El Pent¨¢gono imagina el futuro
La agencia estadounidense DARPA impulsa proyectos que lindan con la ciencia ficci¨®n
Un buque de 40 metros de eslora sin tripulaci¨®n, un sat¨¦lite de siete kilos de peso o un aparato del tama?o de un tel¨¦fono m¨®vil que detecta una fuga radiactiva. Ahora son proyectos, pero en pocos a?os pueden ser realidades. Ya sucedi¨® antes con los sat¨¦lites meteorol¨®gicos y el embri¨®n de Internet. Los genios detr¨¢s de esas ideas son los mismos. Trabajan para DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigaci¨®n Avanzada en Defensa del Ej¨¦rcito de Estados Unidos.
El poder¨ªo militar e investigador estadounidense no se entiende sin este organismo. La agencia naci¨® en febrero de 1958, tras una humillaci¨®n. Meses antes, la Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa lanzado un misil bal¨ªstico intercontinental y se hab¨ªa convertido en el primer pa¨ªs en colocar un sat¨¦lite, el Sputnik, en el espacio. En plena Guerra Fr¨ªa, los avances tecnol¨®gicos de Mosc¨² avergonzaron a Washington. El mayor objetivo de DARPA era evitar que se repitiera algo as¨ª. Lo logr¨®.
Desde entonces la agencia se enorgullece de haber convertido a su pa¨ªs en la vanguardia mundial de la innovaci¨®n tecnol¨®gica en materia de seguridad. Con un presupuesto de 2.800 millones de d¨®lares, se dedica a reclutar talento y financiar investigaciones. Los responsables de los proyectos son contratados entre tres y cinco a?os, un tiempo inferior a otras instituciones. El escaso margen es un acicate y se considera una de las claves del ¨¦xito de la instituci¨®n.
Tambi¨¦n se les alienta a hacer posible lo inimaginable. ¡°Piensan hacia d¨®nde va el mundo, analizan la tecnolog¨ªa y c¨®mo cambia el entorno de seguridad¡±, explica la directora de DARPA, Arati Prabhakar, en una entrevista. ¡°No nos gu¨ªan requisitos conocidos, sino que pensamos qu¨¦ ser¨ªa posible pero sorprendente, fuera de lo com¨²n¡±.
DARPA tiene unos 250 proyectos entre manos, de los que present¨® la semana pasada en el Pent¨¢gono cerca de sesenta. Los m¨¢s revolucionarios y pol¨¦micos se mantienen en secreto. Dando un paseo por el patio central de la sede del Departamento de Defensa se intuye por d¨®nde ir¨¢ el futuro militar. Tambi¨¦n se visualiza la fortaleza del llamado complejo militar-industrial, de cuyo auge ya alert¨® en 1961 el presidente estadounidense y general retirado Dwight Eisenhower, que alud¨ªa a la estrecha simbiosis de las fuerzas armadas y los fabricantes de productos de seguridad.
Arlington es la capital de ese complejo. Militares y fabricantes trabajan en esta ciudad de Virginia, a las afueras de Washington. Tambi¨¦n all¨ª tiene su sede DARPA. Entre paneles y maquetas, ambos mundos se reparten tarjetas. Se buscan empresas que quieran fabricar esos proyectos y convencer a los militares de que los necesitan.
En un estand, Scott Littlefield explica el proyecto que dirige: el buque sin tripulaci¨®n. Se llama ACTUV, se lanz¨® en 2012, en 2014 se sell¨® una alianza con la Armada estadounidense y en junio se iniciar¨¢n dos a?os de pruebas con un prototipo. El barco se controla desde un centro terrestre.
Sus ventajas son econ¨®micas y de seguridad. Cada buque cuesta unos 20 millones de d¨®lares en comparaci¨®n con los 1.000 millones de uno convencional. A diferencia de un dron a¨¦reo, este no est¨¢ armado. Su funci¨®n es vigilar, detectar minas y submarinos. ¡°Permite asumir riesgos, ir a zonas con amenazas a las que ahora no se puede llegar¡±, explica Littlefield.
DARPA ha salvado vidas. En 2013 cre¨® en un mes 10 millones de vacunas contra el virus H1N1, cuando el tiempo normal es de nueve meses. Pero tambi¨¦n est¨¢ inmersa en pol¨¦micas. En su libro sobre el organismo, El cerebro del Pent¨¢gono, la periodista Annie Jacobsen explica c¨®mo DARPA investig¨® sobre t¨¦cnicas de lavado de cerebro, el uso del t¨®xico Agente Naranja y la recolecci¨®n de datos privados.
La agencia tambi¨¦n es pionera en investigaciones sobre inteligencia artificial y actualmente explora c¨®mo construir un cerebro, escribe Jacobsen, ¡°tan inteligente, consciente y creativo¡± como uno humano.
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