¡°Tenemos que dejar de pensar que todo es desechable¡±
El hijo menor de Jacques Cousteau recibe un premio de la ONU por su ONG Cousteau Divers, que anima a buceadores an¨®nimos a medir la temperatura de los oc¨¦anos
¡°Am¨¦ el oc¨¦ano la primera vez que me sumerg¨ª. Era el Caribe. Vi un tibur¨®n y ten¨ªa miedo, pero no pod¨ªa dejar de mirarlo, es un animal majestuoso. Yo ten¨ªa 9 a?os e iba de la mano de mi padre¡±. Su padre era el explorador de los oc¨¦anos por excelencia, Jacques Cousteau. Pierre Yves Cousteau (Par¨ªs, 1982) se considera el n¨²mero uno de todos sus admiradores. ¡°Dec¨ªa que para proteger algo hay que amarlo. Y para amarlo hay que conocerlo¡±. El hijo menor del documentalista se interes¨® por los or¨ªgenes de la vida en la Tierra. Estudi¨® astrobiolog¨ªa y trabaj¨® en la Agencia Espacial Europea. ¡°La vida en nuestro planeta pudo haber surgido en el fondo del oc¨¦ano: en la reacci¨®n que se crea cuando el agua del mar entra en contacto con el magma¡±, explica a este diario tras recibir un reconocimiento en Nairobi, Kenia, como ¡°ciudadano del mar¡± del Programa la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) por su labor en la conservaci¨®n.
Un d¨ªa, estando debajo del mar, se le ocurri¨® que sus inmersiones, as¨ª como las de muchos submarinistas en el mundo, podr¨ªan ser m¨¢s que recreativas: podr¨ªan servir para hacer un diagnostico de la salud del mar. Cre¨® una ONG llamada Cousteau Divers, en la que los ciudadanos hacen ciencia. ¡°Los submarinistas reportan sus observaciones, suben fotos y v¨ªdeos y, con esa informaci¨®n combinada, hacemos un diagn¨®stico¡±, explica tras una conferencia en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA por sus siglas en ingl¨¦s).
Su siguiente paso es medir la temperatura del oc¨¦ano. ¡°Estamos en 2016 y nadie la sabe. Los sat¨¦lites miden la temperatura superficial y tambi¨¦n hay algunas mediciones en alta mar, pero la mayor parte de la vida est¨¢ en las costas, donde nadie mide la temperatura de manera constante. Es uno de los par¨¢metros m¨¢s b¨¢sicos que nos ayudar a saber c¨®mo sus cambios afectan la vida en el mar, la agricultura, las poblaciones de peces y aves. Esto tambi¨¦n podr¨ªa ayudar a optimizar el uso de los recursos marinos¡±. Para ello, tambi¨¦n cuenta con el apoyo de otros submarinistas: en sus computadoras tienen el registro de la temperatura del agua en sus distintas inmersiones. ¡°Si juntamos esta informaci¨®n en una plataforma, ?voila!, tendremos la informaci¨®n desde hace 10 a?os¡±, dice abriendo sus ojos. Con la ayuda de la Agencia Oceanogr¨¢fica de EEUU (NOAA por sus siglas en ingl¨¦s), la Universidad de Queensland, en Australia y DAN, una ONG por la seguridad en el submarinismo, establecer¨¢n una red de instrumentos de medici¨®n por diferentes partes del mundo. Empezar¨¢n con 30 y se extender¨¢n seg¨²n vayan consiguiendo la financiaci¨®n.
El valor de la vida marina
Cousteau, de 34 a?os y que ten¨ªa 16 cuando su padre muri¨®, insiste en la importancia de la conservaci¨®n. Necesitamos el oc¨¦ano para vivir: produce la mitad del ox¨ªgeno que respiramos, regula el clima, contribuye a la seguridad alimentaria. ¡°Pero no s¨®lo debemos conservarlo por su valor econ¨®mico. Tambi¨¦n por el valor intr¨ªnseco de la vida. ?C¨®mo nos sentir¨ªamos si los delfines desaparecieran? ?Si la barrera de coral se termina de blanquear?¡±. Insiste que de eso depende tambi¨¦n conservar el alma: cuando protegemos la diversidad de la vida tambi¨¦n estamos protegiendo la diversidad de nuestra mente, de nuestra creatividad. ¡°Si vivimos encerrados en bloques de cemento perderemos la espiritualidad, la felicidad y la dignidad humana¡±.
La mayor parte de la vida est¨¢ en las costas, donde nadie mide la temperatura de manera constante
Cousteau apunta a la necesidad de cambiar la forma en la que pensamos del medio ambiente. Para ello recomienda experimentar la naturaleza y empezar por cambiar cosas peque?as, como reduciendo el uso del pl¨¢stico. ¡°Tenemos que dejar de pensar que todo es desechable, quitarnos la mentalidad en la que todo se tira. Por eso el mar est¨¢ lleno de basura¡±. Dice que la conservaci¨®n tambi¨¦n evitar¨ªa los problemas sociales. ¡°Si las personas se quedan sin agua que beber, si no pueden pescar o cultivar su tierra, se volver¨¢n pobres cuando no lo eran¡±.
En su conferencia sobre ciencia y pol¨ªtica en la ONU habl¨® del denominado Blue growth, o crecimiento azul. ¡°Cuando nos estamos acabando los recursos de la Tierra, la industria est¨¢ poniendo cada vez m¨¢s los ojos en el mar para seguir creciendo. Hace tiempo ya que se pensaba en explotar los minerales que hay en el fondo marino, pero no era rentable econ¨®micamente. Sin embargo, ahora, con cada vez menos recursos en la tierra y m¨¢s dif¨ªciles de extraer, se vuelve m¨¢s viable extraerlos del mar¡±. Por ello, insiste en la necesidad de regular el oc¨¦ano de una manera sostenible. ¡°La mitad de nuestro planeta es mar m¨¢s all¨¢ de la jurisdicci¨®n de los pa¨ªses. Es tierra de nadie y todos pueden hacer lo que quieran. Sin embargo, tenemos que cuidar las monta?as marinas porque son ricas en biodiversidad, crean plancton y no sabemos como nos afectar¨ªa su destrucci¨®n¡±.
La mitad de nuestro planeta es mar m¨¢s all¨¢ de la jurisdicci¨®n de los pa¨ªses. Es tierra de nadie
El m¨¢s joven de los Cousteau reconoce que cada vez hay gente m¨¢s consciente sobre el medio ambiente. ¡°Pero llevarlo a la pr¨¢ctica requiere de una profunda reforma de nuestros sistemas econ¨®micos. Y las personas m¨¢s beneficiadas no est¨¢n interesadas en cambiar nada. Creo que todav¨ªa va a llevar un tiempo¡±.
Dice que la gente encargada de la marketing y la publicidad se aprovecha que las personas toman decisiones bas¨¢ndose en emociones. ¡°Y apelan solamente a dos preocupaciones: el dinero y la imagen. A costa de ello, inhiben los valores de la comunidad, de cuidar la naturaleza. Cuidar del medio y a otras especies nos hace emp¨¢ticos, nos ayuda a trascender. Y eso es diametralmente opuesto a los valores de las sociedades del consumo. Ahora s¨®lo o¨ªmos a uno de los lados. Y el sonido es tan estruendoso que no nos deja o¨ªr el otro lado¡±.
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