Piensen lo que piensen, voten
Los partidarios del 'Brexit' no est¨¢n exhortando a los brit¨¢nicos a inscribirse para votar, seguramente porque una mayor participaci¨®n favorecer¨¢ la permanencia. ?Acaso les da miedo la democracia?
La decisi¨®n de que Reino Unido permanezca o no en la UE puede estar en manos de neozelandeses, australianos y canadienses. Una de las numerosas peculiaridades del sistema electoral brit¨¢nico es que muchos ciudadanos de la Commonwealth que viven en Reino Unido tienen derecho a votar en el refer¨¦ndum, mientras que los franceses e italianos que llevan 30 a?os viviendo aqu¨ª, no. No tiene ning¨²n sentido, pero, como dec¨ªa Benjamin Disraeli, en Inglaterra no gobierna la l¨®gica, sino el Parlamento.
En cualquier caso, si tiene usted derecho a votar, sea joven o viejo, ingl¨¦s, escoc¨¦s, irland¨¦s o jamaicano, por favor, inscr¨ªbase para hacerlo. El plazo termina el martes, 7 de junio, a medianoche.
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Lo ¨²nico en lo que est¨¢n de acuerdo las dos partes de un debate cada vez m¨¢s enconado es en que esta es la decisi¨®n m¨¢s importante que van a tomar los brit¨¢nicos desde hace 40 a?os. Si creemos en el autogobierno democr¨¢tico, es obligatorio que acudamos a votar cuantos m¨¢s mejor. El autogobierno democr¨¢tico es un punto fundamental de la campa?a para el Brexit. De hecho, es su argumento m¨¢s noble, muy alejado del alarmismo sobre la inmigraci¨®n. En unos comicios que est¨¢n perdiendo a toda velocidad cualquier atisbo de respeto mutuo, me parece importante decir que en el bando favorable a la salida hay algunos, no reci¨¦n llegados como Boris sino euroesc¨¦pticos de toda la vida, que llevan a?os hablando de ello.
El 95% de los mayores de 65 a?os se han inscrito para votar, pero s¨®lo el 70% de los j¨®venes
Y, si el argumento central de los que quieren marcharse es que los brit¨¢nicos deben decidir democr¨¢ticamente sus leyes y su futuro, entonces son ellos quienes deber¨ªan insistir m¨¢s en que la gente se inscriba para votar. Pero resulta que pasa todo lo contrario. Los que est¨¢n exhortando a ejercer el derecho democr¨¢tico al voto son los partidarios de seguir en la Uni¨®n, mientras que sus adversarios guardan un extra?o silencio al respecto. No me extra?ar¨ªa que alguno de los m¨¢s fan¨¢ticos acuse al primer ministro de manipulaci¨®n desvergonzada, porque el Gobierno y la comisi¨®n electoral ¡ªtotalmente independiente¡ª est¨¢n gastando mucho dinero (6,4 millones de libras en el caso de la comisi¨®n) para animar a los votantes, especialmente a los j¨®venes.
El motivo del extra?o silencio de los del Brexit est¨¢ claro. Si en los pr¨®ximos d¨ªas se inscribe m¨¢s gente y el 23 de junio hay m¨¢s participaci¨®n, eso favorecer¨¢ seguramente a la opci¨®n de quedarse. Sobre todo si esos nuevos votantes son j¨®venes. Seg¨²n el ¨²ltimo recuento, las personas con derecho a voto que se han inscrito son aproximadamente el 95% de los mayores de 65 a?os, pero solo el 70% de los que tienen entre 20 y 24 a?os. Los de m¨¢s edad tienden a ser partidarios de marcharse, y los m¨¢s j¨®venes, de permanecer. Por tanto, siendo realista ¡ª?o c¨ªnico?¡ª, el bando del Brexit deber¨ªa querer que los mayores hagan su larga marcha hasta los colegios electorales y que los j¨®venes se dediquen a llenarse de pastillas y se vayan al festival de Glastonbury, que se celebra precisamente en esas fechas. En lugar de la mentira de que Gran Breta?a env¨ªa 350 millones de libras semanales a Bruselas, sus autobuses deber¨ªan llevar este lema: ¡°Acude, abuelo; rel¨¢jate, nieto¡±.
