¡°Si haces que el dinero se quede en una comunidad, atacar¨¢s al paro¡±
El consejero delegado de STRO sostiene que es posible dise?ar monedas locales que ayuden al crecimiento de pueblos y regiones
¡°Gracias a la tecnolog¨ªa puedes dirigir el dinero hacia un camino que favorezca el crecimiento local¡±. Este eslogan podr¨ªa ser una proclama de Silicon Valley, pero no es el caso. Es la idea que defiende Henk van Arkel (La Haya, 1951), consejero delegado de la Social Trade Organisation, una red de fundaciones de origen holand¨¦s que ha ayudado a poner en marcha el uso de monedas sociales en todo el mundo. Para Van Arkel, que ha acudido a Barcelona para impulsar un proyecto de divisa local del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, esta conclusi¨®n es producto de una experiencia que se remonta a m¨¢s de dos d¨¦cadas de trabajo. En pa¨ªses latinoamericanos como Brasil, Ecuador y El Salvador; pero tambi¨¦n europeos, como Espa?a e Italia. Todos ellos, con un punto en com¨²n. Econom¨ªas que sufren de paro y pobreza y donde las monedas sociales o locales ¡ªdivisas que solo se pueden usar en una localidad o regi¨®n¡ª pueden fomentar el empleo.
?C¨®mo empez¨® a implicarse en el desarrollo de monedas sociales? Van Arkel bromea que ¡°con un ordenador Olivetti¡± ya empez¨® a ¡°ver el potencial que la tecnolog¨ªa tendr¨ªa¡± para el dise?o de estas divisas. Pero un momento clave lleg¨® con un proyecto de colaboraci¨®n entre la Social Trade Organisation (STRO) y el Banco Palmas, entidad comunitaria que ofrec¨ªa microcr¨¦ditos a los comercios del Conjunto Palmeiras, un barrio de Fortaleza (Brasil). La organizaci¨®n tom¨® los reales destinados al proyecto de inauguraci¨®n de una escuela, para donar microcr¨¦ditos a los comercios, a condici¨®n de que la gente "pusiera una etiqueta indicando que aceptaba el pago en [la moneda local] palmas". Tambi¨¦n concedieron microcr¨¦ditos en reales a una constructora local que deb¨ªa pagar con palmas a sus empleados. Como resultado, el dinero no solo sirvi¨® para poner en marcha el centro educativo: los empleados y la gente del vecindario empezaron a usar la divisa local en los comercios de la zona y el barrio se enriqueci¨®.
Fue en ese momento cuando STRO aplic¨® las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n para crear monedas locales electr¨®nicas, y establecer sus normas de funcionamiento. Y lo hizo con el programa Cyclos. ¡°El tipo de cambio puede [con la divisa del pa¨ªs] reducirse con el n¨²mero de transacciones¡±, explica. La idea es reforzar el consumo local. Pero sin excederse. De otro modo, los beneficios de usarla ¡ªmayor poder adquisitivo, descuentos; o cr¨¦ditos a tipo de inter¨¦s reducido o cero proporcionados por la entidad emisora¡ª no compensar¨ªan la desventaja de tener que emplearla en una localidad. Y, con las transacciones, Van Arkel espera que lleguen nuevos puestos de trabajo e inversiones: ¡°Si puedes hacer que el dinero permanezca en una comunidad durante un tiempo, puedes atacar el paro¡±, resume esperanzado.
El caso del Banco Palmas, de hecho, no es ni mucho el ¨²nico proyecto de divisa local que emplea el programa Cyclos. El fundador de STRO cita el caso de Tradaq, red brasile?a de trueque entre empresas, que permite a las compa?¨ªas comercializar entre s¨ª sus excedentes y reservar la divisa oficial para otras compras. Y a PuntoTransacciones, otra red de intercambio entre negocios de El Salvador: ¡°Parec¨ªa impensable que pudieran mantener el sistema vivo, porque se trata de peque?as empresas, unipersonales, que dif¨ªcilmente pueden mantener los intercambios¡±. El tama?o de Tradaq, vaticina, podr¨ªa hacer red que esta red pueda ayudar ¡°a compensar la ca¨ªda de la econom¨ªa brasile?a¡±, al facilitar que las empresas puedan venderse entre s¨ª sus excedentes de producci¨®n.
La idea de las monedas sociales ha chocado, en ocasiones, con el papel que el dinero juega en la econom¨ªa. Y, de hecho, Van Arkel no ahorra cr¨ªticas hacia el sistema monetario. ?Por qu¨¦? Todo pr¨¦stamo debe ser devuelto a un tipo de inter¨¦s, que parte del tipo de inter¨¦s al que los bancos centrales prestan divisas a las entidades financieras. Ello permite a estos y otros actores de la econom¨ªa especular con los intereses. Las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n han elevado este proceso a la en¨¦sima potencia: ¡°Hace 200 a?os, si alguien ten¨ªa dinero lo invert¨ªa en capacidad productiva, en un carro, una empresa¡ o esto o lo pon¨ªa bajo la almohada. Hoy en d¨ªa, con la inform¨¢tica, el dinero se acaba usando para la especulaci¨®n o para defenderse de ella¡±.
