¡®Piercings¡¯ y tatuajes en la meca del lujo
Los adornos corporales se convierten en tendencia en el mundo de la moda de Nueva York
Se llaman Golo, Roman, Brandon, Sunny, Chucky y Hirakish. Son j¨®venes con el cuerpo y el rostro acribillados de tinta, piercings y dilataciones. Desfilaron en la pasarela de la firma?Hood by Air en Par¨ªs y se asomaron a la avenida de Madison desde los escaparates de Barneys, uno de los templos neoyorquinos del lujo. Solo acerc¨¢ndose al cristal se puede comprobar que los modelos son en realidad seis maniqu¨ªes hiperrealistas, r¨¦plicas exactas que reproducen cada uno de los rasgos, tatuajes y perforaciones de estos modelos. La provocadora est¨¦tica de los maniqu¨ªes ¡ªcon referencias al porno y el sadomasoquismo¡ª es m¨¢s propia de galer¨ªas alternativas de Brooklyn, que de un escaparate en la zona m¨¢s pija de Manhattan. Por eso la iniciativa no dej¨® indiferente a ning¨²n transe¨²nte. Hay quien se paraba para hacer fotos de lo que considera una forma de arte. Hay quien se cruzaba de acera.
Seguramente, las ricas clientas de la avenida de Madison nunca recubrir¨¢n sus dientes de metal, ni perforar¨¢n su cuidada piel. Pero, en su versi¨®n m¨¢s discreta, los anillos para la nariz, las dilataciones y los tatuajes son hoy los accesorios m¨¢s codiciados en Nueva York.
La pasarela ha jugado una papel en esta expansi¨®n de una moda primero considerada marginal y despu¨¦s, rebelde y alternativa. Givenchy, Alexander McQueen o Dries Van Noten son algunas de las firmas que han recurrido a modelos con cejas recubiertas de cristales, imperdibles en la cara y la piel tatuada.
Los responsables de Barneys quisieron que los paseantes ¡°reconsideraran la noci¨®n tradicional de belleza¡± mientras observaban la piel minuciosamente tatuada, dilatada, cicatrizada, y las bocas de los seis modelos deformadas por caras joyas.
Las esculturas se hicieron en colaboraci¨®n con el artista Yuji Yoshimoto, y cada una llev¨® dos meses de trabajo. El proceso comenz¨® con un esc¨¢ner en tres dimensiones de los j¨®venes, que no son modelos profesionales. Despu¨¦s, Yoshimoto cre¨® un molde negativo usando yeso sobre silicona y esculpiendo a mano para conseguir los detalles. Los moldes se rellenaron con silicona del color exacto de la piel del modelo. A continuaci¨®n, se a?adieron detalles para dar vida a las figuras, incluyendo cejas de pelo natural, aplicado uno por uno, dentaduras a medidas y ojos de cristal. Los tatuajes se pintaron al detalle. Por ¨²ltimo, se colocaron las joyas para la boca, ideadas por la dise?adora francesa Dolly Cohen.
Las piezas son una rara mezcla de objeto infantil, ortodoncia y sadomasoquismo. ¡°Pens¨¦ en la idea de los chupetes como un fetiche. La ortodoncia juega con la idea de mantener la boca abierta. Tiene mucho que ver con la disposici¨®n y la ingenuidad; tener siempre la boca abierta, aceptar siempre¡±, explica Shayne Oliver, el director creativo de Hood by Air, en el blog The Window, de Barneys.
A solo unos metros de Barneys, en Bergdorf Goodman ¡ªotros almacenes solo aptos para carteras abultadas¡ª comenzar¨¢n a venderse en junio los piercings del estudio de tatuajes?The End is Near, en Brooklyn. Las joyas, que cuestan entre 530 y 1.325 euros, buscan atraer a una clientela joven, estilosa y con libertad para gastar.
La fiebre por los piercings es tal que el portal Womens Wear Daily (WWD) public¨® en septiembre un art¨ªculo en el que se?alaba c¨®mo la demanda se dispar¨® antes de la semana de la moda neoyorquina. Las asistentas quer¨ªan estar listas para salir en las fotos de revistas y blogs. El artista J. Colby Smith cont¨® a la WWD que su negocio aument¨® un 40% antes de los desfiles.
El tatuador Jon Boy no da citas hasta julio. Es el autor de la diminuta cruz en la cara de Justin Bieber y del punto de tinta blanca en el dedo de Kendall Jenner. Le siguen 270.000 personas en Instagram. Muchos de sus tatuajes, dibujos minimalistas trazados con finas l¨ªneas, no le llevan m¨¢s de quince minutos, pero su tarifa m¨ªnima son 265 euros por una hora. ¡°El estilo minimalista funciona para gente de cualquier clase social, ya sea un modelo o un camarero en Starbucks. Es muy sutil¡±, explic¨® Boy a la web Pret-a-Reporter. ¡°Puedes llevar una accesorio y verte elegante, sofisticado y sexy al mismo tiempo¡±.
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