Por qu¨¦ consentimos que la homofobia contamine Eurovisi¨®n
Este a?o son evidentes las muestras contra los homosexuales. Eso es denunciable. Lo que es un misterio es la pasividad de los protagonistas
Este a?o la homofobia est¨¢ contaminando uno de los acontecimientos culturales m¨¢s populares entre la comunidad gay, el festival de Eurovisi¨®n. Y no parece que nadie vaya a hacer nada por evitarlo.
"El 90% de los eurofans son homosexuales. Entonces, si yo fuera gay, viendo como tratan a los gais, no votar¨ªa a Rusia. Por una cuesti¨®n humana¡±, dijo la representante espa?ola, Barei
Hay gente que lo ha intentado. La representante espa?ola, Barei, protagoniz¨® titulares en la prensa internacional cuando denunci¨® el trato vejatorio que sufri¨® el israel¨ª Hovi Star en el aeropuerto de Mosc¨². Los funcionarios de la aduana se rieron del representante israel¨ª por su condici¨®n de homosexual y rajaron su pasaporte, inutiliz¨¢ndolo. Barei no ha tenido problemas en condenar esta humillaci¨®n y cuestionar la hipot¨¦tica victoria de Rusia este s¨¢bado. ¡°El 90% de los eurofans son homosexuales. Entonces, si yo fuera gay, viendo como tratan a los gais, no votar¨ªa a Rusia. Por una cuesti¨®n humana¡±, dijo la cantante espa?ola.
Barei ha expresado con toda naturalidad su rechazo a la homofobia, algo m¨¢s habitual entre artistas pop que entre la mayor¨ªa de la poblaci¨®n heterosexual. Quiz¨¢ su estimaci¨®n del 90% es exagerada, pero no hay duda de que muchos de los seguidores de Eurovisi¨®n son homosexuales y, de celebrarse el festival en Rusia el a?o que viene (si gana, ya que la siguiente edici¨®n tendr¨¢ lugar en el pa¨ªs vencedor este a?o), la asistencia masiva de gais en un pa¨ªs en el que la homosexualidad es casi ilegal y los grupos violentos hom¨®fobos campan a sus anchas ser¨ªa, cuanto menos, desagradable para todos.
La amenaza de una posible victoria rusa este a?o viene respaldada por las casas de apuestas, que sit¨²an You are the only one, de Sergey Lazarev, como una de las favoritas. La canci¨®n es indudablemente efectiva y no pierde ni un segundo de ¨¦pica-rom¨¢ntica-electr¨®nica, apabullando con un soporte visual casi acrob¨¢tico. Lazarev, que ha basado su promoci¨®n en su torso desnudo, se ha apresurado a hacer control de da?os. ¡°La vida gay existe en Rusia. Los gais no deben tener miedo a venir¡±. ?No es esto un ejemplo de propaganda homosexual, prohibida en Rusia desde 2013 para no animar a los ni?os a volverse gais?
Da la impresi¨®n de que muchos gais consienten estas humillaciones con tal de no da?ar a su amado Eurovisi¨®n, llegando a quitarle importancia a una lacra social tan peligrosa como la homofobia. Deber¨ªan preguntase: a qu¨¦ precio
Por supuesto que los gais deber¨ªan tener miedo a ir a Rusia teniendo en cuenta que, en el mejor de los casos, podr¨ªan ser detenidos por llevar una bandera del arcoiris, besarse o darse la mano. ?Qu¨¦ pretende el gobierno de Putin con todo esto? ?Es una trampa? Al parecer podr¨ªa haber algo que le gustara m¨¢s que criminalizar la homosexualidad: el dinero gay.
Hace unos a?os, Murcia decidi¨® de repente convertirse en destino tur¨ªstico gay. Las asociaciones LGTB (Lesbianas, Gais, Transg¨¦nero y Bisexuales) se opusieron, argumentando que era una forzada maniobra comercial. Albergar el Festival de Eurovisi¨®n reportar¨ªa tal cantidad de dinero al sector tur¨ªstico ruso que al parecer estar¨ªan dispuesto a abrazar la entrada masiva de gais dentro de sus fronteras. Qu¨¦ generosos. Sergey Lazarev tiene raz¨®n, hay vida gay en Rusia, lo que se le olvida mencionar es que su expresi¨®n p¨²blica (propaganda, la llaman) est¨¢ ilegalizada, perseguida y condenada. Si Rusia pretende mejorar su imagen internacional, no basta con mandar a Eurovisi¨®n a un guaperas que atraiga a los gais como las sirenas sedujeron a Ulises. No pueden humillar a los gais para luego intentar embelesarles para que suelten sus euros all¨ª.
