Empleo para los m¨¢s fr¨¢giles
La desocupaci¨®n cr¨®nica afecta a cerca de tres millones de personas en Espa?a
La crisis ha intensificado en Espa?a una tendencia de largo recorrido e inaceptables consecuencias: la progresiva expulsi¨®n del trabajo de los adultos menos cualificados. Un problema que est¨¢ adquiriendo perfiles cr¨®nicos y que es la causa principal de la preocupante evoluci¨®n del riesgo de pobreza. El aumento en la desigualdad de rentas durante la crisis procede b¨¢sica y precisamente del alarmante aumento en la no ocupaci¨®n de ese colectivo. Los riesgos sociales para los trabajadores con bajos salarios no tienen parang¨®n con los riesgos de pobreza y de carencia material severa que se derivan de la desocupaci¨®n prolongada o cr¨®nica.
Otros art¨ªculos de los autores
Este es un de los peores resultados del an¨®malo funcionamiento del mercado de trabajo. Casi la mitad de los ¨²ltimos treinta a?os Espa?a ha mantenido tasas de paro superiores al 20%; solo cuatro a?os tasas de menos de 10%. El convulso devenir del empleo en funci¨®n de los ciclos econ¨®micos es incomparable con la evoluci¨®n laboral de los pa¨ªses de nuestro entorno.
Aunque tan deficiente funcionamiento puede afectar a todos los niveles educativos en diferentes momentos de la biograf¨ªa laboral, se da una clara preponderancia de la forma en la que perjudica ¡ªdurante toda su trayectoria vital¡ª a los ¡°menos cualificados¡±. Los importantes incrementos de nivel de estudios no han logrado cambiar este proceso. Cada nivel de estudios ha sido sustituido, en periodos cada vez m¨¢s cortos, por el inmediato superior en la proporci¨®n de ¡°desocupados¡±.
Este problema es menos visible en el largo plazo entre las mujeres. Su constante incremento de participaci¨®n laboral durante el ¨²ltimo medio siglo encubre en parte lo que entre los varones es una evidencia palmaria: los adultos menos cualificados se han visto progresivamente expulsados del empleo, incluso en la fase que deber¨ªa ser la m¨¢s activa de su biograf¨ªa laboral, hasta casi cronificar esa expulsi¨®n. En cada recesi¨®n, su p¨¦rdida de empleo ha resultado m¨¢s acusada, y se ha ido acumulando porque las fases alcistas posteriores s¨®lo han logrado recuperar la mitad de lo perdido. Por tal camino, en 2013, la mitad de los varones espa?oles aut¨®ctonos con estudios primarios lleg¨® a estar sin empleo en la cima de su vida laboral (entre 35 y 54 a?os).
Urge recuperar su ocupaci¨®n. Bajo un supuesto moderado, el colectivo recuperable alcanzar¨ªa a tres millones de personas potencialmente empleables. Ese colectivo es prioritario porque tiene las menores opciones alternativas al empleo. Adem¨¢s, tienen m¨¢s probabilidades de pertenecer a hogares con hijos que sufren las m¨¢s duras consecuencias derivadas de la pobreza de sus padres. No es suficiente ¡°mejorar su empleabilidad¡±, es imprescindible conseguir su vuelta al empleo.
La opci¨®n de recualificar a los adultos con desocupaci¨®n cr¨®nica tiene serias limitaciones
No puede obviarse que la opci¨®n de recualificar a los adultos con desocupaci¨®n cr¨®nica tiene serias limitaciones: por un lado, esta tarea es lenta y costosa, dificultada por las reconocidas insuficiencias del sistema espa?ol de formaci¨®n de desempleados; por otro lado, es posible que esa recualificaci¨®n mejore algo las condiciones de competencia con otros colectivos, pero resulta poco probable que pueda solucionar el problema de desocupaci¨®n de los ¡°menos cualificados¡±.
La progresiva cronificaci¨®n en la desocupaci¨®n parece indicar que hay un notorio problema de inadecuaci¨®n entre su productividad y los costes laborales de su cada vez m¨¢s improbable contrataci¨®n. Si no se act¨²a sobre estos costes, su desocupaci¨®n ser¨¢ creciente e irreversible.
