D¨ªa de la Madre: poca reivindicaci¨®n y mucho consumismo
La efem¨¦ride, que varia seg¨²n el pa¨ªs, ha perdido su origen reivindicativo para convertirse en un negocio con gran carga sentimental
Un collar hecho con macarrones de colores, un marco ornamentado con pinzas de tender la ropa o un cenicero de miga de pan. Cuando ¨¦ramos peque?os la preparaci¨®n del regalo del D¨ªa de la Madre era todo un acontecimiento. Lo importante no era el el valor material, sino el amor y la ilusi¨®n con la que lo confeccion¨¢bamos en el cole. Luego, cuando crecimos, tiramos de tarjeta de cr¨¦dito, enviamos flores, hicimos una llamada con un `te quiero? o -si la distancia lo permite- una comida con un apret¨®n de manos.
Al contrario que el D¨ªa del Padre o San Valent¨ªn, fechas algo controvertidas, todo el mundo celebra el D¨ªa de la Madre, incluido Marco, el ni?o de los dibujos animados. Lo que muy pocos saben es por qu¨¦ se celebra, ya que sobre esta fecha existen algunas falsas creencias.
El primer error que se comete es pensar que todo el planeta lo celebra el mismo d¨ªa. Pa¨ªses tan dispares como Espa?a, Ruman¨ªa, Lituania, Sud¨¢frica o Hungr¨ªa lo conmemora el primer domingo de mayo. Pero en otros como Estados Unidos, China, Cuba o Nueva Zelanda es el segundo. En las ant¨ªpodas est¨¢n Argentina o Bielorusia, que hasta octubre no honran a sus progenitoras.
El segundo mito es creer que se trata de una celebraci¨®n religiosa. La Iglesia lo celebra el 8 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepci¨®n. Y en Espa?a era as¨ª hasta que en 1965 se cambi¨®, lo cual resulta sorprendente si tenemos en cuenta que entonces gobernaba Franco.
Los primeros indicios de esta festividad los encontramos en la Antig¨¹edad. En Egipto todos los a?os se honraba a la diosa Isis, madre de todos los faraones, y en la Grecia cl¨¢sica se hac¨ªa lo propio con Rea, madre de los dioses J¨²piter, Neptuno y Plut¨®n. Los romanos heredaron esta tradici¨®n y en primavera rend¨ªan pleites¨ªa durante tres d¨ªas a la diosa Cibeles en un festival llamado Hilaria.
Pero para encontrar su verdadero origen debemos remontarnos a la Inglaterra del siglo XVII, donde se celebrara un acontecimiento llamado Domingo de las Madres que empez¨® siendo una ofrenda floral de los ni?os a sus madres al salir de misa, y termin¨® como un d¨ªa libre de trabajo.
En 1870, en EE UU, la poetisa y activista Julia Ward Howe escribi¨® la Proclama del D¨ªa de la Madre. ¡°?Lev¨¢ntense, mujeres de hoy!¡± exclam¨®. Aunque la verdadera madre de la festividad tal y como la conocemos hoy fue Anna Reeves Jarvis, un ama de casa que el 12 de mayo de 1907 organiz¨® un D¨ªa de la Madre para conmemorar la muerte de la suya, dos a?os atr¨¢s, y reconocer su impagable labor. Pero no solo eso: inici¨® una campa?a para que el resto del pa¨ªs tambi¨¦n lo hiciera. Y surti¨® efecto, ya que en 1914 el presidente Woodrow Wilson fij¨® la efem¨¦ride el segundo domingo de mayo. La idea se extendi¨® al resto del mundo. Hasta hoy.
Con este origen tan difuso y disperso no es de extra?ar que su car¨¢cter reivindicativo se haya perdido por el camino para convertirse en una (otra) excusa para que los comercios hagan su agosto. Vivimos en una sociedad que prefiere los esl¨®ganes comerciales a los pol¨ªticos. Basta ver la que se li¨® cuando la diputada de Podemos, Carolina Bescansa decidi¨® llevar a su beb¨¦ de seis meses al Congreso. La opini¨® p¨²blica puso el grito el cielo. Ante los problemas de las madre de hoy, como la conciliaci¨®n, siempre es mejor mirar hacia otro lado. Y pasar por caja, claro.
En este sentido las cifras son bastante elocuentes. Los espa?oles gastaremos treinta millones de euros en flores y una conocida cadena de centros comerciales nos confirma que esperan incrementar un 5% las ventas respecto al a?o pasado. Perfumes, libros, complementos, cestas de frutas o chocolate son -seg¨²n nos cuentan- algunos de los cl¨¢sicos. Pero poco a poco se van abriendo hueco las equipaciones deportivas o las cajas experiencias con masajes, tratamientos de belleza o incluso un paseo en globo. Tampoco puede faltar la tecnolog¨ªa: el Apple Watch en color rosa cuarzo y en blanco, o el Galaxy A5 en rosa, son los reyes del mercado.
Por si todav¨ªa queda alguna duda del verdadero sentido de esta fecha la ONCE celebra un sorteo especial con premios por valor de 17 millones de euros. Y los cines se han inundado de buenos sentimientos con Feliz D¨ªa de la Madre, una tragicomedia coral del octogenario Garry Marshall (Pretty Woman) con Julia Robert y Jeniffer Aniston, que han pasado de ser las novias a las madres de Am¨¦rica. La cr¨ªtica la puesto a caer de un burro. Pero seguro que funciona. Al fin y al cabo, ?Qui¨¦n puede resistirse a homenajear a la persona que nos dio la vida?
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