Se?ores estupendos

Una noche, en Ibiza, presenci¨¦ una memorable escena. Una atractiva amiga que, en su juventud, trabaj¨® como modelo, se tropez¨® con un antiguo admirador. Este result¨® ser amigo de un cotizado y carism¨¢tico pintor que mi amiga acababa de conocer. El admirador, un comerciante de ¨¦xito, ya no era un joven casanova, ni ella una modelo adolescente; el pintor era mayor que los dos. Cuando, presa de gran excitaci¨®n, el mercader se atrevi¨® a decirle al artista ¡ªdelante de mi amiga¡ª que ella hab¨ªa sido el bomb¨®n m¨¢s deseado de su ciudad, el pintor tuvo la elegancia de responder que todav¨ªa era un bomb¨®n. Este caballero, magno como un castillo, mostr¨® aut¨¦ntico buen estilo y, obviamente, no estoy hablando de c¨®mo iba vestido (aunque su indumentaria fuera tan sencilla y elegante como ¨¦l). En mi reino fiero, por algo as¨ª se te concede el t¨ªtulo de Se?or Estupendo.

Un estupendo evita las met¨¢foras gastron¨®micas de mal gusto, porque sabe que entre ¡°estar buena¡±, como un entrante, a la ¡°carne fresca¡± como plato principal, no hay m¨¢s que unas pocas l¨ªneas de un men¨² antrop¨®fago, en el que ¡ªdicho sea de paso¡ª tambi¨¦n se sirven hombres crudos. Un estupendo nunca gustar¨ªa del sorprendente paralelismo entre mujer y paella a la que ¡°se le pasa el arroz¡±. ?Por qu¨¦ no ser la bomba caracterol¨®gica? Su exquisitez tambi¨¦n le impide abusar de latas o congelados, del tipo ¡°se conserva muy bien¡± o ¡°est¨¢ muy bien para su edad¡±. Se est¨¢ bien o no se est¨¢ bien, m¨¢s all¨¢ de la edad. El atractivo est¨¢ directamente relacionado con la salud f¨ªsica, el bienestar emocional y el car¨¢cter.

Por supuesto, la gentileza y lucidez de este tipo de hombres les sit¨²a a a?os luz de proferir vulgaridades como ¡°estar en el mercado¡±. En la cruel profesi¨®n de la belleza femenina, la fecha de caducidad es muy temprana. Como explica la c¨¦lebre agente de modelos Sarah Doukas, ¡°a los 24, la gente dice que se te ve deteriorada¡±. El lado oscuro de la idealizaci¨®n de la juventud como est¨¦tica y como valor es la discriminaci¨®n por edad, de hombres y mujeres, en el mercado laboral. Un aut¨¦ntico estupendo se niega a servir la noci¨®n mercantilista del tiempo y las personas. Sabe que el tiempo es un don aliado. De su brazo no cuelga una mujer exhibida como fetiche de poder. No recela de sus iguales. Sabe que no van a com¨¦rselo vivo.

Larga vida a los estupendos. Y a los tocinillos de cielo.

@patriciasoley