Las dos batallas del PSOE
Los partidos se encuentran atrapados en un escenario muy complicado. Puede que sigamos tentados de acusar a los l¨ªderes de incompetentes y cortos de miras pero, antes de hacerlo, har¨ªamos bien en reconocer que no existen soluciones claras
Resulta tentador atribuir toda la responsabilidad del fracaso de las negociaciones para formar Gobierno a la incompetencia y la poca talla pol¨ªtica de nuestros l¨ªderes. El actual clima de desafecci¨®n pol¨ªtica convierte a los partidos y a sus dirigentes en un blanco f¨¢cil del enojo ciudadano. Sin embargo, cualquier an¨¢lisis desapasionado deber¨ªa reconocer que nuestros pol¨ªticos se encuentran ante un escenario excepcionalmente complejo. Durante las negociaciones para la investidura no s¨®lo ha estado en juego el pr¨®ximo inquilino de La Moncloa, como ha sido habitual en anteriores legislaturas. De haber sido as¨ª, muy probablemente Espa?a ya contar¨ªa con un nuevo Gobierno desde hace meses. En esta ocasi¨®n, tambi¨¦n estaba en juego otra cuesti¨®n de mucha mayor envergadura: la posici¨®n que ocupar¨¢ cada partido tras la quiebra del bipartidismo.
El viejo sistema de partidos se desmorona y todas las formaciones pol¨ªticas luchan para situarse en una posici¨®n de salida ventajosa hacia el nuevo y a¨²n incierto escenario pol¨ªtico. De entre todos los partidos, es probablemente el PSOE quien se enfrenta a las elecciones generales de junio con mayores retos. Sus dos frentes de competici¨®n (Ciudadanos por la derecha y Podemos por la izquierda) se est¨¢n activando en las ¨²ltimas semanas con mayor virulencia. Esto se debe a dos factores que marcar¨¢n de manera muy sustancial las coordenadas de la competici¨®n partidista: el acuerdo de investidura entre PSOE y Ciudadanos y la alianza electoral entre IU y Podemos.
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En primer lugar, el acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos para investir a Pedro S¨¢nchez como presidente del Gobierno podr¨ªa generar importantes fisuras en el dique de contenci¨®n que exist¨ªa entre estas dos formaciones. Hasta las elecciones generales de diciembre, el PSOE consigui¨® con cierta eficacia arrinconar a Ciudadanos a la derecha junto con el PP. Siguiendo la cl¨¢sica teor¨ªa de las dos orillas ideada por Julio Anguita, los socialistas impulsaron un relato en el que el PSOE se encontraba a la orilla izquierda y, en cambio, Ciudadanos quedaba relegado a la orilla derecha. Este relato pretend¨ªa negar la existencia de opciones de centro y, con ello, aislar a Ciudadanos en la misma orilla del PP, algo que sin duda limitaba el atractivo de esta nueva formaci¨®n entre el electorado socialista.
En las pasadas elecciones generales de diciembre, la teor¨ªa de las dos orillas fue relativamente exitosa. Seg¨²n las encuestas, los votantes socialistas percib¨ªan a Ciudadanos como un partido marcadamente de derechas, muy alejado de sus propias posiciones ideol¨®gicas. Esta percepci¨®n contrastaba con la que ten¨ªa el electorado del PP, el cual s¨ª ubicaba a Ciudadanos como un partido esencialmente de centro.
A los socialistas les costar¨¢ distanciarse de Ciudadanos tras su intento de coalici¨®n
El acuerdo entre Pedro S¨¢nchez y Albert Rivera pone en riesgo la reedici¨®n de la teor¨ªa de las dos orillas durante la pr¨®xima campa?a electoral de junio. En esta ocasi¨®n, al PSOE le costar¨¢ m¨¢s mantener distancias con Ciudadanos. Sabemos que cuando dos partidos deciden formar un Gobierno de coalici¨®n, los votantes acaban percibi¨¦ndolos como m¨¢s parecidos ideol¨®gicamente de lo que eran antes. Aunque el pacto PSOE-Ciudadanos no lleg¨® a cuajar en un Ejecutivo de coalici¨®n, ambas formaciones tambi¨¦n se encuentran inmersas en un proceso de convergencia ideol¨®gica, a ojos del electorado. Seg¨²n las encuestas del CIS, los votantes socialistas perciben que el PSOE se ha movido hacia la derecha y Ciudadanos hacia la izquierda.
