Ben Brooks: "Si no fuese escritor estar¨ªa bebiendo en un parque"
Con 'Crezco' y 'Lolito' se convirti¨® en un acontecimiento literario, pero el joven escritor ingl¨¦s, que ahora publica 'Hurra', no se considera un autor "serio". Prefiere grabar su historia personal en tatuajes a acumular posesiones. Y, sobre todo, beberse la vida
Ben Brooks nunca tuvo que ocultar sus brazos en casa cuando empez¨® a tatuarse. "Este fue el primero, un regalo de mi madre por mi 18? cumplea?os", explica el escritor brit¨¢nico mientras se remanga la camisa y empieza a mostrar buenas dosis de tinta. "Mi madre tambi¨¦n tiene bastantes. Incluso en la cabeza". El autor de Crezco, el libro con el que se dio a conocer en medio mundo en 2011, con apenas 19 a?os, tiene un desapego casi cong¨¦nito a lo material.
Suele regalar los libros cuando los termina, y sus ¨²nicas posesiones permanentes son una mochila (normalmente vac¨ªa) y el port¨¢til en el que escribe. Quiz¨¢s por eso utiliza su piel para reflejar sus pasiones. "Este de aqu¨ª es del libro Las cajas de luz, de Shane Jones. Este otro, de Cuna de gato, de Kurt Vonnegut. Aqu¨ª tengo al Capit¨¢n Scott, la segunda persona en llegar a la Ant¨¢rtida¡", cuenta mientras repasa sus brazos.
Como una biograf¨ªa gr¨¢fica, su epidermis tambi¨¦n refleja sus primeras obsesiones literarias ("este es el s¨ªmbolo de las reliquias de la muerte, de Harry Potter") y algunas de las posteriores ("estas dos letras significan Don¡¯t try, que est¨¢ escrito en la tumba de Bukowski"). Incluso destapa su gemelo para mostrar el resultado de aquella ocasi¨®n en la que se dej¨® tatuar por sus fans en Barcelona: unos puntos poco m¨¢s grandes que unos picotazos. "Me pareci¨® divertido dejar que gente al azar decidiese algo que iba a llevar en mi cuerpo para siempre", justifica. "?Si estaba asustado? No, iba bastante borracho. Pero dol¨ªa, la gente apretaba mucho".
Son apenas las once de la ma?ana en La Casa Encendida, donde Brooks ha participado d¨ªas antes en el Festival Primera Persona, pero el escritor de 24 a?os bebe alternativamente cerveza y un caf¨¦ con un generoso chorro de vodka de la botellita que lleva consigo. En efecto, en su caso resulta imposible no llevar a cabo esa identificaci¨®n entre creador y personajes que tanto molesta a otros autores. "No me importa, para nada", admite. "Cada uno de mis protagonistas es como una versi¨®n de m¨ª mismo. Soy bastante vago, y eso es lo m¨¢s sencillo de escribir para m¨ª".
Leer sus libros, por tanto, supone conocerle un poco. Tambi¨¦n, asistir a altas dosis de aparente apat¨ªa, personajes con mucho tiempo libre, una conexi¨®n a Internet, familias desastrosas y bastante alcohol barato a su disposici¨®n. Lo que Brooks no parece dispuesto a hacer es analizar su obra. En Hurra, su ¨²ltimo t¨ªtulo publicado en espa?ol por Blackie Books, parte del suicidio de una hermana ¡ªla suya real, cuenta, est¨¢ perfecta¡ª pero sostiene que no es una decisi¨®n consciente: "En realidad, no recuerdo por qu¨¦ eleg¨ª ese tema".
Igualmente, rechaza tomarse su carrera de escritor demasiado en serio. "No puedo evitar pensar que los de los dem¨¢s son libros 'propiamente dichos', y los m¨ªos son simplemente mis libritos est¨²pidos", confiesa. ?Por qu¨¦, entonces, alguien querr¨ªa editarlos, y otros muchos leerlos? "Las portadas tienen colores bonitos. Son objetos agradables. No lo s¨¦", replica con algo que parece m¨¢s sinceridad desarmante que pose autoir¨®nica. Por tanto, no resulta extra?o cuando confiesa que, si no se dedicase a escribir, "probablemente estar¨ªa bebiendo en un parque". "Todo el mundo bebe en mi casa. Mi madre tambi¨¦n. Simplemente, bebemos".
Mientras se rasca la pierna en algo parecido a un tic, entre trago y trago, se anima a expandir un poco m¨¢s su discurso. "Los primeros libros que escrib¨ª eran muy extra?os, nadie habr¨ªa querido comprarlos. Cuando hice un esfuerzo por escribir un libro 'normal', me sali¨® Crezco. En un sentido, he ido hacia atr¨¢s". Explica que su editor ingl¨¦s rechaz¨® publicar Hurra ("me dijo que el lector no se iba a sentir identificado, que la gente no viv¨ªa as¨ª") y que tambi¨¦n le ha devuelto otros manuscritos. "Le parecieron demasiado raros. Uno de ellos hablaba de un t¨ªo muy rico que conoce a un hombre muy peque?o, se emborrachan juntos y comienzan un viaje a trav¨¦s de Inglaterra donde se van encontrando a criaturas m¨¢gicas todo el rato".
Con la charla casi acabada, Ben explica que, despu¨¦s de pasar temporadas en Barcelona ("all¨ª aprend¨ª a pensar m¨¢s en los dem¨¢s. Era bastante capullo antes") y asentarse en Berl¨ªn, ha vuelto temporalmente a su Gloucestershire natal, escenario habitual en sus novelas. "Nadie quiere quedarse all¨ª, nunca pasa nada". Si ha regresado es por motivos familiares: "Me quedar¨¦ all¨ª hasta que mi madre muera. Est¨¢ enferma", suelta a bocajarro, aun intentando quitarle gravedad a la situaci¨®n. Dan ganas de darle un abrazo y decirle al o¨ªdo que todo va a salir bien. Aunque, al menos en esta ocasi¨®n, sea mentira.
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