Contra una tercera elecci¨®n
El C¨ªrculo de Econom¨ªa consider¨ªa un desastre volver a estar varios meses sin Gobierno
![Ant¨®n Costas, presidente del C¨ªrculo de Econom¨ªa, en Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HHIVTJJRJQBYM2RQLV6MRDOMHE.jpg?auth=9675c41df462d9a190167bb7b20547bbea077857261d208d8fced07cf18ed667&width=414)
La hip¨®tesis de una tercera elecci¨®n ¡°es inimaginable¡±, sostiene el C¨ªrculo de Econom¨ªa en un sugestivo documento que empez¨® a discutir ayer con toda la casta pol¨ªtica ¡ªtoda es toda¡ª en Sitges, para evitar esa locura.
En realidad, es imaginable, atr¨¦vanse a pensar sobre lo indeseable y lo irracional. Lo que quiere decir la entidad es que ser¨ªa un desastre. Y lo dice: ¡°No podemos permitirnos, de nuevo, varios meses sin Gobierno¡±. Y por tanto, ¡°si no se puede gobernar, se debe facilitar que otros gobiernen¡±.
Su presidente, el siempre florentino Ant¨®n Costas, concreta m¨¢s: aplicar el est¨¢ndar municipal. Que en ausencia de mayor¨ªa, gobierne en minor¨ªa la lista m¨¢s votada con la aquiescencia del resto, y busque luego geometr¨ªas variables. Es una reformulaci¨®n, mejorada, de la idea de Felipe Gonz¨¢lez, seg¨²n la que cualquiera de los dos grandes partidos deb¨ªa permitir mandar al rival si lograba mejor posici¨®n. La mejora, porque hasta hoy no ha habido incentivos para aplicarla. La prueba es que no ha funcionado.
?Por qu¨¦? Porque si no se comprometen todos, el coste del desestimiento o aquiescencia recae sobre el que cede. Sin igual compromiso por parte de los podemistas, los sociatas sangrar¨ªan en favor de aquellos; sin igual actitud de los ciudadanistas, los populares pechar¨ªan con la factura de la responsabilidad: que tantas veces pasa factura.
La propuesta Costas debe perfilarse m¨¢s, en aras del estricto esp¨ªritu de la democracia representativa de expresi¨®n parlamentaria: que gobierne la alianza que concite m¨¢s esca?os en el Congreso, y solo en su defecto, la lista respaldada por m¨¢s votos populares. Ese ser¨ªa un buen incentivo para macerar la cultura del pacto y edificar coaliciones de Gobierno, m¨¢s deseables que Gobiernos de minor¨ªa muy minoritaria.
F¨®rmulas as¨ª son sabias. Su problema es c¨®mo vencer la tentaci¨®n del ventajista free-rider (poliz¨®n) o el dilema nihilista del prisionero, cuando romper la baraja puede proporcionar mejores bazas aparentes. O sea: ?qui¨¦n pone el cascabel a ese gato, adem¨¢s de la presi¨®n social? Una discreta exhortaci¨®n del g¨¦nero a cargo del jefe del Estado ¡ªaunque en m¨¢s gen¨¦rico¡ª ?desbordar¨ªa su papel? O en su defecto, ?por qu¨¦ no una conjura de los presidentes salientes de Congreso y Senado? O... ?Propongan!
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