Nietos, la prolongaci¨®n de la alegr¨ªa
A m¨ª me ha rejuvenecido ser abuelo, porque todos los d¨ªas me depara alguna sorpresa
Lo primero que quieres saber es cu¨¢ndo r¨ªe. Miras el peso, descubres la alegr¨ªa cansada en la cara de tu hija, atiendes con resignaci¨®n a las comparaciones entre la cara del ni?o y los rostros de toda la familia, y luego preguntas: ?Y cu¨¢ndo r¨ªe? Al cabo de un tiempo preguntas si ya se fija, y cuando ya ha sonre¨ªdo por primera vez y ya sabes que se fija (en todos, menos en ti, quiz¨¢) haces la pregunta inevitable: ?Y cu¨¢ndo habla? En general, todas esas preguntas est¨¢n respondidas por la ciencia m¨¦dica y por la experiencia. Pero t¨² insistes como si el ni?o que ha nacido hace un mes fuera una criatura excepcional que va a revolucionar la l¨ªnea argumental de todos los reci¨¦n nacidos.
No, el ni?o hablar¨¢ m¨¢s adelante. Pero como te cansas de esperar, cualquier sonido que emita ya te parece el pre¨¢mbulo de sus palabras. Cuando te sacan del error y te dicen que, simplemente, el ni?o ha eructado, sigues esperando resignado a que por fin emita el primer sonido que sea una palabra. Mi nieto, en particular, dijo su primera palabra una tarde que hab¨ªa empezado de manera dram¨¢tica para m¨ª mismo: le hab¨ªan detectado cierta tendencia al asma, y como yo soy asm¨¢tico puse de inmediato en marcha el complejo de culpa: a ver si el ni?o va a heredar esta pertinaz sequ¨ªa de mis pulmones. Cuando sali¨® de la consulta se despejaron las dudas: tendr¨¢ otras herencias, pero esa no la va a tener. As¨ª que ¨¦l sali¨® hacia la puerta grande del centro m¨¦dico y hall¨® delante uno de sus artilugios favoritos: un ascensor. Y dijo, ante la sorpresa general, la primera palabra que articul¨® en su vida: ¡°?Ascensor!¡±. Con todas las s¨ªlabas, con todas las letras.
Ahora estamos esperando (?estoy esperando!) que sepa leer de corrido, pero le falta alg¨²n tiempo. Cuando ya lea, imagino, querr¨¦ verlo escribiendo novelas, y finalmente ganando premios¡ Porque los abuelos somos insaciables; los nietos nos prolongan la alegr¨ªa, y en un momento determinado son la prolongaci¨®n de nuestra vida. A m¨ª me ha rejuvenecido mi nieto, porque todos los d¨ªas me depara alguna sorpresa, en lo que dice, en lo que hace. Y en lo que me ilusiona verlo crecer hasta ser el ¨¢rbol ante el que alg¨²n d¨ªa me sentar¨¦ a buscar su sombra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.