Ni un paso atr¨¢s
JLo puede con todo, como Mal¨² y Patricia Vargas, avanzando sobre su propio caos y su propio orden, sin dar un solo paso atr¨¢s
Es temporada de conciertos. Y para abrir boca, David Marjaliza, el cantante y cerebro de la operaci¨®n P¨²nica, ofreci¨® uno durante su declaraci¨®n ante el juez. Fue un recital plagado de nombres, sobres y datos siempre escandalosos sobre el m¨¢s vibrante caso de corrupci¨®n que implica al Partido Popular esta primavera. Su ¨¦xito m¨¢s aplaudido fue La ¨¦poca loca, un tema muy pegadizo inspirado en la burbuja inmobiliaria.
La verdadera estrella musical de la semana es Mal¨². Llen¨® tres noches seguidas el Palacio de los Deportes de Madrid. Es la que m¨¢s vende en este momento y su nueva gira se titula Caos, muy apropiada para definir no solo nuestra situaci¨®n pol¨ªtica, sino el estatus de nuestras agendas. Sin embargo, la critican. ¡°Demasiado intensa¡±, sentenciaron los hipsters esos con los que se re¨²ne mi marido en mi ausencia.
Otra de esas diez cosas que nunca entender¨¦, ?qu¨¦ significa ser intensa? ¡°Que se maquilla mucho, canta con vozarr¨®n casi todas las canciones. Se viste un pel¨ªn ca¨®tica. A veces parece g¨®tica, otras como la rebelde del curso en IESA¡±, insisti¨® uno de los hipsters esos que se refugian detr¨¢s de una barbita perfilada. Pero, f¨ªjate, ?con ese caos estil¨ªstico llena estadios y cines! El martes present¨® en Madrid su documental, Ni un paso atr¨¢s, una declaraci¨®n muy castiza de decisi¨®n y rebeld¨ªa tan ca¨®tica como estimulante. Mal¨² tiene muy claras sus ideas, como diva y como mujer. Siempre asocio lo del paso atr¨¢s al duque de Edimburgo, ese hombre de dos metros que se ha pasado toda su vida un paso detr¨¢s de su esposa, la reina Isabel de Inglaterra. Mal¨² pone en jaque hasta al mism¨ªsimo Lenin que dijo en su momento, un paso para adelante y otro para atr¨¢s para llegar m¨¢s lejos y consigui¨® montar la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Lo de Mal¨² es m¨¢s irreversible. Ni un paso atr¨¢s.
Con todo esto y algo m¨¢s en mi cabeza llegu¨¦ al Museo Metropolitano de Nueva York a ver la exposici¨®n de su Instituto de la Moda, El hombre y la m¨¢quina, acerca de la influencia de la tecnolog¨ªa en la moda. Tras cruzar la sala medieval, repleta de tesoros de nuestras catedrales, te recibe un impactante traje de novia de Chanel, con una m¨ªstica y extensa capa cubierta de hilos dorados. Inevitablemente, das un paso atr¨¢s ante esa deslumbrante aparici¨®n. Y en ese retroceso, casi tropec¨¦ con dos elegantes damas. De inmediato reconoc¨ª que una de ellas era Patricia Vargas, quiz¨¢ en una de sus primeras salidas despu¨¦s de su reciente divorcio de Mario Vargas Llosa. Me sent¨ª como en un tango en el que si daba otro paso atr¨¢s quedar¨ªa como un cobarde o que si daba uno hacia delante, met¨ªa la pata. He estado de invitado en la fiesta de los 80 a?os de su exmarido, he apoyado su noviazgo porque ha seguido el lema de Mal¨² y no ha dado ni un paso atr¨¢s. As¨ª que me envalenton¨¦ y di ese discreto pero decidido paso adelante y le dije: ¡°Hola, Patricia, ?c¨®mo est¨¢s?¡±. Se hizo un tenue alboroto, acompa?ado de un frufr¨² o de un ruido de sables, porque en estas exposiciones siempre hay damas latinoamericanas s¨²per arregladas como si fueran las famosas ladies who lunch de la sociedad de Manhattan y lo que estaba ocurriendo all¨ª era muy del gusto de ellas. ¡°??Qu¨¦ tal!?¡±, respondi¨® Patricia, alej¨¢ndose del todo, no solo para no pisarme, sino para que entendiera que ni me respond¨ªa ni me preguntaba pero dejaba claro su paso adelante. Entend¨ª el mensaje. De ahora en adelante cuando algo me incomode, dir¨¦: ¡°??Qu¨¦ tal!?¡±.
Ni un paso atr¨¢s tambi¨¦n forma parte del show de Jennifer Lopez, a quien vi actuar unas horas despu¨¦s de mi encuentro con Patricia Vargas. Jennifer dispone de un inmenso talento: actriz, cantante, bailarina, madre, ejecutiva, que adem¨¢s emplea su rostro y su culo con la misma intensidad. Canta una parte de la canci¨®n de frente al p¨²blico y otra de espaldas, incrementando el arrebato de su p¨²blico. Es probable que mientras est¨¢ de espaldas, descanse un poco la voz pero no lo hace y para demostrarlo gira la cabeza al tiempo que sacude los gl¨²teos en una mezcla de Elsa Pataky y la ni?a del exorcista.
El espect¨¢culo es un paseo por sus ¨¦xitos, como hizo David Marjaliza frente al juez, con brillantes homenajes al glamour de Las Vegas. Se pone un largo abrigo de vis¨®n, evocando el m¨ªtico abrigo de Marlene Dietrich e incorpora una deliciosa coreograf¨ªa, medio desnuda, arropada y perseguida por inmensos abanicos de plumas violeta. Jlo puede con todo, igual que Mal¨² e igual que Patricia Vargas, avanzando sobre su propio caos y su propio orden, sin dar un solo paso atr¨¢s.
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