Tres pasos hacia el desarrollo sostenible
Ha llegado el momento de que los Estados asuman los compromisos adquiridos para salvaguardar el futuro de todos
Con la aprobaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Nueva York y del Acuerdo de Par¨ªs sobre Cambio Clim¨¢tico, en el a?o 2015 se han producido grandes progresos en la cooperaci¨®n multilateral en materia de desarrollo sostenible. Son ¨¦xitos alcanzados a pesar de un contexto geopol¨ªtico ensombrecido por las tensiones entre potencias, dificultades en otros ¨¢mbitos de cooperaci¨®n -como las negociaciones comerciales-, conflictos abiertos o latentes en muchas regiones, las crisis de los migrantes y el terrorismo. En realidad s¨®lo se trata de una paradoja en apariencia: tras la crisis econ¨®mica y financiera de 2008, el regreso al modelo de crecimiento anterior es m¨¢s que incierto. En este contexto inestable, el desarrollo sostenible constituye una oportunidad estrat¨¦gica para darle un nuevo impulso a la econom¨ªa mundial, as¨ª como para incrementar la cooperaci¨®n internacional.
Si queremos reforzar esta din¨¢mica excepcional, tenemos que pasar r¨¢pidamente de los compromisos a la acci¨®n: el tiempo se est¨¢ agotando. Esto requiere definir el modo en que tanto colectiva como individualmente llevaremos a cabo las acciones necesarias para reducir la emisi¨®n de carbono de nuestras econom¨ªas, para transformar nuestros sistemas alimentarios, para proteger el sustento para la vida que nos brinda la Naturaleza y proporcionar a todos el acceso a un trabajo digno y a la protecci¨®n social.
En nuestra opini¨®n, ha llegado la hora de enfrentarnos a tres grandes desaf¨ªos: modificar el patr¨®n de nuestras inversiones y nuestros h¨¢bitos de consumo para reorientar la econom¨ªa hacia la sostenibilidad; establecer la reducci¨®n de la desigualdad como un objetivo prioritario; y trasladar los compromisos internacionales al n¨²cleo de las estrategias y la agenda pol¨ªtica nacionales. Estos tres pasos hacia el desarrollo sostenible son el punto de partida de la conferencia ¡°Desarrollo sostenible: ?ha llegado el momento!¡±. Son desaf¨ªos esencialmente Aunque la respuesta depende fundamentalmente de gobiernos nacionales, las autoridades locales, el mundo empresarial y la sociedad civil tambi¨¦n tienen que respaldar esta agenda de acci¨®n y tomar las medidas que se acuerden.
Modificar las inversiones ¡ªpara conseguir destinar un 5% del capital inicial a la transformaci¨®n de los sistemas de energ¨ªa¡ª es uno de los mayores desaf¨ªos para que la transici¨®n pueda producirse. No solo se trata de c¨®mo reunir recursos financieros adicionales, sino de c¨®mo reorientar los flujos financieros existentes hacia infraestructuras, desarrollo urbano y servicios que resulten sostenibles, as¨ª como asegurar la inversi¨®n en innovaci¨®n. Para que los inversores consideren inevitable esta modificaci¨®n es preciso asegurar se?ales coherentes, como por ejemplo ¡ªen el campo de la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡ª un mejor conocimiento y transparencia sobre los riesgos financieros, la coordinaci¨®n de pol¨ªticas que pongan precio a las emisiones de carbono y asegurar la capacidad operativa inmediata del Fondo Verde para el Clima. Asimismo, los distintos foros de coordinaci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica y financiera, como el G20, deber¨ªan comprometerse a un calendario para lograr un sistema financiero compatible con la agenda de la sostenibilidad.
Algunos de los avances necesarios est¨¢n siendo impulsados por grandes coaliciones que incluyen actores del sector p¨²blico y del privado interesados en la innovaci¨®n, como Mission Innovation, Breakthrough Coalition y Solar Alliance. Dichas coaliciones tienen un importante papel que desempe?ar en cuanto a la canalizaci¨®n y concentraci¨®n de los recursos. Pero debemos ir m¨¢s all¨¢ y lograr una convergencia entre gobiernos en materia de instrumentos pol¨ªticos, est¨¢ndares, instrumentos de mercado y reglas de comercio que abran camino para la innovaci¨®n.
