Las galletas que adivinan qui¨¦n ser¨¢ el presidente de EE UU
Desde 1992 la revista 'Family Circle' invita a participar en su concurso de cookies a las parejas de los aspirantes a la presidencia. Este certamen funciona como bar¨®metro electoral
Desde 1992, las galletas son mucho m¨¢s que gastronom¨ªa en EE UU, y tienen un curioso significado en la carrera hacia la Casa Blanca. Un comentario de Hillary Clinton, entonces aspirante a primera dama, desencaden¨® una tendencia que a¨²n hoy est¨¢ presente. En el fragor de aquella campa?a, un rival pol¨ªtico sugiri¨® que Bill Clinton, gobernador de Arkansas, pod¨ªa haberla beneficiado en su carrera como abogada, y ella se defendi¨®: "Supongo que pod¨ªa haberme quedado en casa, cocinando galletas y tomando t¨¦s", dijo. La respuesta no solo provoc¨® un gran alboroto en c¨ªrculos feministas (la directora y actriz Lena Dunham lo refiere como su "despertar pol¨ªtico"), sino que adem¨¢s fue aprovechado por la revista Family Circle para lanzarle un reto y ejercer de control de da?os.
La invit¨® a participar en su concurso de cookies, del que se proclam¨® vencedora con sus galletas de avena y perlas de chocolate. Su marido tambi¨¦n venci¨® las elecciones y arranc¨® una tradici¨®n que se respeta desde entonces. Las esposas de los candidatos a la Casa Blanca presentan sus recetas y los lectores votan por la mejor, que se da a conocer el d¨ªa antes de los comicios. Este certamen de cookies ha funcionado como una suerte de bar¨®metro electoral, anticipando con extra?a precisi¨®n qui¨¦n ocupar¨ªa el despacho Oval. Solo fallaron en 2008 cuando Cindy Hensley McCain, la esposa de John McCain gan¨® el concurso pero quien acab¨® como presidente de EE UU fue George Bush.
Las tradici¨®n, que naci¨® al calor de la pol¨¦mica, se ha desenvuelto en ella desde su origen. Aunque goza de notable popularidad, cada cuatro a?os surgen m¨¢s voces que claman por su desaparici¨®n, al juzgar que es algo anticuado y sexista que refuerza ciertos roles de g¨¦nero. "Con las mujeres ascendiendo en ambos partidos, ?Cu¨¢nto va a prolongar Family Circle la costumbre de mandar a las esposas de los candidatos a las cocinas?" se preguntaba la editora Erin Gloria Ryan en Jezebel, cuando Michelle Obama venci¨® el concurso por un margen m¨ªnimo.
Pero esta campa?a el debate ha tomado un cariz nuevo. Con la primera mujer en la historia en la carrera hacia la Casa Blanca, la pelota est¨¢ en el tejado de Bill Clinton, en un p¨ªcaro cambio de tornas. El expresidente ha bromeado diciendo que no le importar¨ªa inaugurar el cargo de First Gentelman o de First Man pero, de momento, nada ha dicho sobre delantales ni galletas, quiz¨¢ cauteloso porque Hillary a¨²n est¨¢ en liza por la candidatura dem¨®crata. Aunque en realidad, ser¨ªa la segunda vez que Clinton pone su receta favorita al escrutinio p¨²blico, ya que en 2008 tambi¨¦n se present¨®, a pesar de que su esposa a¨²n no estaba en el disparadero pol¨ªtico. ?Volver¨¢ a hacerlo esta vez? La revista tampoco ha dado respuesta a las cuatrienales cr¨ªticas, ni ha aclarado si este a?o repetir¨¢ tradici¨®n o preferir¨¢ anularla. Y no es un dilema balad¨ª, porque si opta por cancelar el certamen, muchos lo vincular¨¢n al hecho de que por primera vez un hombre podr¨ªa haberse puesto el delantal. Y si sigue adelante, se interpretar¨¢ como una insistencia en reforzar estereotipos propios de otro siglo. Sea como fuere, las cookies en campa?a electoral no son solo az¨²car, agua, mantequilla y perlas de chocolate, sino un arma pol¨ªtica de primer orden. De las que se cocinan a fuego lento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.