Rincones m¨¢gicos de Portugal
Molino de viento en la comarca esencialmente agr¨ªcola de las Beiras, situada en el centro de Portugal y entre los r¨ªos Duero y Tajo. / PAULO MAGALHAES
Fortalezas templarias en Monsanto y toros prehist¨®ricos grabados en las rocas de Foz C?a. Rutas a pie por el verde archipi¨¦lago de las Azores y visita a la juder¨ªa de Belmonte. Veinte paradas para descubrir algunos de los secretos del pa¨ªs vecino.
Uno de los placeres m¨¢s gratos que ofrece Lisboa es el de perderse por las empinadas travessas (callejuelas) de Alfama como Paul, el protagonista de En la ciudad blanca (1982), de Alain Tanner, un marinero varado interpretado por Bruno Ganz. En la pel¨ªcula, Ganz frecuenta el British Bar (Rua Bernardino da Costa, 52, cerca de la estaci¨®n Cais do Sodr¨¦), donde hay un reloj de punteros que giran al rev¨¦s, como si el tiempo pudiera dar marcha atr¨¢s. Un s¨ªmbolo lisboeta que tambi¨¦n film¨® Wim Wenders en El estado de las cosas (1982), donde mostraba a un equipo de rodaje perdido en las calles de la capital.
En 1980 se supo que en Belmonte, uno de los 11 pueblos fronterizos integrados en el proyecto de desarrollo rural Aldeas Hist¨®ricas, exist¨ªa una comunidad criptojud¨ªa que hab¨ªa conseguido preservar en secreto, y durante m¨¢s de 500 a?os, sus oraciones, tradiciones y costumbres tras la llegada de la Inquisici¨®n a Portugal. Tras salir de la clandestinidad, retomaron sus ritos en una nueva sinagoga, la de Bet Eliahu. Tambi¨¦n se cre¨® un museo judaico con algunas pertenencias donadas por estas familias. Los jud¨ªos de Belmonte elaboran hoy productos kosher como los vinos Terras de Belmonte y Sepharad y el aceite Ribeiro Sanches.
Veintis¨¦is t¨²neles y 30 puentes acompa?an la Linha do Douro, un trazado ferroviario de 203 kil¨®metros, entre Oporto y Barca d'Alva, construido a finales del siglo XIX. Trenes a vapor restaurados recorren parte de la ruta, entre las estaciones de R¨¦gua y Tua. El viaje discurre junto a la orilla del r¨ªo hasta la estaci¨®n de Pinhao, decorada con paneles de azulejos. Desde Tua se puede continuar el viaje hasta Mirandela, esta vez en un tren convencional, por la Linha do Tua, que corre entre los bosques de ribera y los escarpados desfiladeros de la comarca del Alto Duero.
Blancos y ocres iluminan las calles de Portalegre, la capital del Alto Alentejo. Su pasado industrial a¨²n se percibe en las f¨¢bricas de corcho y tapices, en sus desva¨ªdas mansiones barrocas. Portalegre marca el comienzo de una ruta tranquila por la sierra de S?o Mamede. Las oficinas de turismo de la zona tienen mapas y folletos gratuitos de la red de senderos se?alizados que recorren este parque natural fronterizo con C¨¢ceres; algunos de ellos fueron utilizados para el contrabando, un medio de vida del pasado reemplazado ahora en cierta medida por el comercio legal de toallas y manteler¨ªas. S?o Mamede guarda pueblos tan hermosos como Marv?o, un nido amurallado de casas blancas desde el que se alcanza a divisar toda la comarca.
Cabras bic¨¦falas, caballos salvajes, uros (los antepasados de los toros) y estilizados guerreros con lanzas dan fe de m¨¢s de 25.000 a?os de presencia humana en el valle del r¨ªo C?a, un afluente del Duero que corre a unos 120 kil¨®metros de Ciudad Rodrigo (Salamanca). El valle alberga uno de los mayores conjuntos de arte rupestre al aire libre que se conocen: 265 rocas grabadas en un periodo que abarca desde el paleol¨ªtico superior hasta la edad del hierro, en una extensi¨®n de 17 kil¨®metros a lo largo del r¨ªo.