El segundo factor que est¨¢ alterando de forma muy sustancial la competici¨®n pol¨ªtica es la coalici¨®n electoral entre Podemos e IU. Esta alianza representa una grave amenaza para el PSOE. Las encuestas indican que la candidatura Podemos-IU podr¨ªa disputar al PSOE su condici¨®n de segundo partido. Si el electorado empieza a dar por sentado este sorpasso, el Partido Socialista perder¨ªa su condici¨®n de ¨²nica alternativa real a un Gobierno del PP, por lo que el votante de izquierda ya no tendr¨ªa motivos para coordinarse estrat¨¦gicamente en torno al PSOE.
El declive electoral que le auguraban las encuestas en los ¨²ltimos meses hizo que Pablo Iglesias recurriera a IU como salvavidas. Las encuestas indicaban que las fugas de Podemos en los ¨²ltimos meses se dirig¨ªan muy particularmente a IU. Si estas dos formaciones hubieran decidido presentarse en junio por separado, la izquierda en su conjunto pod¨ªa haber incurrido en sustanciales p¨¦rdidas netas en t¨¦rminos de esca?os. Eso es as¨ª porque en la mayor¨ªa de provincias en las que el ¨²ltimo esca?o se debat¨ªa entre Podemos y alguna otra formaci¨®n, IU se encontraba lejos de poder ganar el esca?o, incluso sumando esas nuevas adhesiones procedentes de Podemos que se?alaban las encuestas. En otras palabras, de haberse presentado por separado, la mayor¨ªa de esca?os que previsiblemente hubiera perdido Podemos no hubieran ca¨ªdo en manos de IU, sino de otras formaciones pol¨ªticas.
El declive augurado por las encuestas hizo que Pablo Iglesias recurriera a IU como salvavidas
Si la confluencia con IU es ahora tan provechosa para Podemos, ?por qu¨¦ no la acept¨® antes? En el pasado, Podemos ten¨ªa la convicci¨®n, a mi entender acertada, de que acercarse a IU pod¨ªa limitar su capacidad de crecimiento al arrinconarle excesivamente a la izquierda. Se sospechaba que un pacto entre estas dos formaciones no sumaba, pues pod¨ªa alienar al potencial electorado moderado de Podemos. La creencia era, en definitiva, que una coalici¨®n electoral Podemos-IU acabar¨ªa consiguiendo peores resultados de los que estas dos formaciones podr¨ªan obtener concurriendo por separado.
Estos viejos temores de Podemos carecen de validez en el actual escenario pol¨ªtico. Las ra¨ªces ideol¨®gicas de este partido son cada vez m¨¢s fuertes y profundas. Los v¨ªnculos entre Podemos y su electorado son ahora menos carism¨¢ticos y m¨¢s program¨¢ticos. Los datos sugieren que el peso del liderazgo de Pablo Iglesias sobre la decisi¨®n de votar a Podemos est¨¢ cediendo terreno a favor de cuestiones m¨¢s de car¨¢cter ideol¨®gico. Aunque sin duda esto puede ayudar a Podemos a consolidarse como partido, su coste es la p¨¦rdida definitiva de esa transversalidad en el espacio ideol¨®gico que gozaba en sus inicios. Podemos ha dejado de ser atractivo en el centro y no es probable que en las pr¨®ximas semanas consiga revertir esta situaci¨®n. Por ello, la alianza con IU no tiene por qu¨¦ acarrearle ahora p¨¦rdidas destacables entre el electorado de centro, pues este ni est¨¢, ni se le espera.
En definitiva, el PSOE se encuentra ante un escenario pol¨ªtico ciertamente complicado, con sus batallas tanto por la izquierda (Podemos-IU) como por la derecha (Ciudadanos) m¨¢s activos que nunca. Pero los socialistas no son los ¨²nicos atrapados en este complejo laberinto pol¨ªtico. El resto de formaciones pol¨ªticas se enfrentan tambi¨¦n a retos de gran envergadura. Puede que ante este escenario sigamos tentados a acusar a los l¨ªderes pol¨ªticos de incompetentes y cortos de miras. Sin embargo, antes de hacerlo, har¨ªamos bien reconocer que no existen soluciones y estrategias claras en estos tiempos de excepcional desconcierto e incertidumbre.
Llu¨ªs Orriols es director del m¨¢ster en an¨¢lisis pol¨ªtico y electoral de la Universidad Carlos III de Madrid.
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