Errores a la carta
Rajoy, presidente en funciones, no puede comprometer nuevos recortes
La carta de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, al presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, en la que se compromete a aplicar nuevos ajustes en la pol¨ªtica presupuestaria y social es un paso err¨®neo y perjudicial para los intereses de la econom¨ªa espa?ola. No es el presidente en funciones de un pa¨ªs que ha sufrido cuatro a?os de graves restricciones presupuestarias el que debe comprometer al conjunto de la econom¨ªa a nuevos recortes para los pr¨®ximos a?os; y mucho menos debe hacerlo sin informar de la iniciativa epistolar al conjunto de los partidos pol¨ªticos que representan a los ciudadanos, que ser¨¢n los pacientes de la nueva cirug¨ªa que prepara Bruselas. La misiva es una clara alteraci¨®n de los usos democr¨¢ticos.
Las intenciones de Rajoy y su equipo para enviar la carta son m¨¢s transparentes que sus m¨¦todos: se trata de evitar el coste pol¨ªtico que tendr¨ªa para el Gobierno una sanci¨®n por d¨¦ficit excesivo que se cargar¨ªa en la cuenta de los cuatro a?os de gesti¨®n del PP. Hasta finales de 2015, el equipo econ¨®mico ha presumido de haber enderezado la inestabilidad financiera del pa¨ªs con una pol¨ªtica de austeridad rigurosa que, adem¨¢s, creaba empleo. Pero durante los ¨²ltimos meses la Comisi¨®n Europea ha desvelado el incumplimiento sistem¨¢tico del d¨¦ficit o la carrera irrefrenable de la deuda; y reclama un ajuste adicional para este a?o de unos 8.000 millones.
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Es a este ajuste, doloroso y que hay que abordar con una negociaci¨®n m¨¢s pr¨®xima a los intereses ciudadanos, al que se aviene el presidente en funciones para evitar la sanci¨®n. Al Gobierno parece no importarle demasiado comprometer al pa¨ªs en una pol¨ªtica que, a partir de junio, otro Gobierno se vea en la obligaci¨®n de desmentir o renegociar, poniendo en cuesti¨®n la seriedad de las instituciones espa?olas; ni tiene reparo por decir en Bruselas se har¨¢n los ajustes necesarios, lo contrario de lo que dice en Madrid: no ser¨¢n necesarios nuevos ajustes.
Si el presidente en funciones consideraba necesario, por el inter¨¦s de las finanzas p¨²blicas, frenar la multa de Bruselas (felizmente aplazada), lo l¨®gico hubiera sido reunir a los representantes parlamentarios, explicar la situaci¨®n y contar con su aquiescencia o consentimiento.
Los recortes comprometidos se relacionan con el aplazamiento del objetivo de d¨¦ficit por un a?o. La experiencia de 2012 deber¨ªa haber servido a Rajoy para entender que lo correcto es negociar un calendario integral de recuperaci¨®n de la econom¨ªa que incluya, por supuesto, una reducci¨®n gradual del d¨¦ficit, pero tambi¨¦n el objetivo de que no sufran los par¨¢metros de crecimiento, empleo y gasto social. Es imposible que un ajuste de 8.000 millones no ponga en peligro la recuperaci¨®n; y eso significa que en vez de un a?o de pr¨®rroga el normal desenvolvimiento de las rentas y el empleo en Espa?a requiera dos o tres a?os m¨¢s.
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