As¨ª es el verdadero macho alfa
El genuino l¨ªder de una manada de lobos es emp¨¢tico y respetuoso, lejos del estereotipo de padre y jefe controlador y agresivo con el que se identifican muchos hombres
Los hombres se sienten a menudo presionados para comportarse como machos alfa. Macho alfa evoca la imagen del padre que deja claro en todo momento que tiene el control total de su hogar y que, lejos de su guarida, se convierte en un jefe malhumorado y agresivo. Pero ese estereotipo es una mala interpretaci¨®n de c¨®mo se comporta el genuino macho alfa en una familia de lobos, que es un modelo de conducta masculina ejemplar. En mis observaciones de los lobos que viven en manadas en el parque nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, he visto que los machos que mandan no lo hacen de forma forzada, ni dominante, ni agresiva para con los que le rodean. Los lobos aut¨¦nticos no son as¨ª.
S¨ª son, en cambio, de otra forma: el macho alfa puede intervenir de forma decisiva en una cacer¨ªa pero, inmediatamente despu¨¦s de la captura, irse a dormir hasta que todo el mundo est¨¢ saciado. ¡°La principal caracter¨ªstica de un lobo macho alfa¡±, dice el guardabosques y veterano estudioso de esta especie Rick McIntyre mientras los observamos, ¡°es una discreta confianza y seguridad en s¨ª mismo. Sabe lo que tiene que hacer; sabe lo que m¨¢s conviene a su manada. Da ejemplo. Se siente a gusto. Ejerce un efecto tranquilizador¡±. En definitiva, el macho alfa no es agresivo, porque no necesita serlo. ¡°Piense en un hombre seguro de s¨ª, o en un gran campe¨®n; ya ha demostrado todo lo que ten¨ªa que demostrar. Imag¨ªneselo as¨ª: piense en dos manadas de lobos, o dos tribus humanas. ?Cu¨¢l tiene m¨¢s probabilidades de sobrevivir y reproducirse, el grupo cuyos miembros cooperan, comparten y se tratan con menos violencia unos a otros, o el grupo cuyos miembros est¨¢n atac¨¢ndose y compitiendo entre s¨ª?¡±.
Rick lleva 15 a?os observando la vida diaria de los lobos, y asegura que un macho alfa no ejerce casi nunca ning¨²n comportamiento agresivo respecto a los dem¨¢s miembros de la manada, que comprende su familia, es decir, su pareja, sus hijos, tanto biol¨®gicos como adoptados, y tal vez un hermano.
Ahora bien, saben ser duros cuando es necesario. Hubo un lobo famoso en Yellowstone ¡ªel 21, as¨ª llamado por el n¨²mero de su collar¡ª, a quien la gente que segu¨ªa de cerca su trayectoria consideraba un superlobo. Defend¨ªa ferozmente a su familia y, al parecer, nunca perdi¨® una ri?a con una manada rival. Pero uno de sus pasatiempos favoritos era pelear con los cachorros de su manada. ¡°Y lo que de verdad le gustaba hacer¡±, dice Rick, ¡°era dejarse ganar. Le encantaba¡±. Aquel gran lobo macho dejaba que un lobezno diminuto se le tirara encima y le diera mordiscos. ¡°Entonces ¨¦l se dejaba caer patas arriba¡±, dice Rick. ¡°Y el peque?ajo, con aire triunfador, se ergu¨ªa sobre ¨¦l sin dejar de menear la cola¡±. En una ocasi¨®n, hab¨ªa un cachorro algo m¨¢s enclenque de lo normal. Los dem¨¢s cachorros lo ve¨ªan con desconfianza y no quer¨ªan jugar con ¨¦l. Un d¨ªa, despu¨¦s de llevar comida a los lobeznos, el superlobo se puso a mirar a su alrededor. De pronto, empez¨® a mover el rabo. Estaba buscando al cachorro y, al encontrarlo, se acerc¨® a estar un rato con ¨¦l. Con todas las historias de victorias que cuenta Rick del superlobo, esta an¨¦cdota es su preferida. La fuerza nos impresiona, pero lo que deja un recuerdo indeleble es la bondad.
