La diferenciaci¨®n de los j¨®venes
La herida causada por la Gran Recesi¨®n a las nuevas generaciones les empuja a buscar referentes que no se parezcan a los de sus mayores. Y la tecnolog¨ªa les dota de herramientas para compartir frustraciones y definir nuevas identidades
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Periodistas, pol¨ªticos, grandes empresarios y banqueros recurren con frecuencia a soci¨®logos en busca de luz en un camino que, de pronto, se les ha hecho demasiado oscuro. En una sociedad tan cambiante y revuelta, proliferan las consultas a los institutos demosc¨®picos, con el fin de entender c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª y qu¨¦ nos espera. En los ¨²ltimos tiempos, en el repertorio de preguntas siempre hay una que no falta: ?qu¨¦ les pasa a los j¨®venes?
Los j¨®venes han emprendido un camino de diferenciaci¨®n, adoptando preferencias pol¨ªticas que pueden ser de izquierdas o de derechas, radicales o moderadas, pero que tienen todas ellas en com¨²n el distinguirse de lo que, en cada pa¨ªs, defienden sus mayores. Se podr¨ªa pensar que el empe?o por diferenciarse de los padres es un rasgo caracter¨ªstico de la juventud. Sin embargo, aunque es cierto que los j¨®venes suelen protagonizar las transformaciones sociales, lo que estamos presenciando en Espa?a y en otras democracias va m¨¢s all¨¢. En nuestras sociedades los j¨®venes han pasado de ser precursores a convertirse en antagonistas: m¨¢s que explorar nuevos recorridos, buscan transitar hacia destinos contrarios.
Otros art¨ªculos de la autora
En Reino Unido, por ejemplo, una encuesta de YouGov para el refer¨¦ndum del pr¨®ximo 23 de junio sobre la salida de la Uni¨®n Europea (el denominado Brexit) revela que el 75% de los j¨®venes de entre 18 y 24 a?os (descontando a los indecisos y potenciales abstencionistas) prefiere la permanencia, mientras que entre los mayores de 65 ¨²nicamente lo desea el 33%.
En Francia, un sondeo de Ipsos/Steria para las elecciones europeas mostraba que el Frente Nacional era la fuerza pol¨ªtica favorita entre los j¨®venes de entre 18 y 34 a?os, mientras que entre los mayores de 60 el partido de extrema derecha se situaba como segunda fuerza pol¨ªtica. En Estados Unidos, en los ¨²ltimos 40 a?os nunca se hab¨ªa producido una brecha generacional tan abrupta como la que se registr¨® en 2012, con un 60% de j¨®venes de entre 18 y 29 a?os votando a Obama, frente al 44% de mayores de 65 a?os que apoy¨® al presidente dem¨®crata.
En Espa?a la quiebra del bipartidismo no se habr¨ªa desencadenado de no ser por los j¨®venes, quienes mayoritariamente optan por Podemos, ahora Unidos Podemos. Y, aunque el partido emergente logra considerables apoyos en los grupos de edad que van hasta los 55 a?os seg¨²n el CIS (encuesta presencial) y hasta los 65 a?os seg¨²n MyWord (encuesta online), lo cierto es que son los j¨®venes de entre 18 y 34 a?os los que se muestran m¨¢s partidarios de la coalici¨®n que lidera Pablo Iglesias. Esta realidad no hace sino confirmar la fractura generacional que avanc¨¦ en el art¨ªculo que public¨® este diario en julio de 2012, con el t¨ªtulo de Regreso del futuro, anticipando el surgimiento de un partido muy similar a Podemos.
Seis de cada diez j¨®venes creen que en el futuro tendr¨¢n una situaci¨®n econ¨®mica peor que la de sus padres
Por otro lado, la derecha espa?ola no se ha librado del cambio de preferencias de los j¨®venes: entre las personas de 18 a 34 a?os, al igual que entre los que tienen entre 35 y 44 a?os, un partido como Ciudadanos, que fue la cuarta fuerza pol¨ªtica el 20-D, logra ni m¨¢s ni menos que empatar con el PP. No cabe descartar que el partido de Albert Rivera se convierta en el futuro en la nueva marca del centroderecha espa?ol.