Dejando aparte los salarios, a los que la crisis ha sometido a un intenso proceso de ajuste en el que ha influido la reforma laboral, hay varios ¨¢mbitos de actuaci¨®n para la capacidad reguladora del Estado: las subvenciones directas, las rebajas del IRPF, las exenciones o bonificaciones de la cotizaci¨®n a la Seguridad Social y la compatibilidad salarial complementaria con el empleo de algunas prestaciones sociales.
Cualquiera de estas pol¨ªticas presenta problemas de incentivos perversos, porque no es razonable ni eficiente recompensar la descualificaci¨®n. Por ello, es imprescindible elaborar unos criterios claros de demarcaci¨®n que se centren en ese objetivo de ¡°recuperaci¨®n¡± de unos trabajadores que, habi¨¦ndolo sido, han sufrido la tragedia de no haberse preparado para un momento y una sociedad que no supieron ver a tiempo.
Las experiencias en la utilizaci¨®n de las subvenciones directas al empleo no las hace recomendables. El dif¨ªcil rigor en su aplicaci¨®n, su tendencia a generar efectos ¡°no queridos¡± y sus serios problemas de demarcaci¨®n desaconsejan esta v¨ªa.
La ocupaci¨®n no es solo un medio para obtener rentas; es una fuente imprescindible de dignidad
La opci¨®n de una subvenci¨®n controlada fiscalmente a trav¨¦s del IRPF tendr¨ªa que tomar la forma de ¡°impuestos negativos¡±, ya que el IRPF de estos contratos es ya muy bajo.
La v¨ªa de importantes rebajas de las cotizaciones a la seguridad Social para los trabajos de menor cualificaci¨®n parece la m¨¢s sencilla de aplicar, como ha demostrado la actual carencia de 500€ de cotizaci¨®n para los contratos indefinidos. La demarcaci¨®n de estas rebajas al objetivo espec¨ªfico de ¡°recuperaci¨®n¡±, obligar¨ªa a restringirlas a desocupados que ya hubieran cotizado antes y con un tiempo largo de desempleo. La duraci¨®n de esa cotizaci¨®n anterior tendr¨ªa que depender de una funci¨®n que podr¨ªa tomar en cuenta los estudios y la edad para su c¨¢lculo.
La mejora del complejo y disperso sistema de garant¨ªa de m¨ªnimos es muy necesaria. Ese sistema alcanza ya un volumen de gasto considerable. Las prestaciones no-contributivas por desempleo rondan los 8.000 millones de euros anuales. Son prestaciones predominantemente ¡°pasivas¡±, con pocos efectos en el logro de empleo. Sin mayor dificultad ni incremento de coste, varias de esas prestaciones se podr¨ªan hacer compatibles con un salario, m¨¢s intensamente para los hogares con menores. Esa compatibilidad habr¨ªa que promoverla mediante incentivos que la hiciesen atractiva tanto para los empleados como para los empleadores. Su prolongaci¨®n durante el tiempo en el que esas prestaciones hubiesen podido estar vigentes, de no haber encontrado empleo, servir¨ªa de ¨²nico criterio de demarcaci¨®n. Recursos que ahora solo palian las carencias econ¨®micas de los parados, contribuir¨ªan a mejorar su vida.
La recuperaci¨®n para el empleo de los menos cualificados es el objetivo m¨¢s urgente para un verdadero rescate social. La mejora del sistema de m¨ªnimos es necesaria, pero no puede resolver un problema de esta magnitud en la participaci¨®n laboral de adultos. Y hay algo mucho m¨¢s importante: la ocupaci¨®n no es solo un medio para obtener rentas; es tambi¨¦n una fuente imprescindible de dignidad y de motivaci¨®n para la mejora de las propias capacidades, una fuente de estabilidad y de regulaci¨®n cotidiana de la vida en los hogares, y el medio m¨¢s eficiente y humano que se conoce de equilibrar derechos y deberes sociales de los ciudadanos.
Luis Garrido y Rodolfo Guti¨¦rrez son catedr¨¢ticos de Sociolog¨ªa y autores del documento El urgente rescate social: recuperar el empleo de los menos cualificados, del C¨ªrculo C¨ªvico de Opini¨®n.
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