Por otra parte, conviene recordar que aunque la reorientaci¨®n de las inversiones a gran escala pueda ser positiva econ¨®micamente, tambi¨¦n puede tener consecuencias negativas para las regiones, empresas o trabajadores especializados en los sectores econ¨®micos que se vean afectados, como la energ¨ªa o el sector agrario. Es necesario anticipar y gestionar adecuadamente tales consecuencias en el marco de una econom¨ªa centrada en las personas, por ejemplo dot¨¢ndonos de medios para la creaci¨®n empleo y la inversi¨®n en las regiones afectadas. Por ejemplo, despu¨¦s del Acuerdo de Par¨ªs, las estrategias de desarrollo bajas en emisiones cuya preparaci¨®n han de iniciar los gobiernos deber¨ªan incluir un cap¨ªtulo que identifique medidas de transici¨®n justa sobre la base de una fuerte implicaci¨®n de todos los actores afectados a nivel local.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible plantean la reducci¨®n de la desigualdad econ¨®mica y de g¨¦nero como objetivos prioritarios, junto con el acceso de las personas m¨¢s pobres a los servicios b¨¢sicos (agua, alimentos, sanidad, energ¨ªa). Constituye un desaf¨ªo, pero tambi¨¦n una condici¨®n indispensable para el ¨¦xito, ya que de otra forma la transici¨®n simplemente fracasar¨ªa. Por consiguiente, es crucial que, teniendo en cuenta las experiencias previas, los responsables de las pol¨ªticas consideren el impacto potencialmente desigual de sus decisiones medioambientales y dise?en soluciones que garanticen una distribuci¨®n equitativa de los beneficios y de los costes de la transici¨®n. Tambi¨¦n es hora de reflexiona sobre la respuesta colectiva que la comunidad internacional debe brindar a las personas m¨¢s vulnerables, cuya situaci¨®n puede verse empeorada por la degradaci¨®n ambiental y clim¨¢tica.
Es responsabilidad de los gobiernos trasladar al nivel nacional los compromisos que adquirieron en 2015 y darles relevancia de cara a los actores interesados nacionales y a la ciudadan¨ªa. No solo los ministros de Medio Ambiente o Desarrollo deben situar estos compromisos en el centro de la acci¨®n pol¨ªtica. Si queremos garantizar la coherencia pol¨ªtica y el liderazgo tambi¨¦n deben hacerlo quienes tienen responsabilidades con peso econ¨®mico y financiero, as¨ª como los jefes del Estado y de gobierno. Es necesario facilitar un debate activo entre actores nacionales sobre la senda y el modo m¨¢s adecuados para la transici¨®n; por otra parte, la implicaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, los partidos pol¨ªticos y la sociedad civil es esencial para que los gobiernos rindan cuentas de sus promesas.
A nivel internacional, el seguimiento de los progresos en el marco de las Naciones Unidas y de otros procesos intergubernamentales, complementado con la sociedad civil y los think tanks, desempe?ar¨¢ un papel fundamental para garantizar la rendici¨®n de cuentas tanto de los responsables p¨²blicos como los actores privados, compartiendo sus experiencias y facilitando as¨ª el aprendizaje mutuo y una mayor ambici¨®n en el proceso de cambio hacia la sostenibilidad.
Cambiar el patr¨®n inversor, justicia social y transposici¨®n al nivel nacional de los compromisos internacionales: esos tres desaf¨ªos marcar¨¢n nuestra agenda com¨²n de acci¨®n en los pr¨®ximos a?os. El momento de actuar es ahora.
Firman este texto,? Adnan Amin, Manish Bapna, Alicia B¨¢rcena, C¨¦line Charveriat, Connie Hedegaard, Yolanda Kakabadse, Johan Kuylenstierna, Pascal Lamy, Julia Marton-Lef¨¨vre, Valli Moosa, Aromar Revi, Teresa Ribera, Nicholas Stern, Juan Somavia, Klaus T?pfer, Laurence Tubiana, Veerle Vandeweerd y Michael Zammit Cutajar, miembros del comit¨¦ asesor de la conferencia de IDDRI ¡°Desarrollo sostenible: ?ha llegado el momento!¡±
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