Fibra en el cielo
El acceso a Internet de banda ancha tiene implicaciones decisivas para el progreso de sociedades
En 2005, cuando el empresario de telecomunicaciones, Greg Wyler, trabajaba en la instalaci¨®n del tendido telef¨®nico en Ruanda, tuvo una revelaci¨®n fant¨¢stica, a la que a?adi¨® la necesidad de cortar de ra¨ªz dos variables: la p¨¦rdida de tiempo y de dinero en el proceso de implantaci¨®n de ese tipo de infraestructuras.
La brecha digital crec¨ªa de forma exponencial, los pa¨ªses no desarrollados se estaban quedando fuera de juego y las v¨ªas tradicionales para llevar Internet a muchos de estos lugares implicaban procesos lentos y costosos. Que en Nigeria fueran pocos los que ten¨ªan tel¨¦fono fijo o que la inmensa mayor¨ªa de los colegios brasile?os carecieran de conexi¨®n a Internet eran dos ejemplos para empe?arse en la b¨²squeda de nuevas soluciones.
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Al viaje de Wyler se unieron Google, HSBC, Liberty Global y el operador de sat¨¦lites y socio tecnol¨®gico del proyecto, SES, que hace unas semanas se hac¨ªa con el control de O3b, decisi¨®n que, adem¨¢s de confirmar la apuesta inicial, va mucho m¨¢s lejos al abrir nuevos caminos.
En junio de 2013, pocos meses despu¨¦s del lanzamiento de sus cuatro primeros sat¨¦lites, parte de la Amazonia colombiana dispon¨ªa de conexi¨®n a Internet de banda ancha a 200 megas tras un acuerdo con el operador local Skynet. Por su parte, en Malasia, la empresa Maju Nusa cubr¨ªa 138 emplazamientos dentro de un plan del Gobierno para acercar la digitalizaci¨®n a la poblaci¨®n rural.
Sin perder aquel esp¨ªritu que hace m¨¢s de 10 a?os movi¨® a Wyler, el proyecto vuela m¨¢s all¨¢ del componente social. Su vitalidad creciente ha venido acompasada de la salida del cascar¨®n de nuevas tecnolog¨ªas y estrategias a escala p¨²blica y privada que han apostado al caballo ganador.
Esta flota de sat¨¦lites, en ¨®rbita a 8.000 kil¨®metros de la Tierra (¨®rbita media), est¨¢ llamada a formar parte activa de la gran revoluci¨®n global de las telecomunicaciones. Con la potencialidad que ofrecen los sat¨¦lites geoestacionarios (cuya ¨®rbita se encuentra a 36.000 km de la Tierra), barcos y aviones ¨Chasta ahora zonas de sombra dado el desorbitado coste que supon¨ªa ofertar servicios que muchas veces ni exist¨ªan- dejar¨¢n de ser terrenos acotados para la red de redes.
Las v¨ªas tradicionales para llevar Internet a muchos lugares de ?frica implican procesos lentos y costosos
Desde el inicio de las operaciones comerciales en septiembre de 2014, O3b ha experimentado el crecimiento m¨¢s r¨¢pido de la historia de una red de sat¨¦lites en t¨¦rminos de capacidad contratada, lo que representa el mejor indicio de que la constelaci¨®n era necesaria. La compa?¨ªa presta servicio a empresas y gobiernos de 31 pa¨ªses. Con 12 unidades ya en ¨®rbita, se han adquirido ocho sat¨¦lites adicionales para atender la demanda, (con cuatro sat¨¦lites, a lanzar en 2018 y cuatro m¨¢s en 2019).
Generalizar con la ruptura de la brecha digital es un error por la dimensi¨®n inabarcable del problema, por lo que quiz¨¢ sea tiempo de categorizar las dificultades de acceso a la Sociedad de la Informaci¨®n. Estos sat¨¦lites se mueven en torno a la ¨®rbita del Ecuador, (y no es casual) pues en esa franja del planeta se concentra la gran mayor¨ªa de los Other Three Billion (m¨¢s de 3,000 millones) que inspiraron la iniciativa y donde la ausencia de Internet de banda ancha tiene implicaciones decisivas para el progreso de sociedades atrasadas en educaci¨®n, econom¨ªa, investigaci¨®n o transparencia pol¨ªtica.
Sin quitar el foco de esas situaciones acuciantes, la nueva generaci¨®n de conectividad tecnolog¨ªa sat¨¦lite ¨Cpor ello bautizada como fibra en el cielo- puede prestar un apoyo vital a los grandes cruceros, a plataformas petrol¨ªferas o a buques de carga en alta mar, o permitir al ejecutivo en vuelo transoce¨¢nico enviar ¨Co recibir- un correo electr¨®nico que no puede esperar.
Si sacamos de la ecuaci¨®n a EE UU y a los aviones ¡®de negocios¡¯, a finales de 2015 no llegaban a dos mil los aviones conectados en todo el mundo. A finales de esta d¨¦cada, ser¨¢n diez mil. Nuevas antenas y m¨®dems, m¨¢s potentes, incrementar¨¢n la velocidad de estas conexiones durante el vuelo. El n¨²mero de pasajeros conectados se multiplicar¨¢ por diez en los pr¨®ximos a?os y el sat¨¦lite est¨¢ capacitado para satisfacer esa demanda.
Nos enfrentamos a un panorama nuevo, en el que es necesaria la implicaci¨®n de diferentes tecnolog¨ªas para avanzar con eficacia. Nunca hubo tanto margen para la suma de imaginaci¨®n y creatividad por lo que las combinaciones de ¨¦xito son infinitas.
Facebook ha acordado con SES que tres sat¨¦lites prestar¨¢n servicios de banda ancha de alta velocidad en distintos pa¨ªses del ?frica sub sahariana dentro del proyecto internet.org, cuyo palad¨ªn es la red social de Mark Zuckerberg. Se abre una oportunidad para un cambio que va a modificar las reglas del juego del progreso.
Lo decisivo ahora es que nadie se quede rezagado.
Luis S¨¢nchez-Merlo es presidente de SES en Espa?a
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