Setecientos escalones acercan Lamego al cielo, o al menos, a una de sus sucursales: el santuario barroco de Nuestra Se?ora de los Remedios, uno de los m¨¢s bellos ejemplos del rococ¨® en Portugal, adem¨¢s de importante centro de peregrinaci¨®n. La monumental escalinata serpentea entre descansillos decorados con azulejos y fuentes coronadas de obeliscos hasta la terraza del patio de los Reyes. M¨¢s sobria es la peque?a iglesia rom¨¢nica de Santa Mar¨ªa de Almacave, del siglo XII, donde la tradici¨®n sit¨²a la asamblea de nobles y cl¨¦rigos que hacia 1144 se reunieron aqu¨ª para confirmar a Afonso Henriques como primer rey de Portugal. Adem¨¢s de por sus monumentos -entre los que no puede quedar fuera el Castelo-, Lamelo es conocida por su presunto (jam¨®n curado) y sus blancos espumosos, en especial los de las bodegas Caves da Raposeira.
En los alrededores de ?vora, Castelo de Vide y otros lugares del alto Alentejo, existe un gran n¨²mero de monumentos megal¨ªticos, con una antig¨¹edad de entre 5.000 y 6.000 a?os, que dibujan una interesante ruta arqueol¨®gica salpicada de antas (d¨®lmentes en portugu¨¦s) y menhires y cromeleques (c¨ªrculos de piedras). Las oficinas locales de turismo facilitan el folleto gratuito Paisagens megal¨ªticas do Norte Alentejano, con fotograf¨ªas y mapas de ubicaci¨®n, que permite al visitante orientarse por este parque de la prehistoria.
Desde el siglo XVII, una bula papal protege, bajo amenaza de excomuni¨®n, el bosque de Bu?aco, un recinto amurallado de 105 hect¨¢reas, a unos tres kil¨®metros de la ciudad de Luso. En ¨¦l crecen m¨¢s de 700 especies de ¨¢rboles y plantas tra¨ªdas por los navegantes portugueses desde lugares tan remotos como Brasil o la India. Fuentes, lagos, merenderos, cruceiros, miradores y capillas se reparten por este para¨ªso bot¨¢nico fundado en el siglo XVI por el vicario general de los carmelitas descalzos, que consider¨® este lugar ideal para que los frailes pudieran dedicarse a la vida contemplativa. Del convento original, hoy convertido en hotel de estilo neomanuelino, s¨®lo se pueden visitar los claustros, la capilla y algunas celdas.
Corvo, Faial, Flores, Graciosa, Pico, Santa Mar¨ªa, San Jorge, San Miguel y Terceira. Nueve islas -las Azores-, a mitad de camino entre Europa y Am¨¦rica, que invitan a descubrir sus atardeceres lentos desde lugares como el Peter's Bar de Horta, en la isla de Faial, un m¨ªtico punto de encuentro de balleneros y navegantes, o a empaparse de un paisaje verde de volcanes, lagunas, cascadas, hortensias y azaleas, o a pasear sin prisas por lugares como Angra do Hero¨ªsmo, la capital de Terceira, declarada patrimonio mundial por la Unesco. Turismo de las Azores ha dise?ado m¨¢s de 40 rutas senderistas por el archipi¨¦lago.
