La vida transcurre despacio bajo tierra
Las profundidades de la Tierra albergan una enorme biosfera, una gran desconocida que alberga claves fundamentales sobre el origen, la evoluci¨®n y la supervivencia de la vida
Habitamos un planeta donde la exuberancia de la biodiversidad se muestra en su superficie en su m¨¢ximo esplendor, y a pesar de ello afirmamos que lo m¨¢s probable es que la vida fuera de aqu¨ª, por ejemplo, en Marte, se pueda encontrar en su subsuelo.
A primera vista, puede parecer un tanto curioso esperar que la informaci¨®n sobre la vida de cuerpos extraterrestres de nuestro sistema solar est¨¦ enterrada. Aunque es cierto que las condiciones en la superficie de algunos de estos cuerpos celestes no son nada favorables para la vida. En Venus, sin ir m¨¢s lejos, la temperatura superficial ronda los 480 Celsius, y tiene una atm¨®sfera t¨®xica, densa y pesada, con m¨¢s de 90 veces la presi¨®n de la Tierra al nivel del mar y compuesta casi en su totalidad por di¨®xido de carbono, con nubes de ¨¢cido sulf¨²rico.
Pero buscar vida bajo tierra va mucho m¨¢s all¨¢ del conocimiento de las terribles condiciones existen en la superficie de muchos planetas y lunas ah¨ª fuera. Tiene que ver con algo que solo ahora estamos empezando a explorar y comprender en nuestro planeta: las profundidades de la Tierra albergan una enorme biosfera que en gran medida est¨¢ aislada del mundo de la superficie. Pero, ?c¨®mo funciona?, ?d¨®nde obtiene energ¨ªa?
Si de algo estamos seguros en nuestro planeta, de momento el ¨²nico lugar en el universo donde tenemos la certeza de la existencia de vida, es de que la vida necesita energ¨ªa. Todos los seres vivos necesitan llevar a cabo reacciones qu¨ªmicas para obtenerla y la cantidad de energ¨ªa que obtienen de esas reacciones depende mucho de las condiciones del ambiente.
El Sol proporciona energ¨ªa en abundancia para las reacciones qu¨ªmicas de la vida en superficie y es precisamente esa demanda la que impulsa r¨¢pidos intercambios de carbono entre la atm¨®sfera, los oc¨¦anos y la tierra. La fotos¨ªntesis y la respiraci¨®n del carbono org¨¢nico en la superficie terrestre y cerca de ella favorecen ese intercambio en escalas de tiempo que son relativamente cortas.
Pero la luz del Sol no puede penetrar m¨¢s all¨¢ de unos pocos cent¨ªmetros en roca y hasta 1 kil¨®metro de profundidad en el agua del oc¨¦ano. ?Qu¨¦ ocurre entonces con la vida en el subsuelo? Pues sobre todo que es muy complicado estudiar c¨®mo funciona.
El interior de la Tierra soporta altas temperaturas, as¨ª que sabemos que el fr¨ªo no es un problema. El agua, la otra necesidad imperiosa de la vida, tampoco. La cantidad de agua en el subsuelo terrestre es hasta cien veces mayor que la que hay disponible como agua dulce en la superficie. La tierra bajo la superficie es una estructura plagada de grietas y manantiales subterr¨¢neos donde el agua corre libre por fracturas, incluso a profundidades de varios kil¨®metros.
El estudio de la vida en el subsuelo tiene otros problemas, adem¨¢s de su dif¨ªcil acceso. Como tiene poca energ¨ªa accesible, mantiene por as¨ª decirlo un estilo de vida muy relajado, lento, que provoca que sea todo un reto cultivar microorganismos representativos. Estos organismos, sin embargo, aportan nuevos datos sobre los l¨ªmites del metabolismo, entre otras cosas, los microorganismos bajo la superficie terrestre son extraordinariamente longevos y solo se dividen una vez cada varios miles de a?os. Como referencia, una bacteria com¨²n en la superficie de la Tierra puede doblar su poblaci¨®n cada 20 minutos. Una de las preguntas que se plantean desde hace tiempo es c¨®mo consiguen aquellos que habitan en las profundidades un estilo de vida tan lento.
Y son multitud, recientemente se ha estimado que el subsuelo profundo puede contener alrededor del 13% de la biomasa del planeta. Se estima que, si los 600 m superiores de la corteza oce¨¢nica son suficientemente permeables desde el punto de vista hidrol¨®gico para albergar vida, el tama?o de la biosfera sumergida bajo esa corteza corresponder¨ªa a 1.800 millones de km? (la corteza oce¨¢nica cubre aproximadamente el 70% de la superficie terrestre). Se han encontrado c¨¦lulas a una profundidad de 2.5 km bajo el suelo oce¨¢nico, lo que, de ser cierto para toda la corteza continental, se traducir¨ªa en un volumen potencial habitable de m¨¢s de 730 millones de km?, casi el 50% del volumen de los oc¨¦anos de la Tierra.
Los estudios sobre este ecosistema profundo en la Tierra tienen implicaciones en muchos campos de la ciencia, aportando nuevas ideas sobre el origen de la vida. Pueden ofrecer datos valiosos para la b¨²squeda de vida subterr¨¢nea en planetas rocosos como Marte. El estudio de los ecosistemas de los fondos submarinos puede ayudar a determinar la posible naturaleza de los organismos que pueden habitar las lunas oce¨¢nicas de Europa y Enc¨¦lado.
Incluso la mera existencia de esta vida subterr¨¢nea es una buena noticia para la b¨²squeda de vida en planetas y lunas de nuestro sistema solar. Si en la Tierra tenemos la constataci¨®n de que las formas de vida complejas de la superficie tambi¨¦n pueden sobrevivir indefinidamente en el subsuelo profundo, es de esperar que antes, mucho antes de que las condiciones de la superficie se volvieran inh¨®spitas en Marte, un proceso de migraci¨®n similar podr¨ªa haber transportado formas de vida a la subsuperficie profunda. Y all¨ª, o aqu¨ª, est¨¢n esperando a que vayamos a encontrarlas.
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