De la legi¨®n romana a la ciberguerra
EE UU destina a cinco mil personas a la lucha en la red contra el ISIS
La historia militar est¨¢ llena de nombres de unidades que cambiaron la manera de hacer la guerra y el curso de la historia. La Falange maced¨®nica, la Legi¨®n romana, los Tercios espa?oles, la caballer¨ªa normanda o el Servicio A¨¦reo Especial ¡ªconocido como SAS, las fuerzas especiales brit¨¢nicas¡ª son algunos pocos ejemplos. Generalmente se trata de grupos que utilizan alguna diferencia t¨¦cnica respecto a sus enemigos, lo cual se convierte en una ventaja, a veces muy peque?a pero decisiva, en el campo de batalla. Puede ser una innovaci¨®n o no. Las lanzas que empleaban las tropas de Alejandro Magno no eran algo completamente nuevo, como tampoco lo eran las espadas cortas que utilizaban los legionarios de Trajano. Pero es la organizaci¨®n de las unidades y la manera de utilizar estas herramientas la que abre el camino a la victoria.
Los nuevos campos de batalla no exigen ya portar durante interminables caminatas una pesada sarissa ni soportar las penurias f¨ªsicas de los comandos brit¨¢nicos, pero eso no hace que la guerra no sea menos importante, ni menos urgente, ni menos devastadora en el caso de ser perdida. Aunque todav¨ªa es muy pronto para conocer cu¨¢l ser¨¢ su repercusi¨®n en la historia militar, y en la historia, las 5.000 personas ¡ªun n¨²mero pr¨®ximo al de una Legi¨®n romana¡ª que Estados Unidos ha puesto bajo el mando de un almirante como unidad permanente de ciberguerra pueden marcar un antes y un despu¨¦s en el desarrollo de los enfrentamientos entre pa¨ªses.
En principio, esta unidad especial responde a una necesidad m¨¢s que urgente en la lucha contra el yihadismo. Resulta incre¨ªble que hasta hace apenas instantes la mayor amenaza para Occidente haya campado a sus anchas por p¨¢ginas webs y redes sociales, propagando su mensaje, captando nuevos adeptos y, posiblemente, dando instrucciones. Y todo es esto, no de un modo escondido, sino con impunidad y a plena luz del d¨ªa, o al menos del d¨ªa cibern¨¦tico. Naturalmente atacar la propaganda no derrotar¨¢ al ISIS, pero le cerrar¨¢ las puertas en un frente que es fundamental para la guerra moderna. Adem¨¢s, el procesamiento de la informaci¨®n, por nimia y anecd¨®tica que sea, que coloca el yihadismo en la Red es fundamental a la hora de ejecutar ataques sobre el terreno. Se trata de una peque?a diferencia, pero utilizada de forma eficaz. La historia de la victoria en los campos de batalla.
Pero esta nueva unidad ¡ªy puede que no sea tan nueva y que Rusia y China dispongan ya de divisiones cibern¨¦ticas similares¡ª nos coloca tambi¨¦n ante un escenario de enfrentamiento b¨¦lico absolutamente diferente. Por ejemplo, se puede asediar a una ciudad situada a miles de kil¨®metros. Basta hackear sus sistemas de suministro de agua y electricidad. ?Cu¨¢nto tiempo aguantan, pongamos, tres millones de personas sin esos servicios? Del mismo modo, se pueden anular la circulaci¨®n de trenes de mercanc¨ªas, los aeropuertos o las l¨ªneas de alta tensi¨®n. Dijo Clemenceau que la guerra es algo muy serio para dej¨¢rsela a los militares. Pues se la van a dejar a los hackers.
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