El Parque Nacional de Peneda-Ger¨ºs ocupa un ¨¢rea de 70.000 hect¨¢reas entre el r¨ªo Mi?o y la comarca de Tras os Montes, al norte de Portugal. Los ecosistemas mediterr¨¢neo y atl¨¢ntico se dan la mano para acoger especies end¨¦micas como el lirio silvestre de Ger¨ºs. Este enclave, uno de los m¨¢s salvajes del pa¨ªs, sirve de refugio a los ¨²ltimos lobos ib¨¦ricos lusitanos, y jabal¨ªes, corzos, ginetas, nutrias y gatos monteses tambi¨¦n medran por sus bosques de pinos, robles, tejos y abedules. En los altos de la Serra da Peneda y en las mesetas de Castro Laboreiro y Mourela se pueden ver monumentos megal¨ªticos de hace 5.000 a?os; los espigueiros, graneros tradicionales construidos de granito, tambi¨¦n forman parte del paisaje. La asociaci¨®n Adere-PG gestiona las reservas de alojamiento y actividades en la zona. Las austeras Casas Abrigo y Casas Retiro, antiguos refugios forestales, son una interesante opci¨®n para sumergirse de lleno en la naturaleza del parque, que tiene su prolongaci¨®n al otro lado de la frontera en el parque natural de Baixa Limia-Serra do Xur¨¦s, en la provincia de Ourense.
La marca hotelera Solares de Portugal agrupa un centenar de mansiones, casas r¨²sticas, quintas y heredades que ofrecen alojamiento en edificios hist¨®ricos y fincas rurales cuyos precios oscilan entre 50 y 110 euros la noche. Lugares como la Casa dos Pombais de Guimar?es, una mansi¨®n del siglo XVI; la barroca Casa das Torres, en Ponte de Lima, o la Casa D'?bidos, en la ciudad amurallada hom¨®nima, 90 kil¨®metros al norte de Lisboa. Solares de Portugal.
Inaugurado en junio de 2007, el Museo Colecci¨®n Berardo, en el Centro Cultural de Bel¨¦m (CCB), alberga la colecci¨®n m¨¢s importante de Portugal de arte internacional del siglo XX. Incluye pintura, escultura, fotograf¨ªa y videoarte, con obras de Duchamp, Mondrian, Picasso, Mir¨®, Magritte, Dal¨ª, Roy, Cornell, Ernst, Bacon, Balthus, Moore, Lichtenstein, Hamilton, Warhol, Ruscha y Raysse, entre otros. Adem¨¢s de todas estas obras, que integran la colecci¨®n permanente, el museo tiene en cartel diversas exposiciones temporales.
La presencia portuguesa en Asia queda reflejada a trav¨¦s de las obras de arte y los documentos reunidos en el Museo de Oriente. Al borde del Tajo, de camino hacia Bel¨¦m, un gran edificio que alberg¨® en su d¨ªa una f¨¢brica de transformaci¨®n de pescado ha sido reconvertido en museo por el arquitecto Carrillo da Gra?a. Adem¨¢s de la exposici¨®n permanente, acoge exposiciones tem¨¢ticas montadas con los fondos de la colecci¨®n.
Una referencia del turismo de naturaleza en Portugal es el Geoparque Naturtejo, integrado en la red europea de geoparques, que agrupa aquellos enclaves que destacan por su riqueza geol¨®gica. Naturtejo ocupa un ¨¢rea de transici¨®n entre las monta?as de Beiras y las planicies del Alentejo, en el centro de Portugal. Sus l¨ªmites abarcan el Parque Natural del Tajo Internacional y varias ¨¢reas protegidas de la red Natura 2000, y engloban los municipios de Castelo Branco, Idanha-a-Nova, Nisa, Oleiros, Proen?a-a-Nova y Vila Velha de R¨®d?o. Una densa red de senderos marcados permite explorarlo a pie, y tambi¨¦n se puede participar en alguno de los itinerarios tem¨¢ticos que coordina la asociaci¨®n Naturtejo, como la ruta de los f¨®siles, en torno a la aldea de Penha Garcia; la de las minas, en Segura; la ruta del arte rupestre, en Vila Velha de R¨®d?o, o la ruta de los Buitres, en torno a la aldea de Salvaterra do Extremo.
