La corbata ya no es necesaria
Los pol¨ªticos se suman a esta moda como reflejo de una generaci¨®n que se siente m¨¢s c¨®moda sin l¨ªmites ni cors¨¦s
La reputada periodista de moda Vanessa Friedman reflexionaba esta semana en The New York Timessobre el menguante uso de la corbata en la clase pol¨ªtica mundial. Mientras el magnate y candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump se aferra con obstinaci¨®n a sus corbatas rojas de Brioni, el presidente Barack Obama se la quita a la m¨ªnima ocasi¨®n. Pol¨ªticos de todos los colores la usan cada vez menos. S¨ªmbolo de los hombres de bien y de las cosas serias, la desaparici¨®n de la corbata en el uniforme pol¨ªtico no es un tema balad¨ª. Si el incremento del uso del esmalte de u?as es un claro indicador de tiempos de crisis, ?qu¨¦ significados esconder¨¢ el destierro de este complemento sartorial por parte de los pol¨ªticos? Econom¨ªa sin corbatas se puede leer en la cubierta de la edici¨®n espa?ola de uno de los ¨²ltimos libros de Yanis Varoufakis, el nuevo h¨¦roe de la izquierda. El ingenioso titular parec¨ªa anticipar tambi¨¦n la nueva era de la pol¨ªtica sin corbatas.
Y es que durante las ¨²ltimas elecciones en Espa?a, la corbata y la indumentaria de los nuevos candidatos ha ocupado m¨¢s espacio que nunca en la prensa. Estilistas y personal shoppers de todo pelaje intentaban desencriptar los significados y mensajes por el uso y no uso de determinadas prendas por parte de los pol¨ªticos y sus asesores. Al inicio de campa?a cada uno parec¨ªa tener una etiqueta clara: Pablo Iglesias y sus ya famosas camisas compradas en Alcampo, en la l¨ªnea desenfadada de sus compa?eros de la marea lila como el griego Alexis Tsipras; Albert Rivera y sus inmaculados trajes chaqueta y corbatas estrechitas; Pedro S¨¢nchez en busca de una correcci¨®n simp¨¢tica con un uso intermitente de la corbata; y Rajoy, como Trump, aferrado a ellas de toda la vida.
No es el encuentro con el rey, pero ?c¨®mo crees que me queda, @anarosaq? @elprogramadear pic.twitter.com/oyFk9e9Okm
— Pablo Iglesias (@PabloIglesias) March 8, 2016
Entorno al famoso complemento, se generaron situaciones divertidas. Que Ana Rosa Quintana le regalara dos corbatas a Pablo Iglesias para su encuentro con el Rey lleg¨® a los titulares. Iglesias no us¨® la corbata ese d¨ªa, pero s¨ª lo hizo en una reuni¨®n informal: "No es el encuentro con el Rey, pero ?c¨®mo crees que me queda, @anarosaq?" le preguntaba a la presentadora v¨ªa Twitter con foto incluida. Aunque quiz¨¢ uno de los momentos m¨¢s ilustrativos del peso que la etiqueta est¨¢ adquiriendo en la est¨¦tica pol¨ªtica ocurri¨® en la pasada gala de los Goya. Mientras que Pablo Iglesias sorprend¨ªa a todos con un smoking alquilado, dos tallas m¨¢s grande, siguiendo, ahora s¨ª, el c¨®digo de vestuario que impone la alfombra roja, Pedro S¨¢nchez acud¨ªa de lo m¨¢s informal dejando hu¨¦rfana de pajarita y corbata a su camisa. Este ins¨®lito cambio de papeles parec¨ªa certificar el despiste general sobre el protocolo de vestuario y apuntaba al centro de la cuesti¨®n: quiz¨¢ no es solo la corbata la que se ha quedado desfasada, sino todas las etiquetas.
La corbata y sus nudos, todo un arte para los que son fans de ellas, sigue subiendo a las pasarelas, pero ahora m¨¢s como un complemento con el que poder ponerse guapo en ocasiones especiales que como indicador de estatus. Que personajes de peso como Mark Zuckerberg la destierren de su vestuario es un reflejo de una generaci¨®n que se siente mucho m¨¢s c¨®moda sin l¨ªmites ni cors¨¦s. Los que vienen, de hecho, disfrutan con la moda sin g¨¦nero, y por supuesto, en ella la corbata no es significado de nada, simplemente es un ornamento m¨¢s. La ropa por primera vez parece disfrutar jugando al despiste. Una barba, una camisa blanca, una cazadora, una falda o una corbata ya no certifican nada. A ellos, lo que les importa son las acciones.
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