Muchos eurofans, por su parte, no parecen demasiado preocupados por su hipot¨¦tica visita a Rusia el a?o que viene. Unos defienden que hay que valorar la canci¨®n por encima de los conflictos sociales, otros promocionan a Lazarev como mito er¨®tico. Pero si Eurovisi¨®n pretende trascender su condici¨®n de espect¨¢culo musical con mensajes de paz y amor y preciosos montajes de luz ?homeajeando? a los refugiados sirios, no deber¨ªamos permitir que un pa¨ªs que legaliza el odio y el desprecio se beneficie del festival. Si hay un lugar en el que los gais deber¨ªan estar tranquilos y protegidos del odio, ese es Eurovisi¨®n, un fen¨®meno que se mantiene vivo en gran parte gracias a ellos. Los gais no deber¨ªan permitir que algo tan suyo como Eurovisi¨®n se viese corrompido por la homofobia. Si hasta en su territorio queda impune el odio al colectivo, ?d¨®nde van a sentirse a salvo?
Hace dos a?os las pobres representantes rusas (Tolmachevy Sisters) sufrieron abucheos cada vez que la c¨¢mara las enfocaba. La aprobaci¨®n de la ley rusa contra la homosexualidad estaba reciente y Europa mostr¨® su rechazo. Pero ya se nos ha olvidado. El a?o pasado el guap¨ªsimo sueco Mans Zelmerlow logr¨® la victoria a pesar de unas pol¨¦micas declaraciones en las que condenaba la homosexualidad como una ¡°anomal¨ªa¡± antinatural, oponi¨¦ndose adem¨¢s a la adopci¨®n por parte de parejas gais. Luego se disculp¨® y celebr¨® todas las formas de amor tal y como mandan los c¨¢nones de la filosof¨ªa eurovisiva. Da la impresi¨®n de que muchos gais consienten estas humillaciones con tal de no da?ar a su amado Eurovisi¨®n, llegando a quitarle importancia a una lacra social tan peligrosa como la homofobia. Deber¨ªan preguntase: a qu¨¦ precio.
El mes pasado, Bruce Springsteen suspendi¨® un concierto en Carolina del Norte como protesta por la ley aprobada en ese estado contra el colectivo LGTB. Tras El Boss, otros artistas como Pearl Jam, Nick Jones y Demi Lovato cancelaron sus actuaciones en Carolina del Norte por el mismo motivo. Beyonc¨¦ se mostr¨® cr¨ªtica con la ley, aunque lo hizo despu¨¦s de actuar y no antes. Algunos dir¨¢n que el boicot de estos cantantes est¨¢ fuera de lugar e incluso que es poco profesional, pero nunca hay que perder de vista el poder de las estrellas para atraer la atenci¨®n medi¨¢tica hacia la injusticia social.
Si Rusia pretende mejorar su imagen internacional, no basta con mandar a Eurovisi¨®n a un guaperas que atraiga a los gais como las sirenas sedujeron a Ulises. No pueden humillar a los gais para luego intentar embelesarles para que suelten sus euros all¨ª
En 2003 Rusia envi¨® a Eurovisi¨®n al d¨²o femenino t.A.T.u., que se hab¨ªa hecho famoso luchando por su amor contra la adversidad. Luego se descubri¨® que era mentira y que ambas eran heterosexuales. Si la organizaci¨®n del festival quiere mandar un mensaje de uni¨®n y conciliaci¨®n, deber¨ªa empezar por proteger a un colectivo que salv¨® la audiencia de Eurovisi¨®n. Cuando el festival dej¨® de ser un evento cultural para ver en familia, fueron los gais los que empezaron a reivindicarlo como espect¨¢culo excesivo y euf¨®rico que disfrutar con los amigos. Como sucedi¨® con las aplicaciones para ligar en el m¨®vil, los heterosexuales se subieron al carro y ahora Eurovisi¨®n es un acontecimiento en las redes sociales que el p¨²blico disfruta con mayor o menor iron¨ªa pero sin prejuicios.
El representante israel¨ª se desmaquill¨® en el avi¨®n para pasar desapercibido en Rusia. No fue suficiente. Ese gesto denota miedo y verg¨¹enza, dos sentimientos que el colectivo gay ha luchado por desterrar. Todos aquellos gais, lesbianas, bisexuales y transexuales no lucharon, sufrieron y murieron durante d¨¦cadas para que ahora le colgemos una medalla a un pa¨ªs que odia a los gais s¨®lo porque les han puesto delante una cara bonita y un estribillo pegadizo. No.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.