasiado que perder como para moverse hacia un equilibrio distinto. Pero si en el futuro las tensiones actuales se hacen m¨¢s profundas incluso ¨¦stos se ver¨¢n forzados a tomar posiciones distintas en las cuestiones emergentes. No parece, por tanto, una apuesta muy rentable si la intenci¨®n es liderar las fuerzas de progreso.
Tal vez la clave resida en no ser completamente Renzi ni Corbyn, sino ambos en cierta medida
Sin embargo, el nuevo equilibrio pol¨ªtico est¨¢ lejos de cerrarse, como atestigua el vaiv¨¦n de encuestas y debates internos en los partidos. M¨¢s fundamentalmente, los retos de apertura y redistribuci¨®n est¨¢n todav¨ªa defini¨¦ndose: no tienen una forma clara, y como siempre sucede en una democracia, los debates dependen tanto de las demandas de los representados como de la iniciativa y la capacidad de innovaci¨®n de los representantes.
Es due?o del futuro quien maneja los matices. Quien es capaz de comprender la complejidad y de construir coaliciones sobre ella. La socialdemocracia espa?ola, como la europea, naci¨® y creci¨® gracias a una tenaz b¨²squeda del equilibrio. Si en el pasado la respuesta no fue absoluta, ?por qu¨¦ iba a serlo hoy? Tal vez la clave resida en no ser completamente Renzi ni Corbyn, sino en ser ambos en cierta medida: virar hacia el centro en unas cosas, y poner rumbo a la izquierda en otras. As¨ª, queda al menos una posici¨®n alternativa por explorar dentro de la esfera progresista: la de una plataforma que proponga abrir el pa¨ªs social y econ¨®micamente, y al mismo tiempo construir un sistema redistributivo m¨¢s robusto y generoso, dedicado a quienes han estado perdiendo y pueden perder desde ahora. Una posici¨®n mixta pero evolutiva. Quiz¨¢s sea demasiado tarde para conseguirlo, pero es igualmente cierto que el PSOE jam¨¢s lo averiguar¨¢ si ni tan siquiera lo intenta.
Jorge Galindo es investigador del Departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad de Ginebra y editor de Politikon.
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