Si uno observa a los lobos, no s¨®lo con toda su belleza, su flexibilidad y su capacidad de adaptaci¨®n, sino tambi¨¦n con su violencia a la hora de defenderse y de cazar, es dif¨ªcil evitar la conclusi¨®n de que no existen dos especies m¨¢s parecidas que los lobos y los humanos. Teniendo en cuenta que vivimos en grupos familiares, nos defendemos de los ¡°lobos¡± humanos que nos rodean y controlamos a los ¡°lobos¡± que llevamos en nuestro interior, es normal que reconozcamos los dilemas sociales y las b¨²squedas de estatus de los lobos de verdad. No es extra?o que los indios norteamericanos consideraran a los lobos como almas gemelas.
Pero es que las similitudes entre los machos lobos y los humanos son asombrosas. Hay muy pocas especies en las que los machos proporcionen comida y protecci¨®n a las hembras y las cr¨ªas durante todo el a?o. Las aves llevan comida a sus hembras y sus polluelos s¨®lo durante la ¨¦poca de cr¨ªa. Entre algunos peces y algunos monos, los machos cuidan de sus hijos, pero s¨®lo mientras son peque?os. Los micos nocturnos transportan y protegen a sus reci¨¦n nacidos, pero no les dan de comer.
Ayudar a obtener comida durante todo el a?o, llev¨¢rsela a los reci¨¦n nacidos, ayudar a criar a los hijos durante varios a?os hasta que alcanzan la madurez y defender a las hembras y a los j¨®venes todo el tiempo contra los individuos que amenazan su seguridad, son un conjunto de atributos poco frecuentes en un macho. Los humanos y los lobos, y poco m¨¢s. Y el m¨¢s fiable, el m¨¢s seguro, no es el humano. Los lobos macho cumplen mejor sus obligaciones, ayudan a criar a sus hijos y ayudan a las hembras a sobrevivir con una lealtad y una devoci¨®n mod¨¦licas.
Nos pueden ense?ar a gru?ir menos, tener m¨¢s confianza, respetar a las hembras y compartir la crianza
Y otra cosa m¨¢s: ¡°En los viejos tiempos¡±, dice Doug Smith, ¡°la gente dec¨ªa que el macho alfa era el jefe¡±. Sonr¨ªe y a?ade: ¡°Eran sobre todo bi¨®logos varones los que lo dec¨ªan¡±. En realidad, explica, en la manada existen dos jerarqu¨ªas, ¡°una de machos y otra de hembras¡±. ?Y qui¨¦n manda? ¡°Es sutil, pero da la impresi¨®n de que las hembras son las que toman la mayor¨ªa de las decisiones¡±. Es decir, ad¨®nde dirigirse, cu¨¢ndo descansar, qu¨¦ ruta seguir, cu¨¢ndo salir de caza. Smith dice que hembra alfa es un t¨¦rmino obsoleto. ¡°Yo utilizo la palabra matriarca para hablar de una loba cuya personalidad establece la t¨®nica de toda la manada¡±.
En conclusi¨®n: a nuestro estereotipo del macho alfa no le vendr¨ªa mal una correcci¨®n. Los verdaderos lobos nos pueden ense?ar varias cosas: a gru?ir menos, tener m¨¢s ¡°discreta confianza¡±, dar ejemplo, mostrar una fiel devoci¨®n al cuidado y la defensa de las familias, respetar a las hembras, compartir sin problemas la crianza. En eso consistir¨ªa ser un verdadero macho alfa.
Carl Safina es escritor, ecologista y profesor. Su ¨²ltimo libro es Beyond Words; What Animals Think and Feel.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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