La b¨²squeda de identidades propias trasciende el comportamiento electoral. Los j¨®venes espa?oles, a diferencia de sus mayores, ya no se definen mayoritariamente como conservadores o socialistas: ellos son sobre todo liberales o progresistas. Adem¨¢s, los partidos emergentes, aunque en distinta medida, logran penetrar en ambas categor¨ªas, rompiendo la r¨ªgida divisi¨®n tradicional de la pol¨ªtica espa?ola. Los j¨®venes son tambi¨¦n menos espa?olistas y menos centralistas que las generaciones de sus padres y abuelos.
?Por qu¨¦ ese empe?o de los j¨®venes en diferenciarse? En Reino Unido, por ejemplo, lo que m¨¢s explica que los j¨®venes tengan intenci¨®n de optar por la permanencia en la Uni¨®n Europea son las consecuencias que una salida podr¨ªa tener en el empleo, la inversi¨®n y la econom¨ªa, frente a razones como el derecho de Reino Unido a actuar con independencia, que tienen menos peso. Igualmente, en las elecciones regionales francesas, el empleo constituy¨® el motivo principal ofrecido por los j¨®venes a la hora de dar cuenta de su voto.
En Estados Unidos la situaci¨®n de las personas de entre 18 y 34 a?os no es tampoco id¨ªlica. Seg¨²n el Pew Research Center, el porcentaje de j¨®venes que vive con sus padres ha aumentado del 20% en 1960 al 32,1% en 2014. De hecho, estar¨ªamos ante la primera generaci¨®n de j¨®venes en 130 a?os de historia que es ligeramente m¨¢s probable que viva con sus padres a que lo haga con su c¨®nyuge o pareja.
No se definen como conservadores o socialistas: sobre todo son liberales o progresistas
En Espa?a los j¨®venes son, sin parang¨®n con otras generaciones, los que m¨¢s han sufrido los estragos de la recesi¨®n, el paro, la precariedad y la contracci¨®n salarial. De ah¨ª que, seg¨²n un estudio de MyWord de 2015, 6 de cada 10 j¨®venes crean que en el futuro tendr¨¢n una situaci¨®n econ¨®mica peor que la de sus padres.
Los da?os de la crisis han tenido graves consecuencias para el conjunto de la sociedad y especialmente para las nuevas generaciones. Una de las m¨¢s preocupantes es la ca¨ªda de la confianza social. En 2015, seg¨²n datos de MyWord, el 39% de los millennials espa?oles (entre 18 y 32 a?os) dec¨ªa confiar poco o nada en los dem¨¢s, mientras que entre los de m¨¢s de 56 a?os la desconfianza no pasaba del 23%. Las series hist¨®ricas del CIS corroboran que, en el pasado, otras generaciones de j¨®venes no han sido m¨¢s desconfiadas que sus mayores. Es el joven que ha vivido la Gran Recesi¨®n el ¨²nico que muestra patrones de desconfianza muy superiores a los de otras cohortes de edad. La falta de confianza interpersonal se agudiza, adem¨¢s, entre aquellos que viven situaciones m¨¢s vulnerables. De la falta de confianza interpersonal o de capital social nace el recelo que muestran los j¨®venes hacia la pol¨ªtica tradicional (como tambi¨¦n hacia las grandes empresas). La herida que les ha causado la crisis les empuja a mirar en otras direcciones, en busca de nuevos referentes, que no se parezcan en nada a aquellos que tuvieron sus padres.
La pregunta que debemos hacernos, por tanto, no es qu¨¦ les pasa a los j¨®venes, sino m¨¢s bien qu¨¦ se les ha hecho (o qu¨¦ les hemos hecho) a los j¨®venes. Y la respuesta parece clara: a muchos se les ha privado de las oportunidades que deb¨ªan haber tenido, situ¨¢ndolos en los m¨¢rgenes, incluso excluy¨¦ndolos. A la vez, la revoluci¨®n tecnol¨®gica les ha dotado de herramientas para compartir frustraciones, as¨ª como para definir nuevas identidades. Los j¨®venes han emprendido un proceso de diferenciaci¨®n forzado y lo est¨¢n haciendo de forma colectiva, esto es, como generaci¨®n.
Bel¨¦n Barreiro es soci¨®loga, fundadora y directora de MyWord y expresidenta del CIS.
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