En el Ribatejo, la regi¨®n portuguesa por la que el Tajo enfila sus ¨²ltimos kil¨®metros en busca del estuario, entre Tomar y Lisboa, se extiende un paisaje rectil¨ªneo de campi?as donde pastan toros y caballos lusitanos. Es tambi¨¦n el coraz¨®n templario de Portugal, con fortalezas como Almourol, en una isla en medio del r¨ªo; el convento de Cristo, en Tomar, o las Portas do Sol de Santarem.
M¨¢s all¨¢ de las playas, el sur de Portugal invita a descubrir a pie los pueblos serranos del interior siguiendo el trazado de la V¨ªa Algarviana, una ruta de peregrinaci¨®n moz¨¢rabe, de 240 kil¨®metros, entre Alcoutim y el cabo de San Vicente.
"Me gusta pensar en la vida del vino. En que es una cosa viva. Me gusta pensar en qu¨¦ pasaba el a?o que crec¨ªan las uvas. En c¨®mo brillaba el sol, o si llov¨ªa". Los vi?edos de D?o, en la comarca portuguesa de la Beira Alta (en el centro de Portugal), invitan a dejarse seducir por los placeres y misterios de los que habla Virginia Madsen en la pel¨ªcula Entre copas (Sideways), de Alexander Payne. Protegidos por las sierras de Estrella y Caramulo, sobre terrenos ¨¢cidos y gran¨ªticos, dan como fruto tintos elegantes y aterciopelados que se encuentran entre los mejores de Portugal. Una treintena de bodegas, reguladas por la Comiss?o Vitivin¨ªcola Regional do D?o (CVRD), organizan visitas guiadas y catas en rutas que parten de la monumental Visau y contin¨²an hasta los perfiles boscosos de las sierras de Estrella y Caramulo.
18 Pousadas
Al norte de Portugal, entre los r¨ªos Mi?o y Duero, se extiende una campi?a punteada de bosques, aldeas perdidas, arroyos, huertas, vi?edos y mansiones solariegas. Aqu¨ª se encuentra Braga, la capital espiritual del pa¨ªs, sede de un arzobispado que se remonta al siglo III; Guimar?es, cuna de la monarqu¨ªa portuguesa, con un casco hist¨®rico declarado patrimonio mundial por la Unesco, o Barcelos, donde, seg¨²n la leyenda, cant¨®, despu¨¦s de asado, el famoso y ubicuo gallo rojo y negro que aparece en casi todos los recuerdos del pa¨ªs. En el centro hist¨®rico de Guimar?es se alzan las pousadas de Santa Marinha, que ocupa un monasterio agustino del siglo XII restaurado por el arquitecto Fernando T¨¢vora, y Nossa Senhora de Oliveira; y un palacete decimon¨®nico de Braga acoge la pousada de S?o Vicente.
Un icono del paisaje de Lisboa es el elevador de Santa Justa, que une los barrios de la Baixa y el Chiado. Fue construido en 1902 por el ingeniero franc¨¦s Raoul Mesnier de Ponsard, un disc¨ªpulo de Eiffel que tambi¨¦n dise?¨® los funiculares de Lavra, Gl¨®ria y Bica. Aparece en pel¨ªculas como La piel suave (1964), de Fran?ois Truffaut. Otro dos s¨ªmbolos lisboetas: el hist¨®rico tranv¨ªa 28, que serpentea pintado de amarillo por las cuestas de Alfama, y la Cervejar¨ªa da Trindade, la m¨¢s antigua de Lisboa, con sus azulejos mas¨®nicos.
El Duero entra en tierras portuguesas por la comarca de Tras os Montes, para deslizarse por la frontera hasta el Vale do Coa y seguir hacia el oeste entre bancales cubiertos de vi?edos y altos desfiladeros. Una flota de cruceros y barcos rabelos (gabarras para tranportar vino) realizan traves¨ªas tur¨ªsticas por el r¨ªo en todo su tramo portugu¨¦s, desde Miranda de Douro hasta la desembocadura en Oporto. La ruta permite detenerse en las numerosas bodegas que se encuentran en las riberas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.