Irresponsables

Decidido a recuperar como sea algunos de los votos perdidos en diciembre, el PP ha lanzado un nuevo eslogan, ¡°populares versus extremistas¡±, que es una muestra alarmante del simplismo con que el principal partido de Espa?a pretende tensionar a los electores. Es irresponsable fragmentar, dividir y meter el miedo en el cuerpo a unos votantes que, en el caso del PP, se encuentran mayoritariamente situados en las capas de edad avanzada. Mariano Rajoy y sus asesores optan por el m¨¢s crudo inter¨¦s partidista de defender un legado (?cu¨¢l, exactamente?) y conservar una cuota de poder.

La voluntad polarizadora es tambi¨¦n el objetivo indisimulado de la coalici¨®n Unidos Podemos, con el fiel respaldo de la empresa medi¨¢tica que juega a derecha e izquierda en su espect¨¢culo pol¨ªtico y comercial. Por si quedaba alguna duda, las ¨²ltimas incorporaciones a las listas electorales de esta formaci¨®n ¡ªManuel Monereo, Diego Ca?amero¡ª meten en el magma de Podemos a lo m¨¢s radical-izquierdista que Pablo Iglesias ha sido capaz de encontrar para que se cumpla su propia profec¨ªa: una campa?a bronca, porque eso conviene a la vez al PP y a Podemos.

El efecto buscado es deprimir el espacio de centroizquierda en el que se sit¨²an el PSOE y Ciudadanos, y alg¨²n resultado est¨¢n dando esas estrategias frentistas. El PP aumenta ligeramente en intenci¨®n de voto, y tambi¨¦n lo hace la coalici¨®n Unidos Podemos respecto a los resultados obtenidos por separado, seg¨²n el sondeo publicado hoy por EL PA?S. Sin embargo, los protagonistas del pacto de centroizquierda intentado durante la breve legislatura anterior no obtienen el r¨¦dito que merece su actitud constructiva; el PSOE retrocede y Ciudadanos cae respecto a sondeos anteriores, aunque se encuentra a¨²n por encima del voto logrado en las urnas del 20-D.

Pero todo esto es un espejismo. Tales resultados se producen en un momento de indecisi¨®n notoria respecto a si merece la pena votar otra vez. La participaci¨®n prevista (68%) es cinco puntos inferior a la registrada en diciembre. El pesimismo se mantiene e incluso se agrava, hasta el punto de que un 94% define como ¡°mala¡± la situaci¨®n pol¨ªtica, lo cual no tiene precedentes en los ¨²ltimos 20 a?os. Los l¨ªderes est¨¢n perdiendo credibilidad a chorros (incluso Albert Rivera, que sigue siendo el m¨¢s valorado, cae por debajo del aprobado) porque ninguno ofrece soluciones y se limitan a insistir en m¨¢s de lo mismo: una campa?a orientada como si esto fuera una competici¨®n bipartidista y personalizada entre los aspirantes a La Moncloa.

Todos se est¨¢n equivocando. Es muy grave porque demuestra que los estados mayores de los partidos no han aprendido nada de las lecciones del 20-D ni del bloqueo posterior. Rechazan el mensaje de los ciudadanos, que reclaman l¨ªderes capaces de alumbrar soluciones y no de crear problemas. Seis de cada diez votantes siguen situados en las zonas templadas del espectro ideol¨®gico (centro y centroizquierda), pero se encuentran con que el PP y Podemos tratan de llevarles hacia los extremos y atizar el miedo a las aviesas intenciones de unos adversarios elevados a la categor¨ªa de enemigos.

La confrontaci¨®n a cara de perro nos lleva a todos a una situaci¨®n desastrosa. La polarizaci¨®n deja m¨¢s heridas en el cuerpo social, pero no va a conseguir que nadie obtenga respaldo suficiente para gobernar. Hay que buscar un m¨ªnimo denominador que deje espacio a acuerdos futuros. La sociedad est¨¢ mucho menos tensa de lo que sugiere la campa?a y es irresponsable conducir al pa¨ªs a una situaci¨®n alarmante que falsea la realidad y aleja los consensos indispensables para abordar los problemas m¨¢s graves.