Aparcados en el Primavera Sound sin querer salir
De la mano de Heineken disfrutamos del escenario m¨¢s exclusivo y con la programaci¨®n m¨¢s ecl¨¦ctica del evento barcelon¨¦s
Por tercer a?o consecutivo, Heineken presentaba en el Primavera Sound su Hidden Stage, un escenario al que se accede tras previa recogida de una invitaci¨®n en una caseta sita en el recinto del evento. Su capacidad es solo para 600 personas, est¨¢ ubicado en un parquin y decorado como una suerte de jard¨ªn mediterr¨¢neo. Horas antes del arranque de los fastos, que este a?o congregaron a una media de 55.000 personas por jornada, Pablo Soler, uno de los organizadores, nos contaba que la idea de este escenario ¡°es recuperar un poco el esp¨ªritu original del Primavera, m¨¢s reducido y con un halo especial. El festival se ha hecho muy grande, pero no renunciamos a ofrecer este tipo de experiencias, que enriquecen la programaci¨®n¡±.
Es innegable que el evento ha crecido hasta l¨ªmites insospechados hace una d¨¦cada. Por eso es de agradecer que uno pueda ver a Lee Ranaldo, Los Hermanos Cubero, Lush, Bob Mould o Cat¡¯s Eyes en un espacio peque?o, a cubierto y con facilidad para maniobrar, ya sea para sacar el m¨®vil o para acercarse a la barra.
Los conciertos (seis en total) tuvieron lugar entre las cinco de la tarde y las ocho y media. Fue un verdadero regalo poder ver el retorno de Peaches de esta forma, con la mujer igual de loca y l¨²brica que siempre, acompa?ada por unos bailarines disfrazados de vagina y ella ataviada de ¨¢ngel exterminador rosa. Bob Mould aterriz¨® solo acompa?ado de su guitarra el¨¦ctrica y su brillante nuevo disco, Patch the sky. El exl¨ªder de H¨¹sker D¨¹ llevaba en Barcelona desde hac¨ªa d¨ªas y le hab¨ªa dado tiempo de comer bien, redescubrir la ciudad e incluso ir al MACBA a disfrutar de la exposici¨®n sobre el punk que ah¨ª se puede ver estos d¨ªas. Su concierto fue puro nervio. No contento con eso, el tipo se enfrent¨® a la audiencia del Beach Club, el nuevo espacio que el evento estrenaba este a?o y que era como un festival pegado al festival. Ah¨ª ejerci¨® como dj. ¡°Pincho house, pero algo tranquilo, nada de pu?os al aire¡±, aclaraba el hombre.
Pero el momento cumbre de estos d¨ªas en este peque?o oasis fue el show de Cat¡¯s Eyes. El d¨²o formado por Faris Badwan (The Horrors) y la soprano Rachel Zeffira llegaba para mostrar en directo su nuevo trabajo, el fant¨¢stico Treasure island. Aparte de ellos dos, sobre el escenario cuatro inquietantes posadolescentes de voces angelicales y aspecto intimidante. Cuando alguien arranca un concierto con la m¨²sica de Twin Peaks sabes que nada puede salir mal.
Es curioso, como en esta ¨¦poca en la que m¨²sica grabada parece cada vez a consumirse en formatos m¨¢s comprimidos y poco n¨ªtidos y a trav¨¦s de dispositivos no concebidos para reproducir m¨²sica, como los tel¨¦fonos m¨®viles, sea la experiencia del directo ¨Canta?o una loter¨ªa: de cada tres conciertos sonaba bien medio- donde se haya refugiado la alta fidelidad. Como todo el festival, el Hidden Stage sonaba como el mejor equipo de m¨²sica. La calidez y autenticidad del directo de la mano de la precisi¨®n de lo enlatado.
La idea de Hieneken para esta experiencia en el Primavera Sound y para otros festivales que tendr¨¢n lugar este verano y en los que tambi¨¦n est¨¢ involucrada la marca es, seg¨²n sus portavoces: ¡°Invitar al p¨²blico a expandir su universo musical y abrirse a nuevos estilos, para vivir al m¨¢ximo la experiencia alrededor de la m¨²sica en directo. Heineken Hidden Stage se presenta as¨ª como un observatorio de bandas, tanto del panorama nacional como del internacional, unidas por un denominador com¨²n: la singularidad de sus propuestas¡±. Y eso se logra solo con un espacio singular como este y con una programaci¨®n que a¨²ne viejas glorias del indie, j¨®venes realidades de lo underground, madrinas del electroclash, d¨²os de folk ib¨¦rico o renacidas perlas del shoegaze. Todo esto se vio y se vivi¨® en un parquin del Primavera Sound.
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