He hablado con la comisi¨®n electoral para intentar averiguar c¨®mo est¨¢n las cosas. Un minucioso estudio realizado en 2014 lleg¨® a la conclusi¨®n de que hab¨ªa alrededor de 7,5 millones de personas mal inscritas, el 15% del electorado. Desde entonces el nuevo sistema de inscripci¨®n electoral ha hecho que hayan desaparecido de las listas algunas personas y se hayan apuntado otras. Los que menos se inscriben suelen ser los j¨®venes, los que acaban de mudarse de domicilio y los que viven de alquiler (podemos aventurar que en estas dos ¨²ltimas categor¨ªas se incluyen muchos j¨®venes, aunque tambi¨¦n personas m¨¢s pobres que, seg¨²n los sondeos, estar¨ªan m¨¢s dispuestos a votar por el Brexit). Otro informe indica que en las elecciones generales de 2015 solo vot¨® el 43% del grupo de entre 18 y 24 a?os, frente al 78% de los mayores de 65. Incluso con el margen de error de las cifras, es una brecha de edad importante.
La campa?a de momento ha sido una mezcla entre una partida de mentiroso y una ri?a de bar. Pero todav¨ªa hay tiempo para mejorarla
Una pregunta interesante pero imposible de responder es hasta qu¨¦ punto esa abstenci¨®n es fruto del azar y de la apat¨ªa, de cambios de domicilio sin darse cuenta de que hay que inscribirse, o m¨¢s bien una exhibici¨®n activa de partidismo. Incluso entre mis alumnos de Oxford, que no son precisamente el grupo m¨¢s desfavorecido del pa¨ªs, me encuentro con muchos que dicen que ¡°si el voto cambiara las cosas, lo abolir¨ªan¡±: piensan que la pol¨ªtica es cosa de unas ¨¦lites remotas e interesadas y que el verdadero poder lo tienen las grandes farmac¨¦uticas y Google. Adem¨¢s, aunque mis estudiantes son mayoritariamente partidarios de que Reino Unido permanezca en la UE, hay muy pocos que se sientan enardecidos por el tema.
Algunas de las medidas dirigidas a los j¨®venes recuerdan a una abuelita poni¨¦ndose una minifalda de cuero. David Cameron ha utilizado Tinder, la aplicaci¨®n de citas, para convencerlos. Una campa?a publicitaria llamada #votin (votin.co.uk) utiliza una jerga supuestamente juvenil mientras una chica se sumerge en el oc¨¦ano. Es de verg¨¹enza ajena, y m¨¢s bien condescendiente.
Pero no me parece mal que una organizaci¨®n llamada Bite the Ballot (muerde la papeleta), que asegura que en las ¨²ltimas elecciones ayud¨® a inscribir a 500.000 personas, haya lanzado una campa?a para que se apunte la gente antes de que acabe el plazo. Unos estudiantes de Oxford tienen una p¨¢gina de Facebook, Pledge2Reg, en la que la gente deja fe de que se ha inscrito. Ofrecen recompensas como 150 donuts y la visita de un cami¨®n de helados para los colleges con m¨¢s inscritos. Yo he a?adido a los donuts un premio de 500 libras al college de Oxford que tenga mayor porcentaje de alumnos inscritos para votar seg¨²n la oficina electoral de la ciudad (un criterio dudoso, lo s¨¦, porque muchos estar¨¢n inscritos en sus domicilios familiares, pero no se nos ha ocurrido nada mejor).
No voy a negar que espero que esos estudiantes voten por la permanencia, pero les aseguro que prefiero que voten por la salida a que se abstengan. Pase lo que pase, este debe ser un gran momento para la democracia deliberativa, igual que lo fue el refer¨¦ndum sobre la independencia escocesa en 2014. Hasta ahora, la campa?a de la consulta del Brexit ha sido una mezcla entre una partida de mentiroso y una ri?a de bar. Pero todav¨ªa tenemos 20 d¨ªas para mejorarla. @fromTGA
Timothy Garton Ash es profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su nuevo libro, Free Speech: Ten Principles for a Connected World, se publicar¨¢ en primavera.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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