STRO trabajado en el desarrollo de divisas locales en Brasil y Honduras, Espa?a e Italia
Esta es una de las ideas que Van Arkel quiere transmitir en el libro @nother Kind of Money, que STRO publicar¨¤ en ingl¨¦s a partir de la segunda mitad de 2016 ¡ªactualmente se encuentra disponible en holand¨¦s¡ª. En ella apunta a que la actual configuraci¨®n del sistema monetario no permite superar la crisis econ¨®mica: ¡°Si hay capacidad [de trabajo o producci¨®n] infrautilizada significa que el dinero no est¨¢ ejerciendo su funci¨®n de forma efectiva¡±. Y aboga por divisas electr¨®nicas que ¡°permitan dirigir el dinero hacia un camino que favorezca el crecimiento local¡±. Una idea en la que insiste a lo largo de la conversaci¨®n: ¡°El avance tecnol¨®gico clave es que podamos dirigir el dinero en la direcci¨®n que queramos [para facilitar el crecimiento], sin depender ya del sistema financiero¡±.
De hecho, el dise?o electr¨®nico de las monedas sociales permite que los Gobiernos ¡°empiecen a poner normas en el dinero que gastan, a condicionar su funcionamiento¡± para fomentar el crecimiento de la econom¨ªa real. Van Arkel cita un proyecto de la organizaci¨®n con el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). La idea es ofrecer pagos y subvenciones en moneda local a aquellas entidades y trabajadores municipales que quieran participar: ¡°Al principio puede circular por un mes. Luego la gente se va a acostumbrar. Lo ampl¨ªas a dos meses. Se crea m¨¢s negocio. Lo ampl¨ªas a tres meses, y cae el paro¡±. Esta iniciativa forma parte del proyecto europeo DigiPay4Growth, pensada para apoyar la puesta en marcha de divisas locales que potencien el crecimiento econ¨®mico
Para que una divisa local tenga ¨¦xito, necesita personas que sepan conectar con la poblaci¨®n
?Qu¨¦ dificultades entra?an estos proyectos? Van Arkel recurre otra vez al caso de Santa Coloma: ¡°Inicialmente, la gente no querr¨¢ que le paguen en dinero que solo puede gastar en el municipio¡±. Para romper esta desconfianza, se ofrece una bonificaci¨®n a las personas que cambien euros por divisa local: ¡°En Santa Coloma quieren dar un bonus del 5% para que circule localmente, condicionado a gastarlo en el municipio un mes y medio. La gente tiene una oportunidad para gastar un poco m¨¢s¡±. ¡°De este modo la divisa local empieza a circular, y a medida que lo haga m¨¢s los resultados se notar¨¢n¡±, vaticina.
Sin embargo, por muy bien que est¨¦ dise?ada la divisa, Van Arkel apunta que esta requiere una ¡°gesti¨®n profesional, personas que entiendan que es un negocio¡±. Por eso, asegura, su organizaci¨®n tiene cuidado de elegir a socios que puedan convencer a la poblaci¨®n local de la utilidad de la moneda social. Este es el caso de uno de los proyectos que apoya en Europa, la red de trueque entre empresas Sardex. M¨¢s de 3.000 empresas de la isla de Cerde?a (Italia) la usan para intercambiar productos, reservando as¨ª los euros para otras compras: ¡°Los iniciadores de Sardex son buenos, innovadores, inteligentes, pero creyeron que ten¨ªan que dejar la gesti¨®n a un profesional. Y esto fue lo que hizo que nos decidi¨¦ramos, porque demostr¨® que eran capaces de conocer sus limitaciones y ser profesionales. Ten¨ªan una voluntad real de emprender¡±.
Adem¨¢s, ¡°el banco central del pa¨ªs debe dejar espacio a la innovaci¨®n¡± de poner en pr¨¢ctica monedas que pueden complementar a la divisa oficial, y ayudar al crecimiento de regiones deprimidas: Despu¨¦s de un per¨ªodo de desconfianza, el Banco Central de Brasil ve ahora en entidades comunitarias como el Banco Palmas un instrumento para ¡°penetrar en comunidades como Ciudad de Dios¡±, donde ¡°no entra nadie¡±.
El banco central del pa¨ªs debe dejar espacio a la innovaci¨®n
La actitud de la entidad brasile?a es, de hecho, diametralmente opuesta a la de su equivalente en Ecuador, donde STRO tambi¨¦n ha ayudado a poner en marcha una divisas local. ¡°El Banco Central de Brasil pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa crear innovaci¨®n, y solo par¨® cuando ve¨ªa que produc¨ªa malos resultados. [En cambio] estuvimos poco tiempo con el Banco Central de Ecuador. Enseguida buscaba maneras de regular, no dejaba espacio para innovar¡±.
Pero, ?hasta qu¨¦ punto puede una divisa local mejorar la vida de la comunidad donde se implanta? El consejero delegado de STRO tira de un ejemplo muy visual: ¡°En el Conjunto Palmeiras en encuentras latas vac¨ªas por las calles. Esto ser¨ªa imposible en cualquier otro barrio de Fortaleza [Brasil], porque hay tanta gente pobre que lo acaba recogiendo para reciclarlo¡±. Van Arkel reconoce ¡°que no es un ejemplo muy bonito¡±, pero la evidencia salta a la vista: la moneda local ha ayudado a traer prosperidad al barrio. ¡°No s¨¦ si podemos romper la barrera de la cultura de la pobreza por medios econ¨®micos, pero el nivel de desempleo actual es criminal. Supone condenar a la gente a no poder desarrollar sus capacidades¡±, concluye.
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