Ese gran problema global en el que seguro que no est¨¢s pensando
Por Mar¨ªa Jos¨¦ Agejas @mjagejas, periodista de Oxfam Interm¨®n, desde Bangui.
En Djondjol (centro de Chad) todas las casas tienen letrina propia, y el pozo est¨¢ limpio. La vida ha cambiado. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Interm¨®n
Cuando o¨ªmos hablar del d¨ªa del retrete muchos occidentales disimulamos una risita torpe, fruto de nuestra incomprensi¨®n de la magnitud del fen¨®meno de la defecaci¨®n al aire libre. Pero la realidad deber¨ªa helarnos la sonrisa: mil millones de personas defecan al aire libre, y sus heces contienen un gran n¨²mero de g¨¦rmenes que, al viajar hasta la comida (por el viento o gracias a las moscas y otros insectos) causan una larga lista de enfermedades: c¨®lera, tifus, hepatitis, polio, diarrea, par¨¢sitos intestinales, reducci¨®n del crecimiento f¨ªsico, desnutrici¨®n o afectaci¨®n de las funciones cognitivas.
El perjuicio econ¨®mico es tambi¨¦n inmenso: p¨¦rdida de productividad por absentismo laboral, p¨¦rdida de tiempo (cada persona que defeca al aire libre pierde cada a?o dos d¨ªas y medio buscando el lugar apropiado), costes m¨¦dicos o costes imputables a las muertes prematuras de menores.
En algunos pa¨ªses africanos, las diarreas est¨¢n entre las principales causas de muerte de menores de 5 a?os. En la Rep¨²blica Centroafricana s¨®lo el 22% de los hogares tiene letrinas. El resto se las apa?a como puede.
Uno de los experimentos m¨¢s exitosos para enfrentarse a este problema se llama Santolic (saneamiento total liderado por la comunidad). El instrumental: papel y carboncillo, muchas preguntas y herramientas para cavar. Coste: pr¨¢cticamente cero euros.
¡°Es una aproximaci¨®n a la comunidad para animarles a hacer que tomen en sus manos la situaci¨®n en materia de higiene y de saneamiento en sus hogares¡±, explica Romuald Bokono, asistente de promoci¨®n de higiene p¨²blica de Oxfam Interm¨®n. ¡°Se trata de animarles, de llevarles a comprender el riesgo de defecar al aire libre¡±.
Oxfam Interm¨®n y otras organizaciones aplican este m¨¦todo en sus programas de agua y saneamiento en la Rep¨²blica Centroafricana. La idea es lograr que los habitantes de los pueblos (el m¨¦todo es eficaz en comunidades de alrededor de 500 habitantes) analicen colectivamente su situaci¨®n sanitaria, las consecuencias de la defecaci¨®n al aire libre y pongan ellos mismos manos a la obra para solucionar el problema.
La marcha de la verg¨¹enza funciona as¨ª: el equipo de promotores llega a la comunidad en cuesti¨®n y, sin desvelar su prop¨®sito ¨²ltimo, empieza a hacer preguntas: ?cu¨¢ntos sois? ?d¨®nde est¨¢ la casa del alcalde? ?d¨®nde la escuela? ?cu¨¢ntas letrinas hay en el pueblo? ?d¨®nde defecan los que no tienen letrina? Entre todos dibujan un mapa en el que muestran d¨®nde est¨¢ la Iglesia, la escuela, la casa del alcalde¡ y d¨®nde los lugares en los que se suele aliviar el paisanaje.
Despu¨¦s comienza lo que algunos denominan ¡°la marcha de la verg¨¹enza¡±. Los vecinos no lo saben, pero sus vidas est¨¢n a punto de cambiar. Mapa en mano, siempre sin desvelar sus intenciones, los t¨¦cnicos piden conocer el pueblo, acompa?ados del alcalde y de los vecinos. Todo va bien mientras recorren los principales puntos de la peque?a localidad: aqu¨ª nos reunimos en asamblea, aqu¨ª est¨¢ el mercado¡ Como distra¨ªdos, los t¨¦cnicos utilizan el mapa para llevar a los vecinos hasta una caca.
¡°?Ah, qu¨¦ asco!¡±, dicen algunos vecinos, haci¨¦ndose los sorprendidos. ¡°?Qu¨¦ verg¨¹enza!¡±, dicen otros. Con la deposici¨®n por testigo, el equipo vuelve al ataque con las preguntas: ?cre¨¦is que la defecaci¨®n al aire libre puede contaminar a la poblaci¨®n? ?comer caca es bueno o malo? ?y qu¨¦ decisi¨®n pod¨¦is tomar? Cuando llega esta ¨²ltima pregunta, la decisi¨®n ya est¨¢ interiorizada: ¡°construir letrinas¡±, responden los vecinos.
Las mujeres son grandes aliadas para lograr el ¨¦xito del sistema. Romuald nos lo explica: ¡°durante la marcha, si encontramos una caca, provocamos un debate y explicamos que en el momento en el que una mujer deja la casa para ir a defecar al bosque corre el riesgo de agresi¨®n sexual, y tambi¨¦n de ser picada por un escorpi¨®n o quiz¨¢ una serpiente. Cuando damos estas explicaciones a veces las mujeres se enfadan con sus maridos, les amenazan por no querer construir una letrina para ellas y sus hijos¡±.
Cuando los vecinos est¨¢n convencidos, se trata de echarles una mano con las herramientas para cavar las letrinas. Nada m¨¢s. Los materiales de construcci¨®n (maderas, cuerdas, adobe¡) y por supuesto la mano de obra deben de ser provistos por el pueblo, que de esta forma llevar¨¢ a cabo la tarea de una manera pr¨¢cticamente aut¨®noma.
El m¨¦todo parece tan simple que cuesta creer que funciona, pero as¨ª es. Se utiliza desde que lo ide¨® un experto llamado Kamal Kar en Bangladesh en 1999. Desde entonces se ha extendido por Asia, Africa y Am¨¦rica Latina. Al menos a Romuald, el m¨¦todo nunca le ha fallado. ¡°Nunca me han echado diciendo que no me quer¨ªan escuchar. Y como centroafricano¡±, nos dice convencido, ¡°siento que es un plus en mi vida¡±.
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